Veinte años después...
—¡Gina apúrate que el vuelo de Susan no tarda en llegar!
—Voy abuela.
—¡Espera! —La detuvo su abuela en el umbral de la puerta. —Parece que va a llover, llévate el paraguas.
Gina asomó la cabeza afuera y miró hacia arriba recorriendo el cielo de punta a punta.
—Está bien abuela —. Dijo después y tomó a su abuela por los hombros—No te preocupes, no creo que llueva.
Caminó media cuadra y comenzó a llover.
Pero a Gina no le preocupó en lo más mínimo, y siguió caminando hacia el Aeropuerto, no quería llegar tarde, pues quería darle la sorpresa de estar ahí cuando su hermana llegase.
Durante todos estos años habían crecido mucho, y a pesar de seguir siendo tan distintas una de la otra, seguían tan unidas como siempre.
Cualquiera que las viese juntas no pensaría nunca que eran hermanas.
Susan era de piel muy blanca, el pelo negro a la altura de los hombros, y tenía unos preciosos ojos color café. Era alta y delgada, de porte muy elegante.
Siempre estaba vestida de oficina, con sus tacones altos y su falda al cuerpo.
Usaba colores sobrios, y seguía manteniendo el mismo carácter que cuando era niña.
Era seria, refinada, intelectual, y no hablaba mucho, era más bien una mujer introvertida.
Gina en cambio, era todo lo contrario.
Al igual que su hermana era de tez muy blanca, pero tenía el cabello largo y rubio, y los ojos verdes.
No era tan alta como Susan, pero tenía una figura extraordinaria.
Era una chica jovial, alegre y divertida.
Siempre estaba feliz y de buen humor.
Jamás discutía por nada, y siempre veía todo con positividad, parecía que nada le podía quitar la sonrisa.
Sus padres hubiesen estado muy orgullosos de las dos.
Su abuela las había criado con mucho cariño, y les había brindado más amor que el que cualquier otra persona hubiese podido darles.
Todo su esfuerzo había valido la pena, pues nada le llenaba más ese vacío en su corazón que ver como sus nietas la querían y la cuidaban, siempre preocupándose por ella.
Por otro lado, Susan les había contado a Gina y a su abuela que se estaba conociendo con un muchacho.
Hacía dos meses más o menos que les había dado la noticia.
Pero ella no hablaba mucho al respecto, y no les había dado muchos detalles.
Lo único que Gina y la señora Blake sabían era que era abogado, y que se llamaba Thomas.
Gina vivía insistiendo para que su hermana se los presentara alguna vez, pero Susan creía que todavía no había llegado el momento. Aunque les había confesado que era la primera vez que estaba enamorada, y qué Thomas era un hombre excepcional.
Gina de vez en cuando se preguntaba cómo sería estar enamorado, pues nunca lo había estado, ni había tenido novio, ni siquiera en sus años de escuela.
Su abuela Jane le decía que cuando lo estuviera lo sabría, que no se preocupara por eso. Pero la verdad es que a Gina no le preocupaba en lo absoluto, ni pensaba mucho en el amor. Era feliz como estaba y no se preguntaba si necesitaba algo más.
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Te vi sin querer
RomanceLas hermanas Blake son muy unidas. No se imaginan la vida una sin la otra. Siendo muy pequeñas sus padres murieron en un trágico accidente, quedando al cuidado de su abuela Jane, quien las cuidó como su tesoro más preciado, pues esas dos niñas eran...