Tenías que ser tú (Borrador)

Capítulo 1.

-¿Lo tienes todo?- Preguntó mi mejor amiga Blair.

-Creo que sí.

-Tienes que darme algo firme. Mañana cuando estemos en el aeropuerto no puede faltarte nada en esencial.

-Está todo listo.

-Eso me gusta más.

-¿Te llevará tu madre?

-No lo sé, no ha vuelto a casa.

-Se pasa la vida trabajando, Blake.

-Lo sé y lo que más me preocupa ahora son mis hermanos. 

-Tranquila tía, estarán bien con tu madre, además, ¿Se ha cogido vacaciones, no?

-Las vacaciones de mi madre es como si no existieran, se para el día colgada del teléfono. 

-No pienses en eso ahora. Te toca disfrutar un poco del verano, bastante haces durante el año, necesitas un respiro.

-Lo sé, si tienes razón, pero no puedo evitar preocuparme por ellos.

-Estarán bien, ya lo verás. Bueno te tengo que dejar, voy a seguir metiendo las cosas en mi maleta.

-Vale, nos vemos mañana.

-Llámame cuando llegue tu madre.

-Está bien, un besito, chao.

Lo tenía todo listo. Los billetes, el pasaporte, las maletas, el dinero que había ahorrado trabajando durante todo el año... Estaba todo bajo control excepto mi madre.  Aún no había vuelto del trabajo y hacía más de una hora que debería de estar aquí. Mis hermanos ya han terminado de ducharse y están viendo la televisión mientras preparo la cena. Siempre esperamos a mamá para cenar, pero se ve que hoy cenaremos solos. Bajo a la cocina dispuesta a preparar la cena una noche más y entra mamá con un montón de bolsas de mi restaurante favorito. Mis hermanos corren hacia ella y la llenan de abrazos y besos como si no la hubieran visto durante semanas y en cierto modo es así. Mi madre siempre llega a casa cuando ellos están durmiendo. Cuando mis hermanos la dejan libre, deja las bolsas y viene hacia mí, me da un fuerte abrazo y no puedo evitar corresponderlo. Cuando nos separamos mamá manda a Jane y Colin a poner la mesa mientras que ella y yo preparamos las cosas.

Nos sentamos los cuatro a cenar y charlamos de todo lo que ella se ha perdido. Mis hermanos le hablan de las notas que han sacado y por último el tema cae sobre mi y otro año de universidad. He aprobado todo, no con matrícula pero sí bastante decente, mis notas no han bajado de ocho en ninguna asignatura y estoy mi orgullosa al igual que mi madre. Después pregunta por mis amigos y cuando nos quedamos solas una vez que mis hermanos se han ido a dormir me pregunta por Dustin. Dustin era mi novio hasta hace unos meses. Había empezado a salir con él cuando empecé la carrera pero las cosas no acabaron muy bien entre nosotros. Él me quería toda y exclusivamente para él y yo no podía hacer eso, por no hablar de las escenas de celos que me montaba cada dos por tres. Me cansé de él y le dejé. Yo no era de nadie. Mamá me escuchaba atentamente todo lo que le contaba de él y asentía, no fue hasta el final donde me dio un último consejo "Nunca te quedes con un hombre que no amas por creer que es lo que mereces".

Mi madre tenía razón. Hubo un tiempo donde Dustin era el chico perfecto lo que había buscado pero cuando empezamos a salir las cosas cambiaron sobre todo después de tener relaciones aquello fue como el detonante. No digo que fueran malas, porque no lo eran, yo me sentía muy satisfecha con él y no necesitaba nada más, pero el sexo no lo es todo para una relación pero en cambio para Dustin si lo era y yo no soy una muñeca hinchable. Esas fueron las últimas palabras que le dediqué antes de cerrarle la puerta en la cara. Las horas de charla con mamá se alargaron hasta que me di cuenta de que tenía que perdirle que me llevara mañana al aeropuerto, dijo que no hacía falta preguntarlo, que me llevaría encantada. Le mandé un mensaje a Blair diciéndoselo y me fui a dormir después de despedirme de mamá. Mañana sería un día largo. 

Seis de la mañana y mi despertador no deja de sonar. Me despierto de un salto de la cama para ir a avisar a mamá de que no se duerma, pero para mi sorpresa ella ya está dando de desayunar a mis hermanos que ya están vestidos y penados. Ellos al verme aún con lagañas en los ojos y el pelo alborotado y yo me uno a ellos, los voy a echar de menos. A las seis y veinte estamos saliendo de casa para ir al aeropuerto. El maletero va a reventar y mi madre insiste en que llevo demasiadas cosas pero un viaje con mis amigas y Blair estaba entre ellas así que conociendo a todas, yo sería la que menos equipaje llevaría y así fue cuando llegué al aeropuerto vi como Blair, Jenna y Libi tenía dos carros llenos de maletas cuando yo con uno me bastaba. Al verme Blair me puso los ojos en blanco y yo le saqué la lengua. Las cuatro corrimos a abrazarnos y empezamos a gritar como locas en mitad del aeropuerto. Aquél sería un verano inolvidable. 

Faltaba menos de media hora para que nuestro vuelo a Florida saliera. Mi hermana Jane no se separaba de mi era evidente que sería a la que más echaría de menos al igual que ella a mí. Colin tenía trece años y ya era más mayor pero Jane tenía cinco años y me contaba un triunfo separarme de ella siempre que me iba fuera de casa más de un día, ahora que eran tres meses estaba preparada para que el diluvio universal saliera de mis ojos. Le compré chuches antes de irme y eso pareció animarla un poco pero no era suficiente, aún seguía agarrada de mi cintura como si nunca más me volvieran a ver. Diez minutos. Primero me despedí de mi madre, después de Colin y por último de Jane que ya había empezado a llorar. 

-¿No llores, vale?- Ella asintió- No me gusta verte triste Jane tienes que estar contenta porque si no, no podrás vigilar a Colin para que no entre en mi cuarto y lea nuestro diario secreto. Además, mamá estará con vosotros. 

-Está muy lejos.

-Lo sé, Jane, pero se pasará volando y te traeré un montón de regalos, ¿vale? 

-Vale- Dijo con una sonrisa tímida. Yo asentí y le di un último abrazo antes de que nos llamaran por megafonía. 

-Mamá, cuida de ellos- Dije abrazándola otra vez.

-No te preocupas, disfruta. 

Aún con lágrimas en los ojos, Blair me cogió del brazo y caminamos hacia la puerta de embarque. Eché un último vistazo a mi familia y embarqué.