🌹 Capítulo único 🌹

62 14 16
                                    

La joven pintora se encontraba en sus típicas tardes resignada ante el hecho de no tener ni una sola idea para sus obras matutinas.

Ya de por así sus clases de derecho la agobiaban en época de pruebas, pintar cuadros era su única opción para dejar salir todo ese estrés que traía dentro.

Balanceándose en su silla pensativa trataba de imaginar algo que pudiese trazar con el pincel y vinilos que traía en manos.

Nada, no había absolutamente nada.

Tras un enorme suspiro entre maldiciones miró hacia su ventana, el cielo estaba despejado, el clima perfecto para salir y buscar un hermoso paisaje el cual pintar.

Rápidamente tomó su blusa turquesa preferida y el primer jean que vio tirado por ahí. Guardó sus pinceles en un cartucho y los botes de pintura en su canguro.

La libreta iría en su mochila y ella directo a la costa, lugar que le quedaba relativamente cerca. Sólo era un colectivo que iba en línea recta hacia allí.

Quince minutos de viaje, ¡perfecto! Sin ni siquiera pasar el cepillo por su cabello salió casi dando saltitos de su apartamento.

Ya estando por llegar a la parada notó que el autobús venía una calle detrás suyo. Casi por reflejo y sin pensarlo dos veces decidió correr para tomarlo a tiempo.

Pero para su asco de suerte mientras estaba en el acto vio caer todos sus preciados vinilos del canguro. -¡Puta madre!

Dio un chillido desesperado mientras guardaba todo cómo podía en la mochila que traía, a penas logró guardarlo todo sólo reía nerviosa y retomaba su camino corriendo de nuevo.

La verdad a pesar de tener una actitud extrañamente risueña y poco sería con ésta clase de cosas, sentía que hoy no era su día.

E incluso al ir hacia la parada notó un chico rubio con una expresión bastante neutral que le miraba fijamente al caer.

Es decir mierda, ¿no podía ayudar? Tampoco se encontraba muy lejos de su lugar e inquietaba tal expresión fija en alguien se supone no conoces.

Aunque a lo mejor sólo se estaba poniendo paranoica pues traía unos lentes lo suficientemente obscuros cómo para no distinguir ni de cerca sus ojos.

« Pudo haber estado mirando cualquier otra cosa ». Pensabas tratando de convencerte.

Tan pronto pudo tomar el bondi se sentó algo agitada al lado de la ventana. Ahora sólo quería llegar en paz y sin más incordios a la playa para poder pintar su cuadro liberándose de las malas vibras.

Teniendo su mirada fija en la ventana ni siquiera había notado que el mismo rubio de hace un rato se encontraba sentado a su lado.

Traía unos audífonos y sólo pudo percatarse de su presencia cuando a los minutos le escuchó tarareando bastante bajo la melodía de una canción que ella de verdad le encantaba.

Sólo se giró para mirarle momentáneamente y desviar su vista hacia cualquier lado mientras fingía desinterés.

Jegús, amaba esa canción, pertenecía a un artista poco conocido pero a decir verdad era bastante buena.

Su gusto por el género indie no era apreciado por nadie que conociera así que escucharla por alguien que no era ella la emocionaba de manera considerable y casi obvia.

Tanto que casi inconscientemente empezó a tararearla también en un tono más alto. Cosa la cual provocó que su contrario le mirase y empezase a cantar la letra en voz baja.

Entendiendo la idea empezaba tararear no sólo la guitarra sino también el piano que la acompañaba. Antes de que ambos lo notasen estaban haciendo un mini cover perfectamente sincronizados.

Se la sabían de memoria y eso causaba un par de sonrisas por parte de ambos al tener contacto visual por ratos. Terezi se encontraba un poco mejor aunque el momento se les terminó en cuanto el rubio dijo que ya se tenía que bajar.

Ella sólo asintió y sin más, ni explicaciones, conocerse o siquiera darse la oportunidad de charlar sobre el cómo conocían aquella melodía aquel rubio se consumió en las personas que también bajaban.

La pyrope se dedicó a sonreir el resto del camino, al bajar de aquel autobús encontrándose con la cálida brisa proveniente del mar y el olor a agua salada mezclándose con el olor de los asados pudo escuchar las olas golpeando la orilla junto las pocas personas que allí habían.

Por alguna razón sentía la necesidad de pintar un cuadro en ese instante, necesitaba retratar la imagen de aquel chico antes de que su memoria le hiciese desaparecer.

Corriendo hacia unas rocas y sobre esforzándose debido a que en la arena era más difícil hacerlo, tomó asiento en ellas teniendo una vista perfecta hacia el mar.

Ya poniendo en marcha su boceto estuvo ahí unas cuantas horas pintándole. Y al ver su resultado final, sintió tanta alegría.

Todos sus malos sentimientos se esfumaron, la falta de ideas se dispersó por un largo tiempo. Y sus cuadros se llenaron de aquel rostro divertido y la escena de aquel agradable momento.

Pues a pesar de que no volvió a ver aquel chico, desde que coincidieron al fin Terezi pudo disfrutar el placer de tener una musa.

Y bueno, aprendió que las mejores experiencias no siempre se planificaban... Al menos no directamente.

Be my inspiration || Daverezi || One - ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora