CAPITULO 34 NUESTRO LUGAR ESTA LIGADO A DONDE PERTENECE NUESTRO CORAZON

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Tan pronto entraron al club Hana se zafó del brazo de Ashraf siendo recibidos por una anfitriona que les dio una grata bienvenida y los guio hacia un área íntima con lámparas y telas color fucsia colgando de los techos, las paredes estaban decoradas con tapices simbólicos a Arabia.

Había una mesa larga de patas cortas con mantelería multicolor, en la cual había candelabros de bronce con velas encendidas y una variedad de entremeses de la gastronomía árabe, los asientos eran cojines de diversos colores, todo muy al estilo oriental.

La música de fondo era de Tarkan, cantante turco de fama mundial.

Detallo más allá una pista de baile con luces tenues multicolores que se desprendían del techo y estaba un Dj encargado de la música.

Hana no pudo evitar esbozar una sonrisa de felicidad pues era su ambiente, era tener un pedacito de su cultura en una noche.

Tomaron asiento uno al lado del otro siendo el ambiente tan íntimo que ella se sintió cohibida.

- Hemos sido los primeros en llegar-señalo el lo obvio y pregunto-¿quieres tomar algo mientras esperamos?

- No

Ashraf que había cambiado de humor al notar esa felicidad que le provocaba aquel lugar a Hana así lo intentara disimular, le sugirió:

- Baja la guardia esposa

- No me llames así- le exigió perturbada.

Ashraf le sirvió una copa de un líquido ambarino y puntualizo.

- Y eso cambiara la realidad.

Hana se mordió el labio con fuerza tratando de controlar ese cumulo de emociones contradictorias que estaban haciendo mella en su sistema nervioso, alzo la vista al techo, observando las enormes lámparas de cristales en forma de esferas de luces monocromáticas.

Suspiro frustrada y devolviéndole la mirada con sinceridad manifestó:

- Me siento francamente agotada emocionalmente.

Ashraf alargo una mano a su mejilla y sopeso por un instante el que recibiría un rechazo, que Hana se alejaría o lo miraría con odio, pero fue como llegar a un lugar de reposo después de vagar cien mil años, cuando vio en su mirada un sentimiento que lo incitaba a seguir intentando ganarse el corazón de su esposa.

- Sin embargo no puedes ocultar que te gusta este lugar-señalo el complacido- Hana por más que quieras creerlo, tu no perteneces a este lugar, este país con su cultura, forma de vivir y con conceptos tan diferentes a los nuestros, eres como yo, estudie en Alemania, me radique unos años en Nueva York, viví en Londres, Rusia, Bélgica y Brasil, he visitado muchos países y conocido sus cultura, gastronomía, pero mi corazón está ligado al lugar donde nací, allí pertenezco, mi corazón, mi alma, mi vida.

Ella se abstuvo de comentar cuando reconocía que el había dicho una gran verdad, ¿cómo podía conocerla tanto? había llegado a lo más profundo de su esencia.

Ashraf se puso más serio pero sin dejar de mirarla a los ojos, se inclinó ligeramente hacia ella y le dedico una sonrisa fácil y continuo abriendo su corazón y su alma con aquella mujer que representaba su vida entera.

- Hace poco dijiste que aun con mi dinero era digno de lastima por no tener suerte en el amor y es cierto, mi primer amor Aysel era como tú en muchos aspectos, ella tenía sueños, quería conocer otro mundo, quería otra vida, estudio en Paris y se enamoró de ese país al punto que me puso en una disyuntiva, si la amaba debería seguirla, dejar mi país, mis costumbres, mi vida por perseguir sus sueños.

Hana; hacia la libertad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora