Tras la conmoción y mis angustiosas súplicas por qué atendiesen al chico antes de tomar cualquier decisión, los agentes accedieron. Me producía un sentimiento de ansiedad el verle en aquella situación, aunque no le conociera. Tenía la sensación de que debía protegerle, aunque actuase como abogada del diablo.
Como los policías trabajaban con mi padre desde hacía muchos años no me costó llegar a un acuerdo con condiciones; tras ser examinado y curado por un médico lo trasladarían a comisaría, donde mi padre tendría la última palabra respecto a ese tema como oficial al cargo que era. Por supuesto, Xena y yo nos mantuvimos merodeando por ahí, a pesar de que advirtieron que no debíamos entrometernos.
- Xena, será mejor que vuelvas a clase, puedes llegar al menos a la última hora, no quiero que se lleven una mala impresión de ti – dije mientras le tendía su mochila en las manos.
- Pero Eli, ¿Qué vas a hacer tú? – se giró un momento hacia el chico sin cambiar su gesto de preocupación - ¿Crees que estará bien?
- ¡Tranquila! Yo me ocuparé de todo aquí hasta que mi padre venga, después... bueno ya veré a qué términos puedo llegar con él – sonaba mucho más convencida de lo que en realidad estaba.
Después de acompañarla hasta la puerta y despedirla volví al interior, aunque con los nervios me quedé inmóvil; su última frase se repetía incesante en mi cabeza como el estribillo de una canción pegadiza.
''Por fin te encuentro'' ¿Por fin? ¿Me había estado buscando? Pero, ¿para qué? Si no nos habíamos visto en la vida. No había tiempo de pensar más, me encontraba justo enfrente suya, notaba como sus ojos me miraban tras las rejas de la pequeña celda del cuartel.
No tenía ni idea de que decir, esa era la primera vez que estábamos solos, porque los agentes estaban en la oficina reportando el suceso y llevando el papeleo. Opté por la opción más sencilla y estúpida, que fue preguntar un '' ¿Cómo estás?'' al que le siguió un incomodísimo silencio. La tensión se podía cortar con un cuchillo, aunque ni siquiera sabía la razón, me era imposible mirarle directamente.
El tiempo pasaba lenta y angustiosamente, hasta que me di la vuelta dispuesta a volver a casa, esto no tenía ni pies ni cabeza, me había estado rayando por alguien a quien no conocía y que ahora pasaba completamente de mí.
- Vas a decírselo, ¿Verdad? – se oyó una voz profunda pero suave desde el otro lado.
- Felicidades, sabes hablar – le contesté un poco mosqueada, al tiempo que me daba la vuelta hacia él, ¿me estaba vacilando? ¿de qué estaba hablando ahora?
- Te he hecho una pregunta – respondió con tono áspero.
- Yo podría decir lo mismo, ya que pregunté primero y alguien parecía estar sordo – devolví la respuesta con sorna.
El silencio volvió a invadir el lugar, le había puesto en su sitio. Me dispuse a retomar mi marcha orgullosamente, aunque bastó un sincero ''lo siento'' para que me arrepintiese de mi bordería y, volviendo a un tono calmado, pregunté la razón de por qué había estado buscándome.
- Tú eras la que mejor podía describirme en caso de que don albon... digo tu padre te pidiera un retrato robot o algo así –
- Espera, ¿cómo estás tan seguro de que soy su hija? – contesté atónita y conteniendo una leve risita, era mi padre sí, pero me había hecho gracia ese desliz.
- No lo estaba, de hecho por lo único que te buscaba precisamente a ti era porque solo me viste la cara tú, el resto lo he descubierto cuando te vi negociar con los polis de allí – agachó la cabeza, mientras noté un ligero cambio a una expresión más amable – gracias por ayudarme, aunque seamos completos desconocidos.
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Illusia Alter Ego
FantasyA veces, una visión puede ser tan real, que deja de ser una mera ilusión; ¿Qué pasaría si nada de lo que ves es completamente real, y todo lo que has creído imaginar tiene algo de verdad? Porque no todo es lo que parece, y donde hay luz siempre hay...