Joven Guapo.

32 8 0
                                    

-Que lindo vestido usas, Daryl -mencionó Priya.

-Lo mismo pensaba, el floreado lo destaca -comentó Lynn.

-Oh, muchas gracias, chicas -sonreí y miré a Nath, parecía piedra por lo rígido que estaba, lo tomé de la mano y él me miró buscando apoyo.

Al parecer él es algo tímido, bueno, no al parecer porque lo es. Íbamos en el auto de Priya. En realidad cuando dijo pequeña fiesta no me imaginé algo pequeño, ya que en la ciudad en la que vivimos es muy escandalosa en esa parte. La música sonaba desde lejos. Cuando bajamos llegamos, el estacionamiento estaba casi lleno, tanto de personas como de autos. Nos demoró algo buscar en donde estacionar. Pude notar a Nath más tenso de lo usual. Es la primera vez que nosotros pisamos un lugar así, pero yo no me sentía nada nada tensa ni el pánico se me apoderaba, como a él se le hacía ver.
Después de pagar entrada, ingresamos al lugar, la música era todavía más fuerte, colores, figuras y humo cubrían el lugar. No me sorprende que la regla para entrar al lugar sea ser mayor de 16 años, y para beber alcohol sean de 17 en adelante. Priya nos ubicó en una mesa de media luna.

-¿Algo de beber? -Gritó para que la podamos escuchar.

Después de pedirle a ella lo que queríamos, se dirigió con Rehita al mini bar. Por lo visto ninguna pidió algo fuerte. Observé a mi alrededor, todos bailaban con una copa, vaso o botella en mano. Reí al imaginar a Nathaniel con una botella de alcohol bailando. Lo miré y el miraba a Lynn la cual charlaba animada con Kim. Seguí mirando a mi alrededor, entre las personas que iban al bar pude notar un cabello familiar.
Ese color rojo y vestimenta de rockero... Agh, ya sé.
Priya y Rehita llegaron con las bebidas, y con alguien más...

-Hola, bonitas -un chico bronceado y de mirada coqueta posaba sus labios en las mejillas de cada una de nosotras. A excepción de Nath, claro está-, mi nombre es Dakota, pueden decirme Dake.

Momentos después, Dakota se encontraba pidiendo bailar con Lynn, por lo que tuve que actuar rápidamente ya que Nath estaba a punto de salir corriendo.

-M-mejor bailemos nosotros -me levanté tomando la mano de Dake.

-Eso me encantaría mucho más, mi querida Daryl -me miró con ojos... Lujuriosos.

Agh, agh y más agh. Y ahí estaba, bailando con un completo rompecorazones, lo cual me incomodaba porque él tenía su cuerpo muy pegado al mío. Tenía ganas de salir corriendo o darle con mis zapatillas.

-Eres preciosa, Darylné -su voz de seductor sonó en mi oído, lo cual me hizo sonrojar.

-G-gracias... Dake -susurré.

P

ara mi buena suerte la canción terminó, le dije a Dake que iría al baño y así fue, lo vi charlando con una chica peliazul.
Estaba saliendo del baño, cuando golpeé a alguien con la puerta.

-¡Lo siento! No fue mi... -exclamé avergonzada, él me miró y sonrió-, culpa...

Esa sonrisa... Tan amplia y segura. Esos ojos tan brillantes y expresivos. Ese rostro... Joder, ese tipo...

-No se preocupe, señorita, ha sido culpa mía situarme a lado de la puerta -pude notar su nariz algo roja por el golpe.

-Oh eh... -mi nerviosismo no me dejó ni hablar, por lo cual asentí e hice un intento de sonrisa.

-Linda noche, permiso.

Dio media vuelta y siguió caminando. Santo cielo, es un joven hermoso.

-¿Tabla? -miré hacia donde escuché esa voz proveniente de la mesa más cercana. Oh, si era él-, ¡que sorpresa! ¿Te gusta la aventura?

-Tu, ¡deja de llamarme tabla! -Exclamé.

-¿Quieres sentarte? -Ignoró mi reclamo y señaló la silla frente a él. Eh...

-Bueno, vine con amigas.

-Eso da igual, no te dije que te quedes conmigo toda la noche -sonrió-, ah no ser...

-Solo un momento -dije inmediatamente para luego sentarme. Vi dos vasos en la mesa por lo que supuse que él vino acompañado.

-Por cierto, me llamo Castiel -lo miré curiosa-, no te lo había dicho, ¿cierto?

-No, en realidad no, ni he preguntado -volví a mirar los vasos, dudando si preguntar o no-, Castiel... ¿Has venido solo?

-No, vine con un... ¡Ah! Él está viniendo -señaló hacia atrás de mi espalda, miré y vi a... ¡Él! Él joven guapo.

La Mini AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora