Miranda estaba cansada. Mantener la compostura durante varios meses había acabado por completo con sus energías y al final no había tenido los efectos que ella buscaba. Al final su vida, hasta ese momento casi perfecta, había sufrido un colapso. Amigos, fuera; escuela, desastre; familia, mejor no mencionarlo... Luis, perdido. Hasta hacía un par de semanas Miranda tenía todo lo que una estudiante universitaria podía pedir. Excelentes calificaciones en una licenciatura que adoraba con todo su corazón, una familia que si bien la ignoraba bastante al menos no complicaban más su vida, un grupo de amigos variado y con el que podía contar y sobre todo tenía a Luis, el mejor amigo que una mujer podía imaginar.
Luis y Miranda tenían una relación totalmente atípica entre un hombre y una mujer. Se habían conocido poco después de entrar a la Universidad y de inmediato se dieron cuenta que eran compatibles. Se volvieron cercanos en unas pocas semanas y dos meses después estaban saliendo. El tiempo que pasaron como pareja lo disfrutaron al 100%: hicieron cualquier cantidad de locuras, salían a cuanto lugar se les antojaba y siempre estaban riendo. Sin embargo, no estaba destinado a ser. Después de 6 meses los problemas se volvieron más frecuentes y por respeto al cariño que se tenían decidieron quedar como amigos. Se dice que una amistad nacida de una relación es imposible, pero lo hicieron funcionar. Entre ellos existía la confianza que solo puede nacer de noches enteras despiertos hablando de los misterios de la vida, conocían hasta los detalles más asquerosos y perturbadores de la vida del otro y aun así se apoyaban con los ojos cerrados, él era la roca de Miranda y ella el ancla de Luis. Al menos así fue hasta que ella apareció. Beatriz.
Beatriz había sido su compañera en la licenciatura desde el principio, pero la habían ignorado casi todo el tiempo. El verdadero problema empezó cuando se empeñó en acercarse a Luis. Su perfecto cabello castaño y su sonrisa lo encantaron casi de inmediato y Miranda empezó a sentir como su amistad con Luis se debilitaba. En un principio no lo entendía, hasta que se dio cuenta que Beatriz lo estaba envenenando en su contra. Con miedo, Miranda intentó hacerlo entrar en razón, pero en lugar de ayudar a su causa, sus comentarios solo alejaron a Luis cada vez más. Después de un par de meses, Miranda estaba segura que casi había perdido por completo a su mejor amigo y decidió enfrentarlo como un último recurso. Planeó lo que le iba a decir con mucho cuidado para no herir susceptibilidades, sin embargo, el día que finalmente habló con él las cosas se le salieron de control. Terminaron gritándose y diciendo cosas que jamás hubieran pensado. Cuando acabó, Miranda estaba segura que había perdido a Luis irrevocablemente.
Intentó seguir con su vida de forma normal, pero la falta de su roca tuvo consecuencias casi inmediatas en el resto de su vida. La escuela dejó de ser tan interesante como antes y comenzó a ausentarse de varias asignaturas. Se separó de sus amigos porque no podía soportar divertirse y salir con ellos con el dolor en su corazón todavía fuerte por la pérdida de Luis. No quería hablar con su familia sobre ello y como consecuencia la habían aislado y juzgado y regañado. Perder a Luis la había sumido en un hoyo negro tan grande que no le veía salida y tampoco quería buscarla.
Miranda estaba cansada, y tenía que levantarse para ir a la escuela. A pesar de haber perdido varias clases, todavía había asignaturas que la animaban lo suficiente para continuar asistiendo. Así que contra todo su dolor se levantó de la cama y comenzó a arreglarse. Se había vuelto una costumbre para ella recordar mientras se preparaba. Algunos días pensaba en los buenos momentos que había pasado con Luis, toda la diversión, todas las risas; pero otros pensaba en todas las cosas horribles que se habían dicho a lo largo de los dos años de amistad que habían tenido. Hoy, en particular era una mezcla agridulce de ambos.
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Two Blue Eyes And One Six String
RomanceMiranda estaba cansada. Su vida había parecido un cuento de hadas durante casi 2 años hasta que de forma inesperada todo se vino abajo. Aislada del mundo y sin ánimo seguía su vida por simple inercia, Casa-Universidad-Casa. Hasta que un día de form...