Mis maletas pesan mucho, el abuelo y las titas se empeñaron en comprarme tanta ropa que creo que no iré de compras por un año.
Busco con la mirada el perfecto y musculoso cuerpo de Ángel, mientras camino hacia la salida del aeropuerto. Me dijo que iba a estar ahí cuando el avión aterrizara.
<<Dónde estás>> Y se lo envío. Unos segundos después me llega su respuesta <<Levanta la mirada, querida>> Obedezco y lo veo ahí, con un ramo de flores y una radiante sonrisa en la cara.
Camino hacia él, mientras sonrío como tonta ante el detalle que tuvo de darme la bienvenida con flores.
— Hola
<< ¿En serio Melek? ¿"Hola"?... ¿Dónde quedó el "Te eché de menos"?>>
— Se te echó de menos. Acabas de alumbrar todo el aeropuerto, y la ciudad al completo— me sonríe
Mis mejillas se encienden y él en respuesta suelta una carcajada que se escuchó por todo el aeropuerto. Niega con la cabeza mientras me quita las maletas de las manos y me indica que lo siga. Una vez en el coche, como todo un caballero, me abrió la puerta del copiloto.
— ¿Y mi coche?— digo mientras me abrocho el cinturón
— Lo regalé a una asociación de gordos calvos y amargados. — me mira divertido
— Bueno, al menos hiciste algo bueno
Él ríe y enciende el motor del coche. Yo por mi parte giro mi cabeza hacia la ventana.
— Quiero pedirte algo, Melek. Por favor, solo deja que termine y preguntas lo que quieras— decía Mike mientras conducía de vuelta a casa
— Claro, yo te escucho— le sonreí
— Me gustas— mi corazón se acelera— Quiero decir desde el primer día que te vi me pareciste atractiva, pero cuando te fui conociendo...— Paró el coche a un lado de la autovía.
Se desabrochó el cinturón, bajó del coche, lo rodeó y caminó hacia mi. Yo lo imité y bajé para encontrarme con él. Me cogió de las manos y tiró de mi hacia un sitio apartado, lejos del ruido de la autovía
— Melek, nunca tuve la agallas de decírtelo, pero estoy muy enamorado de ti. No espero que me digas nada ahora mismo, sólo escúchame. Nunca quise decírtelo porque así acabaría nuestra amistad, y el trabajo que nos une se convertiría en algo incómodo— se acerca un poco a mi— Siempre me encantó la forma en la que sonríes, la forma en la que hablas, la forma en la que te mueves, tu inocente risa...— ahora comenzaba a sentir su aliento sobre mis labios.
Subo mis manos hasta sus mejillas y lo alejo de mi, mientras hago que abra los ojos
— Lo siento Mike, nunca fuiste ni nunca serás algo más que mi hermano y compañero de trabajo— intento caminar hacia la autovía, en busca de un taxi, pero él me detiene
— Melek, sólo piénsalo. Hasta me cambio al islam si esa es la barrera que nos separa— voy a replicar, pero él me corta— No digas nada por ahora, sólo piénsalo, y cuando vuelvas de España me lo dices
— Estás muy callada... Te pasa algo ¿Verdad?— la voz de Ángel me despertó de mi flashback
—Ángel, mi abuela nos dejó hace unas semanas— digo tras un suspiro
— ¿Estás bien?— aparta la mirada de la carretera por unos segundos, para mirarme— ¿Necesitas que hablemos?— se le nota preocupado
— Sí... Quiero decir, la echaré de menos, pero... Puedo vivir con ello
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La Chica del Hijab ©
Romance1er premio de #MuslimAwards2017 en Novela Juvenil No ven en ella lo que piensa, lo que opina, lo que hace, su personalidad, sus aficiones, sus metas... Sólo ven el pañuelo que cubre su cabeza. Melek guarda tras su armadura de fuerza un corazón ente...