Muchas cosas son las que pueden pasar.
Para qué estar seguros, pero tristes cuando; si sales, los últimos momentos de tu vida pueden ser felices.
Tienes la elección.
Introducción. (Cap. 1)
3102.
-Buenos días. –Dijo su despertador
-Ahh... Unos minutos más, por favor.-Respondió él.
-Lo siento. El amo me ha programado así. –Explicó el despertador; y, de repente, le crecieron dos brazos de hierro y una cabeza con forma ovalada. El despertador empezó a moverse. Volaba en el aire a unos 40 centímetros del suelo. Por debajo, tenía un hueco del que salían unos círculos azules cielo, que, cuando llegaban al suelo, desaparecían. Le salía una especie de cámara por su cabeza. El despertador movió uno de sus brazos hacia el hombre que estaba en la cama, y, del final de su brazo, le salieron unos polvos celestes, que, empezaron a moverse hacia el hombre. De repente, cuando los polvos llegaron al hombre, saltó de su cama como si se hubiera bebido cinco litros de "Red Bull" en un solo trago.
-¡Ahh...! ¡Buenos días, despertador!- Dijo el hombre. Pensemos en un nombre para el hombre, para no tener que llamarle "Hombre" ¿Qué tal Papel? No me gustan los nombres típicos como Pepe, Álvaro, Juan...
En fin. Sigamos.
El despertador abrió un armario, y sacó un montón de cajas negras de unos 20 cm. de diámetro. Luego preguntó:
-¿El chaleco para el trabajo? ¿O mejor una ropa de deporte? ¿Qué le parece si le compro el nuevo chaleco 238.87.4 híper cómodo?
-Está bien, cómpralo pues. –El despertador sacó un trozo de cristal, del que de repente salieron unos botones de teclado. Los botones solo tenían números. El despertador empezó a teclear un código y, entonces de repente, una de las cajas se abrió. El robot metió unos trocitos de cristal, y de la caja Salió un holograma de una chaleco. El robot extendió la mano hacia el holograma, lo agarró, y empezó a tirar del holograma, pero no lo conseguía sacar. Hasta que después de un buen ratito intentándolo, la chaqueta salió, y el robot se cayó, pero con la chaqueta en la mano.
-¡Esta chatarra de holograma! ¡Nunca funciona! ¡Ya te dije que deberías comprar uno nuevo! –Dijo el robot. Miró a los alrededores y, se dio cuenta de que Papel ni siquiera estaba allí. Estaba ya en la cocina, preparándose un café.
Al robot le vamos a llamar Enchufe.
-Enchufe, prepárales el desayuno a las niñas.-dijo Papel.
-Allá voy. –Enchufe sacó de la nevera una caja de cereales, que cuando lo tocó, los dibujos que habían en ella empezaron a saltar, y a cantar. Tocó un botón, y de repente dos platos empezaron a moverse hasta que llegaron a la caja de cereales, que también empezó a moverse solo, consiguiendo así preparar unos cereales. Solo faltaba la leche.
-¡Maldito seas, caja de leche! ¡Nunca paras de retrasarte! ¡¿Es que nada funciona en esta maldita casa?! –chilló Enchufe.
-Para de quejarte y mejor disfruta de que no eres tú el que tiene que moverse. –dijo Papel. Entonces los platos de cereales empezaron a moverse con unas patitas hasta llegar a la mesa de desayuno.
Papel ni siquiera esperó a que llegaran sus hijas si no que cogió un pen-drive y salió de la casa.
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Papel
Ficción GeneralUn mundo Perfecto, Papel... un mundo Perfecto. -Y se hizo una oscuridad inmensa