"El Príncipe Negro y La Princesa de Nieve"

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Era una noche oscura, un joven estaba sentado en un ventanal, observando la noche, las estrellas le regalaban su brillo, el sonreía y suspiró leve para después bajar el rostro.

De repente se escuchó que la puerta de aquella habitación se abrió, entraron 2 pequeños niños, uno de cabello negros, algo alto, Delgado, piel blanca y enormes ojos que brillaban con la boca luz que entraba por aquel ventanal y tras el un niño un poco mas bajo, Delgado pero sus cabellos eran café/gris y blancos, ambos se jaloneaban un poco y interrumpieron la paz del mayor.

-Papá!!! Oye papa!!! -dijo aquel pequeño pelinegro

_Que te e dicho de llamarme así enano...-dijo el mayor con algo de fastidio para después voltear a verlos alzando una cena-

-Osh sabes que lo digo de broma! Es que este tonto no me cree sobre la historia del Príncipe Negro y La princesa de Hielo...

>Oye! No me digas idiota! Y verdad que no es cierta verdad Tio! -Debatió el más bajito mientras sus ojos algo azules se cerraban y sonreía cantando victoria-

-Si es verdad tarado...-suspiro pesado- si es todo podri...

-¡¡¡CUÉNTALA CUÉNTALA PAPA!!!! -dijo aquel pelinegro que se acercó a jalar la sudadera negra del más alto-


- QUE NO ME LLAMES ASÍ! Y la contaré sólo si prometen dejar de molestar- medio grito el otro para después verlos serio-

El más alto río pues había logrado su cometido para después ambos aceptar el trato, aquel mayor se acomodó en su lugar para después ver como los niños se acomodaban en la cama para poder escucharlo atento.

Suspiro un poco y miro de nuevo a la ventana y observó el cielo mientras comenzaba a contar aquella historia...

[...]

Hace años, existía en un reino en medio de un bosque... una bella y joven princesa, su cabello era largo y castaño claro, sus ojos eran verdes como las hojas de los arboles en una hermosa primavera, a aquella princesa le gustaba salir del castillo para saludar a los habitantes del reino, todos se conocían entre sí y la princesa recordaba cada uno de sus nombres, un dia la princesa decidió alejarse un poco del reino y pasear por el bosque... todo era hermoso, podía escuchar los pajarillas cantar y la brisa del viento. Pero ese día algo extraño sucedió de repente escucho unos quejidos, sin dudarlo fue hasta ellos y ahí lo encontró, entre los arbustos encontró a un niño algo mayor que ella, bastante delgado y pelo negro y con algunos rasguños, la princesa se sorpendio y se acercó a el sin importarle que su vestido se atorara en las ramitas de los arbustos.

-Oh! Estas bien!? -trato de ayudarlo a sentarse y aquel joven negó un poco-


_No... auch...gracias...-al ver a la niña un ligero sonrojo apareció en sus mejillas y miro a otro lado haciendo un leve puchero-

-Pero que te a pasado, ven te llevaré a mi casa y te cuidaré... -la princesa sin dudarlo lo ayudo a levantarse y comenzó a caminar sin esperar a recibir un "Pero" por respuesta

_Ah oye...espera...auch...-al sentir aquel apoyo sólo sonrió y camino para después ver el vestido y los zapatos de la menor y abrir los ojos amplio- Oh no tu ropa está sucia!

-Jeje no importa tengo mucha... tu no te preocupes , mi nombre es Alyson... y tu...? Como te llamas -la princesa siguió caminando sin soltar a aquel chico-

_Ah... no tengo nombre...-bajo la cara algo avergonzado para después escuchar como la princesa soltaba una risilla-

-No te preocupes te diré...Shadow! Ya que ya que tu cabello es negro como una sombra! -rió la joven y siguió caminando, mientras el chico sonreía y continuaba caminando-

Al llegar al reino, ambos fueron muy cuidadosos para que nadie los viera o la princesa estaría en problemas.
Lograron llegar al castillo, ambos fueron al ático, no se preocuparon mucho porque los descubrieran ya que los padres de la chica no estaban en casa normalmente, ya ahí la princesa curo con cuidado las heridas de aquel chico y le regaló ropa vieja que su padre ya no usaba.
El chico agradeció y estaba apunto e irse pero la princesa no lo dejo, logró convencerlo de vivir ahí, así ella no se sentiría sola, aquel joven acepto con la condición de que ayudaría en lo que pudiera, ella aceptó y cerraron la promesa con un enorme abrazo.

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