Cap 3 - ¿Vienen por mí?

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Cap 3- ¿Vienen por mí?

Natalie:

Me volvieron a inyectar de su veneno, pero esta vez lo agradecí, porque no quería seguir sintiendo aquello que me quemaba.

No sé exactamente qué fue lo que me pasó, pero la presencia de ese hombre removió algo dentro de mi.

Sentimientos que desconocía, o más bien que volvieron a mí de golpe y eso me trastornó un poco más. Me trastornó de una manera diferente, de una manera que me desconcertaba.

Sentir el tacto de su piel tocando la mía, me hizo sentir algo muy extraño en mi corazón y una corriente eléctrica muy potente corrió por mi cuerpo. Me quemaba y quería que se alejara, pero al mismo tiempo lo quería sentir cerca.

Sus ojos, sus palabras me desconcertaron, me brindaban seguridad y una promesa de que cuidaría de mi.

Por otro lado ese recuerdo que bombardeaba mi mente era tan claro, como si hubiera acabado de suceder en ese momento. No estaba cien por ciento segura de quién era ese hombre, pero algo dentro de mí me decía que era mi padre.

Pude ver el dolor en esos ojos color mar al hacerlo. ¿Pero si le dolía por qué disparó? ¿Por qué lo mató?

Ya llevaba horas hecha pelota en mi catre tratando de recordar algo más. Tratando de aclarar esta neblina que empañaba mi mente.

De repente un fuerte trueno me hizo volver al presente, causando en mi interior gran nerviosismo y ansiedad. Mi sangre empezó a correr muy deprisa y supe que era una sensación muy conocida para mi.

Se volvió a escuchar el ruido una vez más y entendí que se trataba de disparos. ¿Venían por mí?

La puerta se abrió de golpe y un hombre fuertemente armado entró. Me observó unos segundos y habló con precaución.

- Natalie me llamo Alberto. Will me mandó a cuidarte y en estos momentos hay gente mala que viene por ti. Necesitas venir conmigo en este instante - se acercó a mí y trató de tocarme.

- No, no, no me toques, él va a venir por mí - hablaba cuando otro hombre se acercó a la puerta y le exigió al primero que me sacara de ahí inmediatamente. No terminó de hablar cuando una ráfaga de balas se incrustaron en su cuerpo.

Alberto me abrazó y me pegó contra la pared. Mi primer instinto fue patalear, pero algo dentro de mí me detuvo. Esperó a que el susodicho asomara la cabeza, para volarle los sesos con su arma.

- Gracias - me dijo con una sonrisa en los labios.

Esta escena creo la había soñado o había vivido algo similar anteriormente. Debía luchar y precisamente es lo que pensaba hacer.

- Dame una pistola - ordené. Alberto me observó inseguro de qué hacer, pero no era el momento para dudas - ¿Vienen por mí no es así? - él asintió con la cabeza - entonces lo más sensato, sería que yo también portará un arma.

No se que me pasó en ese momento, la adrenalina que corría por mis venas hizo que mi mente se aclarara un poco. Aunque sentía miedo, me sentía viva y no quería que la neblina volviera a opacar mi mente.

Después de pensarlo un poco me dio el arma y sorprendentemente sabía cómo agarrarla.

Los balazos se seguían escuchando y cada vez más cerca a nosotros.

- Al parecer mandaron un ejército por usted, pero no se preocupé, nosotros la vamos a proteger. Voy a salir, es muy importante que no se mueva de aquí. Si alguien se asoma dispare.

Lo tomé del hombro y supliqué que no me dejara, pero él dijo que sería mejor ir y quitar del caminó la amenaza.

Yo me quedé como estatua inmovilizada, en el mismo lugar que él me dejó.

Enseñame a Olvidar II: volver a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora