No tienes idea, te levantas cada mañana esperando un día mejor al anterior, aun así te cuesta salir de la cama, esperas hasta que ya es demasiado tarde y entonces te levantas, caminas con toda la lentitud del mundo por tu cuarto inundado por la gotera que no logras arreglar, tomas cualquier pantalón y debates entre una blusa linda o una sudadera, eliges la sudadera, caminas de vuelta a la cama donde te sientas un rato buscando las sandalias y mientras piensas que zapatos secos ponerte, caminas hacia el baño y pones la música, una lista de canciones alegres en tres idiomas distintos suena del celular, te gustaría quedarte todo el día ahí, sales y te vistes únicamente con la ropa interior y la sudadera, caminas y sacas del mueble unos calcetines, te sientas en la cama y revisas el celular únicamente perdiendo el tiempo, con deseos de no salir del único lugar donde no tienes que ser otra versión de ti, te pones los calcetines, el pantalón y los zapatos en ese orden y piensas en maquillarte, no lo haces y te levantas para ir a la cocina, ahí te das cuenta que no tienes ganas de comer y mejor te vas a lavar los dientes, te pones la chamarra y conectas los audífonos, respiras hondo, inicia la música y abres la puerta, la cierras con llave, te acomodas la mochila que cada día pesa más y abres la segunda puerta, ahí descubres que no le has avisado a tu mamá que vas a salir y lo haces, un rápido mensaje de 'me voy a la escuela', cierras la puerta y abres la reja para luego salir de tu guarida, sientes el sol de golpe en tus ojos y lamentas no haber comido nada, calculas el tiempo que te tomaría llegar por un café y algún tipo de pan, cierras el candado y guardas las llaves, caminas hacia la izquierda pero a dos pasos decides mejor irte por la derecha, y caminas hasta llegar al dilema entre comprar comida o no, no lo haces, cosa que sabes que te dará remordimiento después pero no te importa, esperas el autobús y sonríes a quienes ves, en el fondo sabes que no deseas hacerlo, llega tu camión y subes, pagas fijando te si hay asientos disponibles, te sientas en silencio y sin ver a quienes van contigo, la escuela no está lejos y al acercarte pides bajar, bajas, caminas lentamente aunque sabes que ya es tarde, esperas no encontrarte conocidos, y cuando cambias de persona inicias a saludar y sonreírle a los guardias, entras al aula, colocas la mochila en el primer asiento de la segunda fila y te sientas en el de al lado, miras el celular y le envías un aviso a tu madre de que estas bien y en la escuela, llegan tus amigos, te saludan, hablan monotonamente y salen del aula, tú esperas sentada, la clase inicia, no prestas total atención y te limitas a garabatear y escuchar al docente, pregunta algo y contestas en una voz casi imperceptible, y así es como nunca tienes participación activa, se acaban las clases y llega la mejor parte del día, el único lugar donde no sientes que haces todo mal y donde puedes no hablar sin ser juzgada, el laboratorio, haces la práctica con suma concentración y vuelan las tres horas en las que no sales del aula en ningún momento, se termina y vuelves a tu máscara social, sales, caminas, te despides y tomas el transporte a casa, te deja en el semáforo, tú amigo y amor se baja contigo y caminan por la calle en silencio, llegas a la reja, se despiden, entras a tu cueva y rompes en llanto, te distraes con películas o series, haciendo tareas o durmiendo, no comes, te acuestas y piensas en la nada, pones la alarma a las 6 de la mañana, aunque no te levantes hasta las 9, cierras los ojos y una lágrima se escapa de ellos, duermes soñando con que mañana sea mejor. No tienes idea, es lo más solitario que pueda existir, no te imaginas lo mucho que duele y lo ausente que te hace sentir.
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Un día en la vida de un alma en pena
PoetryRelato corto de la vida de Ema, una chica solitaria que narra su día a día con las notas azules de su soledad.