Capítulo 1

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—¿Están listas para partir?— dijo el padre de mi mejor amiga, Freya Saltalamacchia.

Subimos al jet del señor Saltalamacchia, nos sentamos las tres juntas, sí éramos tres, yo, Lailah Langley, Freya y mi otra mejor amiga Daisy Webb.

—Pónganse los cinturones que ya vamos a partir— dijo el señor Saltalamacchia.

Así lo hicimos, en una cuestión de minutos ya estábamos en el aire.

—¡Así se hace papá!— gritó Freya.

—Como siempre— dijo su padre— bueno, Lailah, ¿No quieres practicar tu vuelo?

Así es, yo estaba en clases de vuelo, estaba muy cerca de tener la licencia.

—Claro, señor Saltalamacchia— dije.

—Ya te he dicho que no me llames así, solamente llámame Jeff— dijo el padre de Freya.

Empecé a practicar, no era difícil, en cambio, era bastante relajante. Piloteé por unos minutos pensando en todo.

Mis padres se divorciaron poco después de que había nacido, yo quedándome con mi madre y mi padre yéndose a Irlanda.

Así viví mi vida pacíficamente, en el camino me encontré a mis dos mejores amigas y descubrí mi afición por volar.

Ahora me gradué del colegio, estoy de vacaciones y el próximo año empiezo a estudiar arte.

Mi tren de pensamiento fue roto por el grito de Daisy.

Le di el control a Jeff y me fui corriendo a ver lo que pasaba.

Daisy y Freya estaban mirando por la ventana, tenían la cara pálida de miedo y asombro.

Me puse al lado de ellas, pude ver que el océano se movía y de poco a poco una pequeña grieta se formaba allí dejando ver...

—¡El centro de la tierra!— grito Daisy— ¡Esto no puede ser posible!

—Si esto pasara, como lo está haciendo ahora, significa que la gravedad se irá poco a poco— dijo Freya, ella era la más inteligente de las tres— con una grieta así la gravedad se iría por completo en cincuenta años, pero, como es lógico, esta línea se haría más grande con el paso del tiempo, hasta el punto de partir el planeta en dos, eso pasaría más o menos en cinco años.

—¡Cinco años!— dije— ¡Nos quedan cinco años!

—Eso parece— dijo Freya—  ¡Papá! ¿Podemos bajar a la tierra ahora mismo? Me imagino que escuchaste todo lo que dije.

—¡Así es tesoro! ¡Vamos bajando!— dijo Jeff— por favor pónganse el cinturón.

Pero no pasó ni un segundo cuando ya estábamos descendiendo.

Cuando llegamos a la tierra le dije a Daisy que escribiera en el grupo de generación una y otra vez hasta que todos leyeran el mensaje que fueran a la casa de ella (Daisy era la que tenía más dinero) y trajeran ropa, comida, agua, sus familiares, vehículos y sus mascotas a ésta.

Yo llamé a mi mamá diciéndole lo mismo, me siguieron Daisy y Freya.

Jeff también hizo un llamado telefónico, pero no sabía a quién, sus padres habían muerto pocos años atrás igual que el resto de su familia.

Fuimos en el auto del señor Saltalamacchia hasta la casa de Daisy.

Luego nos dirigimos a la sala de estar donde habían algunos de nuestros compañeros con sus familias, les di órdenes de avisar a todo amigo y profesor que conocieran, diciéndole lo mismo que ya le habíamos dicho al resto.

Sueños GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora