En la oscuridad de aquella habitación resplandecían unos ojos azules y un tenue sonrojo, aquellos zafiros le miraban intensamente, le querían decir tantas cosas, pero dudando, ansioso ante su reacción, sonrió de medio lado para ellos, le rodeó del cuello, como si fuera común en entre ambos, lo atrajo con un sutil movimiento casi sin esfuerzo, encajaron sus labios en un suave roce, sintió los brazos contrarios ceñirse a su cintura, instintivamente movió su boca recibiendo una respuesta positiva, de forma picara lo incitó con su lengua lamiéndole el labio inferior, pero al contrario de lo que creyó, la lengua contraria invadió su cavidad con ímpetu, los brazos en su cintura lo apretaron con fuerza contenida, provocando que el contacto de sus cuerpos se intensificara, fue sorpresivo y extraño, pero bastante excitante, tiró de la camisa de su compañero guiándolo a la cama, las prendas superiores de ambos no tardaron en caer al suelo, su cabello negro se desparramó en las sábanas blancas, su torso era devorado a besos y caricias, no es como si fuera la primera vez que le pasaba aquello, pero si la primera en las que se estremecía completo de solo sentir la respiración de él sobre su piel, en un instante sus ojos chocaron nuevamente, un fuego azul fulguraba en las pupilas dilatadas que le miraban con lujuria, su piel se erizaba ante la escena, una lengua rozó el borde de su ropa interior, no pudo evitar gemir, aún más cuando el húmedo roce fue más allá.
-Naruto... -suspiró ante el placer, no pudo evitar apresar con su diestra los rubios cabellos- ¡Haa!
Despertó sentándose de golpe, su mano apretaba firmemente la tela blanca que le cubría, su rostro enrojeció escandalosamente, se tomó de la cabeza ¡¿Qué le estaba pasando?! Ese sueño se repetía una y otra vez cada noche desde hacía una semana ¡Se estaba volviendo loco! El ardor en cierta parte y el bochorno le hicieron voltear a su entrepierna donde nuevamente, como cada mañana, había un bulto que era imposible no notarlo, suspiró con fastidio, casi resignado, se incorporó de la cama yendo directo al baño.
Al principio había sido un fuerte shock, en efecto todo había sido un mal entendido, aquellos aruñones y marcas no habían sido más que raspones y moretones de una misión reciente, pero la idea obsesionaba de sobremanera a Sasuke, no podía concentrarse como una persona normal al leer "inútiles" informes de jounnin recién graduados, no podía ver unos ojos azules porque su mente trabajaba cual fujoshi viendo fanservice, descubrió que podía ponerse de humor con un hombre, pero no cualquier hombre, puesto que el dueño de sus inoportunas erecciones contaba con nombre y apellido, comenzó a pensar que tirarse de la torre Hokage no era tan mala idea, quizás eso acabaría con su sufrimiento, él, el mujeriego Uchiha, deseaba a su "mejor amigo", entre comillas sí, porque ya no sabía que pensar, lo peor era que Naruto lo evitaba últimamente, posiblemente al darse cuenta de su situación, pero ¡Por favor! ¿A quién engañaba? El rubio era muy malo para esas cosas, a duras penas se daba cuenta si una chica se le estaba declarando, como cuando Hinata hacía unos años le pidió salir con ella, toda la aldea sabía que la Hyuuga iba tras los huesos del Uzumaki, menos el aludido, y porque había hecho a la chica explicárselo con bolitas y palitos (ósease cómo les enseñan a los niños a contar en preescolar), obvio la relación no duró mucho tiempo, decepcionada pero agradecida por la oportunidad, Hinata terminó con la relación al ver que el de ojos azules no contaba con el mismo interés que ella en el noviazgo, esa había sido su única novia oficial, las demás chicas se dieron por vencidas en poco tiempo ante su cabezonería.
-Tks... -chasqueó la lengua mientras encendía un cigarrillo en uno de los balcones de la torre Hokage- esto no está bien... -se tomó de las sienes- ¿Qué me hizo ese idiota?...
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Secreto a voces
Fiksi PenggemarHan pasado alrededor de diez años desde la última guerra, las naciones se encuentran en una paz casi inquebrantable, no es de extrañar que los jóvenes holgazaneen un poco, como todos los viernes una generación en particular se reunía, destacados co...