¿Gnomos?

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Era ya de tarde en el pueblo de South Park, la luz resplandecía en el agua semi- congelada del lago y en una de las bancas que se encuentran junto a la orilla está sentado un joven llamado Tweek, que por su rostro algo preocupado algo ronda por su mente, algunos chicos lo llaman "paranoico", otros "loco", yo creo que es un chico especial... y la razón de eso es porque es casi el único en este jodido pueblo que puede ver a mi familia y a mí.

Todo comenzó cuando recién llegamos a este pueblo, vivíamos en un camión en una granja lejos de la ciudad, hasta que el dueño del camión lo vendió. Después de eso llegamos a un lugar donde comenzaron a subir muebles y adornos para las casas y desde allí fuimos a parar a este pueblo en Colorado, South Park. La familia que se mudaba aquí eran pocos en cantidad, ni comparados con nosotros que somos más de diez, pero se veía feliz, la componía la madre, el padre y un solo hijo. Con mi familia decidimos que viviríamos con ellos, haciéndonos lugar en los agujeros de las paredes de la casa.

Con el tiempo me di cuenta que el niño estaba la mayor parte del tiempo solo en casa, así que decidí que sería su amigo, con mucho cuidado salí de mi escondite y me acerqué a él. Al verme se quedó como petrificado por un par de minutos, así que hablé.

─ Hola emm... no te asustes, yo sólo quiero ser tu amigo.─

El chico no dijo nada, sólo estaba ahí mirándome con atención, me acerqué despacio para que no se asustara y de pronto vi que movía la boca para hablar.

─ Ho- hola, soy Tweek ¿Qué eres?─

─ Soy un gnomo y vivo aquí junto a mi familia.─

Apunté hacia el pequeño agujero en la pared, en donde se encontraba la entrada de mi hogar, el chico se acercó curioso al agujero y miró dentro.

─ Está m-muy oscuro allí ¿no te da miedo?─

Sonreí levemente al darme cuenta que ya había tomado confianza.

─ En realidad no, porque los gnomos trabajamos de noche.─

─ E-entiendo, a mí me da miedo la oscuridad, así que mi madre me deja una luz pequeña encendida cada noche, e-esa de allí.─

Miré hacia donde apuntaba y sonreí al ver que tenía forma de estrella.

─ Es una bonita lámpara Tweek.─

─ Gra-gracias.─

De pronto sentí que tocaban la puerta de la habitación del niño, así que decidí volver a mi casa, ya después seguiría hablando con él.

─ Viene alguien, en la noche vendré a visitarte.─

─ E-está bien.─

Corrí y me metí en el agujero justo antes de que entraran a la habitación, me quedé escuchando un poco.

─ Aquí estas hijo, vamos que tenemos que ir a la cafetería a buscar a tu padre.─

─ S-sí mamá...em mami...─

─ ¿Qué sucede Tweek?─

─ Tengo un nuevo amigo.─

─ Oh eso es muy bueno hijo ¿y es del kínder? Después me lo presentas ¿está bien?─

─ No es del jardín mami y te lo presentaré en la noche, porque es un gnomo.─

─ Que cosas dices Tweek, los gnomos no existen, ha de ser tu amigo imaginario hijo, ya vamos antes de que se haga más tarde.─

Y con eso escuché como se cerraba la puerta, ¿Por qué la madre le habrá dicho que no existíamos? ¿Acaso no todo el mundo nos ve? Ya en la noche averiguaría eso.

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