Capitulo 16| ¿Perdiendo la cabeza? Nahhh

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Tras un par de horas, María entró a la casa con gran alegría, su presa colgaba de su mano izquierda, había sido un momento extraño, se sentía viva, y seguro ahora viviría más, ya que podría comer y, a las malas, usar la piel, pero eso no estaba en sus planes.
Entro a la casa y dejo al animal en la encimera ya limpia, rebusco en la alacena una sartén y algo de aceite, así como un plato y uno de los tomates que había había encontrado de camino, usaría aquella planta a su beneficio, estaba claro.
Abrió el grifo, admiro sus manos,teñidas de un hermoso rojo carmesí, resistiendo la tentación de deleitarse con el sabor de aquel líquido vital, lavó sus manos así como el cuchillo.
Y entonces las cosas se empezaron a salir de su sitio, observó con orgullo al conejo que yacía sobre la encimera,su pelaje blanco estaba teñido con su sangre, al igual que la sudadera, camiseta y un poco de los pantalones de María.
Levantó el cuchillo cerca de su cabeza, para rápidamente bajarlo hacia el conejo.
Su sonrisa de ensanchaba cada vez que despellejaba al animal, después de eso dejó el pelaje a un lado, lo guardaría, aún que fuera como trofeo.Quitó los huesos, su parte favorita se aproximaba, empezó a cortar la carne, manchando sus manos una vez más con aquel espeso líquido, seguido, salió de su éxtasis y lo frió, lo puso en un plato, cortó aquel tomate, y empezó a devorar.

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