Capitulo Veinte: Un paso más cerca

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'Humo, gritos, ruido, estruendos y fuego...Mucho fuego. La casa se caía en pedazos y él no podía hacer nada ¿Dónde estaban sus padres? Por más que lo intentaba no podía encontrarlos, trataba de escuchar sus pensamientos pero nada... Estaban los pensamientos de los demás menos los de sus padres. Su brazo le dolía, sangre escurría de él debido a una quemadura, el aire le faltaba debido a la falta de oxígeno en el ambiente. No podía dejar de toser mientras corría por los pasillos esquivando palos y postes llenos de fuego.

-¡Papá! ¡Mamá! –Gritó sin querer rendirse, no podía irse de allí hasta no haberlos encontrado, se hizo a un lado cuando un pedazo de techo caía en su dirección, se percató que le faltaba una habitación por revisar, la cual estaba cerrada, de una patada la abrió, y no dudó en entrar.

La escena seguía grabada en su memoria, no había tortura, ni suceso que pudiera borrar la imagen de sus padres tirados en el suelo inconscientes rodeados de un enorme charco de sangre. El fuego no importaba, su vida no importaba, porque su mente no podía procesar lo que estaba pasando.

-Pa... -Su frase quedó inconclusa cuando un hombre lo tomó del cabello y lo arrastró con fuerza a la salida, su instinto fue aferrarse a la muñeca de aquel señor para zafarse, pero debido a la falta de oxígeno se había quedado débil. Aquel hombre lo empujó con rudeza fuera de la casa haciendo que callera al suelo de rodillas mientras tosía desenfrenadamente.

-¿Eres Nicholas Agrés? –Le preguntó un bombero pero no contestó, a pesar de lo mal que se sentía se puso de pie listo para volver a entrar a su casa y rescatar a sus padres pero varios hombres se lo impidieron.

-¡Suéltenme! ¡Déjenme ir! –Gritó el rubio luchando por zafarse. – ¡Mis padres están allí!

-Tus padres están muertos... -Le susurró en el oído uno de los hombres haciendo que su piel se le erizara, a los pocos segundos una fuerte explosión acabó con lo que le quedaba de su hogar dejándolo petrificado.

-No...-Murmuró atónito Nicholas sintiendo que todas las fuerzas se le iban del cuerpo, no podía forcejear más, así que lo soltaron lo que provocó que quedara de rodillas.

-Al menos te ahorraron comprar las cajas. –Le dijo con malicia uno de los hombres y el chico no podía hacer otra cosa que simplemente mirar la casa en llamas sin moverse ni un poco.

-Hey, chico... ¿Me escuchas? –le preguntó un bombero mientras movía su mano de arriba hacia abajo frente a su rostro. – ¿Te encuentras bien? –Al no recibir respuesta gritó. – ¡Rápido, traigan oxígeno, no está respirando!

Al instante unas enfermeras le pusieron una mascarilla y sintió como el aire le golpeó sus pulmones haciéndolo toser nuevamente.

-¿Eres Nicholas Agrés? –le preguntó un policía quien se acercaba con lo que parecía ser un detective que llevaba una agenda y una pluma listo para anotar todo lo que el joven dijera. –Hijo... ¿Me estás escuchando? –Volvió a preguntar el policía. – ¿Eres tú Nicholas Agrés?

-S-Sí... -Murmuró el rubio con dificultad, su cabeza le dolía, su cuerpo le dolía, el cerebro le explotaba debido a todos los pensamientos presentes, y por alguna razón no podía controlar lo que escuchaba.

-¿Cuántos años tienes? –Le preguntó mientras las enfermeras curaban su brazo herido.

-Ca-Catorce. –Respondió y no pudo evitar fijar su mirada en los escombros que quedaban de su casa, aquel lugar que una vez fue su hogar, estaba lleno de bomberos y cenizas.

-Escucha. –Le habló el policía llamando su atención aunque no se podía concentrar en nada en ese momento. –La investigación indica que el incendio fue provocado, es decir, alguien lo causó intencionalmente ¿Tienes alguna idea? ¿Sabes de algo o de alguien que pudo haber hecho algo como esto?

LAS DOCE DIMENSIONES OCULTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora