El Tiempo

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Los tres nos fuimos a la casa de Einee. Por suerte no teníamos más clases ese día (las prácticas empezarán la otra semana). Sus padres estaban trabajando, eso ayudó ya que entré llorando desconsoladamente.

—Él no lo vale —me dice Sam abrazándome en el sillón. Einee ha ido a preparar un té de manzanilla para relajarme.

—Lo sé, es una mierda, lo peor es haber estado con él un año, ¡Un año! ¡Quizá con cuántas más me engañó!

Me causa repulsión pensar en mi ex novio, pensar en las veces que me besó, en las veces que me dijo que era única y especial. Yo estaba demasiado enamorada y le creía todo.

—¿Qué quieres hacer? Podríamos ayudarte a vengar esto. —dice Einee ofreciéndome una taza con el té caliente. Tengo conocimiento de las venganzas que practica Einee, ella se ha encargado que sus ex novios sufran, yo no haría eso.

—Ya sabes que odio la venganza, pero a veces me dan unas ganas de hacerlo, aunque sé que eso le subiría el ego, se creería importante.

—Debes eliminarlo de tu vida, no le hables más, bloquéalo en todas tus redes sociales y comienza a quererte un poco más, sale y disfruta. —dice mi amiga.

—Lo haré.

El teléfono de Einee sonó en el segundo piso y ella desapareció por unos minutos.

—Si quieres comer algo, la cocina es tuya —me grita desde el segundo piso y le agradezco.

Con Sam vamos a la cocina, urgamos en el refrigerador hasta que nos decidimos por comer un trozo de pastel y nos sentamos en el desayunero.

—No entiendo por qué me hizo esto —le digo a Sam y sin detenerme a pensarlo tomo aire y le digo— Pero supongo que el tiempo se encargará de borrarlo—Sam desvió la mirada de la misma forma que lo había hecho hace tiempo, acabo de hacerle recordar algo que parecía olvidado.

Dos años atrás.

Sam y yo habíamos discutido. Yo estaba enfadada por su extraña forma de actuar los últimos días. Sacando mis conclusiones había llegado a que él estaba celoso de un amigo que tenía llamado Jorge.

Sam se negaba a salir conmigo y a veces no me respondía los mensajes, otras veces me llamaba entusiasmado, y otras ni siquiera me prestaba atención en el colegio.

Aquel día lo encontré caminado en la calle, muy temprano. Ambos íbamos a clases.

Corrí para alcanzarlo, era la oportunidad para hablar, le tomé del brazo y lo detuve.

—Sam, dime qué te sucede, ya no soporto que estés así conmigo. —Él me miró en silencio, sus ojos estaban inseguros, buscaban algo en mi mirada. — ¿Vas a decir algo?

—Perdóname, he actuado como un idiota. —se quitó los lentes y los metió a su bolsillo, pasó su mano por su rostro. Luchaba contra sí mismo.— He intentado huir de mi mismo, tengo miedo de...

—De qué.

—De ti. —me quedé en blanco. No entendía por qué el iba a tenerme miedo. Pero después todo fue más claro— Estoy sintiendo afecto por ti, Cyrel, más afecto del que un amigo debe sentir. No quería decírtelo, porque he visto gente que acaba su amistad por este tipo de cosas, tengo miedo de que me rechaces.— él desvió la mirada, estaba avergonzado y yo por primera vez me di cuenta en que una mujer puede ser un ser destructor, podemos destruir corazones sin querer hacerlo, podemos ser el amor de alguien y a la vez ser el mayor miedo.

No sabía que decirle, porque yo lo quería demasiado, pero solo como un amigo, en cambio Sam... Sam me estaba mirando fijamente, sus ojos verdes irradiaban un sentimiento desconocido para mi y nuevo para él, podía encontrar en su mirada a un chico enamorado. Estaba diciendo la verdad, y yo jamás había notado aquello, por lo que me contó una vez, nunca se había enamorado de alguien, jamás había estado con alguna chica y ahora sería yo quién aplastaría su corazón.

—No me esperaba esto —dije al fin, mirándolo a los ojos— creía que solo estabas celoso de Jorge, pero por razones amistosas, no por esto.

—Yo tampoco me lo esperaba, pero ahora entiendo que enamorarse es encontrarse algo desconocido en el camino, algo que puede incluso cambiar tu perspectiva del día a día.—levantó su mirada al cielo antes de seguir— Empezó de a poco, al principio tu eras la primera persona en que pensaba al despertar, pero ahora pienso en ti cada instante y eso me destruye, es lindo pero doloroso.

Debía decirle que yo no sentía lo mismo por él. Su confesión estaba destruyendo mis fuerzas, tenía ganas de llorar por lo que iba a hacer.

—Lo siento Sam, pero yo... —puso su mano en mi boca para frenarme y habló rápidamente, como si tuviera miedo a que yo continuará hablando.

—Por favor, solo no lo digas, no quiero oír lo que pensé que dirías, dejemos que el tiempo borre este momento, ¿Podrías fingir que esto nunca sucedió? Sigamos como si nada.

Tragué saliva afligida. Quería darle un abrazo, pero desde ese momento debía ser cuidadosa, una persona enamorada y con el corazón roto solo sufriría con acciones afectivas, sin embargo me sorprendió cuando él fue quién me abrazó.

—Vamos, o llegaremos tarde — dijo tendiéndome su brazo para que lo cogiera y yo decidí hacerle el favor de no mencionar nada jamás.

Por un segundo Sam parece perdido en el mismo recuerdo que yo, pero solo fue un segundo, luego levantó la vista.

—Lo hará, el tiempo siempre ayuda a solucionar las cosas. —él me mira, pero estoy segura que su mente está en otro lado.

¿Realmente el tiempo habría logrado borrar sus sentimientos hacia mí? Le sonreí y sólo agradecí tenerlo a mi lado, sin su amistad todo sería más doloroso.

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Aquí termina el tercer capítulo de "No me dejes por él"
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El Capítulo 4 ya está disponible !

No me dejes por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora