Son las siete de la mañana y no había podido dormir nada. Luego de haber ordenando el caos, fui directo a dormir. Y lo más increíble era que sí dormí, claro está que no por mucho, no luego de esas horribles pesadillas que rondaban en mi mente.
—Necesitas volver.
Esa era la única palabra que rondaba en mis sueños, o tal vez pesadilla. Una boca repitiendome eso todo el tiempo, una y otra vez. Una boca masculina, con unos increíbles carnosos labios.
—Una chica fue asesinada en la avenida XXX-XXXX cerca de las 01:10 am. Luego de esos sucesos se encontró su cuerpo mutilado. Se cree con el fin de no poder reconocer a la victima. Tal vez se trata de un asesino serial. Más información en luego de los comerciales— la voz de la noticiera me sacó de mis casillas. Ese lugar era a unas cuadras de dónde había sucedido todo. Y todo cerca de la hora.
El timbre de mi apartamento estaba sonando.
—¡La pizza! —Genial. Por fin comida deliciosa... Espera.
Yo no había ordenado pizza.
Y eran las 7.
— Ariel, sé que estás ahí —la voz, que parecía ser masculina, era horriblemente tenebrosa. Unos horribles golpes en la puerta los siguieron. Agarré lo más rápido que pude una escoba, y me escondí detrás de la pared que está junto a la puerta— ... No me hagas esto más difícil.
Los golpes se iban intensificando cada vez más, si seguía así iba a tirar la puerta. ¿Será qué el después de todo era el autor de la nota carmesí? ¡Paf! tiró la puerta de un último golpe. Corrí lo más rápido hasta llegar a mi habitación y cerré con pestillo.
Un celular, policía. Una fornida mano me agarraró por la cintura y con la otra me tapó la boca.
— Si quieres sobrevivir quédate en silencio —el extraño me susurró al oído, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, sólo asentí— , el caído está aquí por una razón, y eres tú pequeña híbrida. Quédate aquí y no salgas por nada del mundo.
Nuevamente asentí, me soltó y salió silencisamente por la perta. No lo pude ver con atención, era muy alto y el pelo dorado. Me apegué a la puerta y escuché, una larga lucha, en dónde se escuchaban gemidos y grandes crujidos. Cuando pensé que todo había acabado unos grandes pasos se acercaron, me aparté tan rápido como pude, y era él.
El extraño que me había salvado era aquél hombre que vi ayer. Esos ojos azules intensos definitivamente eran díficil de olvidar, y sus facciones, eran tan marcadas y duras como un modelo.
— Ven salgamos de aquí lo antes posible —el hombre me agarró lo más fuerte que pudo del antebrazo y me arrastro hasta el exterior del apartamento. Y pasamos en donde se suponía que era el cadáver del "repartidor de pizza" con la cabeza totalmente girada.
—Hey, ¿podrías soltarme el brazo? me haces daño —me moví bruscamente intentando que me soltara, pero nada.
— ¿Realmente esas son tus primeras palabras? deberías estar agradecida, te he salvado dos veces en un mismo día, ¿y esos son mis agradecimientos? —su repentina brusquedad me hizo pensar. Dos veces. Eso significa que cuando lo vi ayer, en realidad ¿me estaba ayudando?. La chica, la chica mutilada, ¿hubiese sido yo? ¿Pero como lo sabía este sujeto?
— ¿Dos veces? ¿Realmente eras tú hace unas horas? pero tus... alas —dije apuntando a su espalda— ¿eso era real? ¿Cómo sabías todo eso?
— Muchas preguntas, sígueme hasta auto y tal vez te responda.
— Wow, alto ahí, no me subiré con un desconocido, ¿cómo sé que no me harás daño?
— ¿Daño? Por Dios que chica mas tonta —me soltó del agarre y se acomodó su cabello en señal de cansancio—, ¿Realmente crees que quiero hacerte daño? ¿Crees que te salvaría si fuera así? Mira si no me crees, ve, ve dónde ellos que lo único que buscan es hacerte daño.
Me quedé en medio del pasillo, junto a él, pensando en las pciones que tenía. Por supuesto era él quien me convenía. Lo seguí en un completo silencio hasta el exterior. Llegamos a un auto negro, totalmente blindado.
— Sube.
Me abrió la puerta de copiloto y me senté, mientras me ponía el cinturón de seguridad. Justo como a una niña. Se subió por fin junto a mi, perfecto momento para hacer preguntas.
— ¿Qué es lo que pasó allí?
— Mmmh —lo meditó durante unos segundos mientras colocaba las llaves del auto— pues intentaban matarte, por supuesto—lo dijo como si aquello fuera lo más obvio del mundo.
— Pero ¿por qué? nunca he hecho nada ilegal, hasta donde yo sé y ¿por qué me llamaste "hibrida"?
— Mira querida, si hay algo que tienes que saber, es que eres mitad ángel mitad bruja. Estás mitad sagrada y mitad.. prohibido.