-Mingyu.

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Debo admitir, que su llegada era lo único que hacía emocionante el caminar a ese horrible establecimiento con profesores poco interesados en sus estudiantes, y estudiantes indiferentes a toda autoridad del lugar.

Él era diferente, pude notarlo en cuanto puso un pie el en salón de clases tímidamente con la cabeza agachada y los labios apretados en una fina línea.

Mi corazón dio un brincó cuando se presentó una vez en medio del salón en voz baja ante todo el curso y evitó la mirada de cualquiera de los que ahora éramos sus compañeros de clase.

Él lucia indefenso y completamente muerto de miedo.

Una vez se hubo presentado se dirigió lentamente hacia su pupitre en la primera fila como la profesora se lo indicó, yo pude notar como temblaba en su lugar mientras con sus pequeñas manitos sacaba de su mochila un pequeño libro.

Su primer día digamos que fue bueno, nadie se le acercó, ni hablaron de él en los recreos, ellos solo se ocuparon de golpear a ese chico americano en lugares poco visibles para sus padres e insultarlo por su raro acento.

Sentado en la banca apartado, pude notar como Wonwoo observaba sorprendido la escena desde la ventana del salón, vi sus pequeños ojos abrirse de sobremanera y sus manos cubrir su boca aterrado.

Todo iba bien.

El problema surgió una semana después, él ya tenía amigos, a veces me dirigía miradas tímidas e intentaba acercarse lentamente a hablarme en los recreos, pero después de un rato de ignorar su presencia él se marchaba con las mejillas rojas, el entre cejo levemente fruncido y los puños apretados.

Recuerdo que...

Solía pensar era adorable.

En fin, el día de los padres se escuchó un gran escándalo en el salón del curso 8-A, los alumnos se habían enterado que uno de sus compañeros no tenía ni mamá ni papá.

Él era una rama rota injertado en un árbol de una familia diferente. Adoptado.

Los niños habían comenzado a burlarse del azabache que se encontraba llorando en una de las esquinas del lugar mientras era rodeado por los presentes que gritaban al uníso -¡Supéralo! - y se reían como si se tratase de la mejor de las bromas.

Ver a Wonwoo allí tan solo, frágil, escondiendo su cabeza y con ambas manos cubriendo sus oídos intentando calmar su llanto, se sintió mucho peor que cualquier golpe.

Corrí y empujé sin temor a cualquiera que estuviera en mi camino hasta quedar entre él y nuestros compañeros protegiéndolo de las burlas. Algunos me miraron enojados, otros sin embargo estaban demasiado ocupados riendo como para presentar atención a lo sucedido.

Cuando la docente por fin hizo acto de presencia, ellos me miraron con desprecio y después junto a los demás regresaron a sus asientos sin chistar y la joven maestra como siempre hizo vista gorda a lo ocurrido en el momento ignorando tanto el llanto de Wonwoo como su huida del salón de clases.

Aguardé diez minutos entre papelitos escupidos, susurros de amenazas y notas con groserías que se supone a esa edad deberían desconocer para después levantarme del pupitre y pedir permiso para ir al baño, ella obviamente no me creyó, aun así me dejó marcharme sin explicación.

Lo encontré en la despensa del conserje, la puerta se encontraba trabada, pero cuando logré abrirla por fuera divisé a Wonwoo sentado en el piso con la espalda contra la pared, se abrazaba las piernas y ocultaba su rostro, cuando levanto la vista asustado pude notar sus ojos llorosos y sus mejillas húmedas.

To This Day [One shot - Meanie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora