Capítulo 24

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Ángel

Su gestualidad desencajada lo decía todo. Camino por la casa frustrado al no poder recordar lo que ocurrió la noche anterior. Quiero saber si le hice algo, y si es así recordar aquellos momentos tan delicados y especiales. Desde luego una experiencia como la de ver a Melek desnuda no es digna de ser olvidada. 

Lo último que recuerdo son las caderas de Melek, bailando de un lado a otro, mientras yo tomaba mi monster. Ella se había animado a quedarse en la fiesta, y hasta había bailado con muchos chicos. 

Pero ¿Cómo acabamos los dos desnudos y acurrucados en la cama? Si hasta cuando ella bailaba yo me limité a mirarla de lejos.

Bajé y miré las cámaras de seguridad, por si captaron algo, pero nada sólo captaron lo de fuera. 

* * *

He querido dejar algo de tiempo a Melek, no puedo agobiarla ahora mismo. Me ducho y bajo a la cocina a desayunar. Al coger mi móvil encuentro casi 150 mensajes, de grupos en los que estaba metido. No era muy normal, ya que esos grupos sólo estaban para quedar o para anunciar fiestas. Entro y comienzo a leer los mensajes

 <<Nuestro rey se llevó a la cama a la estrecha jajaja>>

<< A la morita? Jope!! Que suerte chaval, ea está buenísima!!>>

<< Le habrá dejao el coño más abierto que la boca!! JAJAJAJA>>

<< Ay que bruto, Mathias dijo que tenía un video>>

Joder no... Mi corazón empezó a bombear con fuerza, y comencé a bajar en busca del vídeo. Si Melek se enteraba me cortaría las pelotas, para después suicidarse en nombre de su dios

Y lo encuentro. Me lo pienso dos veces... Pero finalmente le doy. La música se escuchaba muy fuerte y se veía a mucha gente bailar en el salón. La persona que graba hace zoom en dos personas bailando, que veo que eran Desi y Carlos. En ese instante mi corazón da un vuelco. Más allá de aquellos dos tortolitos, estaba yo, devorando la boca de Melek. Mi cuerpo se estremece cuando veo mis manos viajar por su cuerpo.

Finamente éstas paran en sus muslos y tiran de ella, hasta colocarla a horcajadas de mi, rodeando sus piernas mi cintura, dejando su ancha falda caer alrededor de mis caderas. Ella ríe mientras rodea mi cuello con sus brazos, y aquel ansioso yo, estapa su risa contra sus labios. 

Camio entre la multitud, y parece que la persona que hizo el vídeo también me sigue. Subo las escaleras con ella en brazos y camino por el pasillo hasta llegar a mi cuarto

— Ángel, eres un dios griego— suelta una risita, mientras pasa su boca a mi cuello

— No deberíamos hacer esto— la dejo en el suelo. Parece que yo estoy más cuerdo que ella

— Ángel, tú no deberías hacerme esto que esto que me haces— sube sus manos bajo mi camisa, cosa que hace que suelte un suspiro.

Mi auto control parece llegar al límite cuando acaricia mi entrepierna, y posa sus labios sobre los míos y me besa. No con necesidad, ni deseosa a llegar a más, sino como si intentara alargar aquel momento. La persona que graba suelta una risita que sólo se escucha en el vídeo, para luego hacer zoom en la mano de Melek, que acariciaba mi entrepierna con timidez. 

Quito mis manos de su cuerpo, y abro la puerta de la habitación detrás de ella. Melek, suelta una risita sobre mis labios y tira de mi hacia dentro. La persona se acerca a la puerta, que ahora está cerrada y suelta una risita. Ahí termina el vídeo. Una parte de mi deseaba que el vídeo continuara, para ver si así recordaba algo, pero saber que todo el mundo tenía lo que se supone que fue íntimo me enervaba hasta tal punto que sólo les mandé un mensaje

La Chica del Hijab ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora