Eran las seis de la tarde, el sol se filtraba por las ventanas inundando la gran habitación rodeada de muebles con una bella y apacible luz anaranjada. Jongdae seguía en las nubes después de su beso con Minseok. Si de él hubiera dependido, seguiría al lado de su amigo sumando la mayor cantidad de puntos en el marcador del amor, sin embargo, por ser el líder del gremio de las artes y a pedido del mismísimo Rey Blanco, estaba intentando plasmar en uno de sus geniales cuadros a Baekhyun, quien justo en ese momento se veía inusualmente inquieto y definitivamente no apto para posar a menos que estuviera muerto. JongDae lamentó no poder matarlo él mismo. Intentó conservar con todas sus fuerzas la paciencia, pues estaba procurando que su día color de rosa no se arruinara, pero pronto se empezó a dar cuenta de que con Baekhyun en ese diabólico estado de hiperactividad eso no sería posible.
Para JongDae era el colmo. Su compañero se caracterizaba por muchas cosas, pero entre ellas claramente no figuraba esa ridícula e infantil inquietud; de hecho, Baekhyun solía actuar siempre de manera muy sigilosa, alzar la voz solo cuando era necesario y ser muy observador, lo que le significaba estar quieto y en silencio la mayor parte del tiempo. Pero justo el día en que Chen había dado su primer beso, el más maravilloso de todos, tuvo que pintar también a Baekhyun, quien, justo ese mismo día, se encontraba más hiperactivo que un niño de tres años.
La mala racha siempre era de JongDae, el bolas tristes de los Alfas.
—¡Baekhyun, quédate quieto, hombre! —graznó como ganso degollado.
Ya estaba muy exaltado. Para ser sinceros, su bello día lleno de paz y nubes de colores se había ido al carajo desde el momento en que cortaron su momento a solas con Xiumin y le pidieron retratar a Baekhyun en un enorme cuadro de 3x2 metros.
Lanzó al piso su paleta de colores con pinturas al óleo, salpicó todo de arcoíris y de paso ensució también a Lay que tuvo la mala suerte de estar a su lado viéndolo pintar antes de que le diera su pataleta artística.
—Lo único que haces todos los días del año es estar de guardia o entrenando, pero ahora, ¡justo hoy!, cuando el mismísimo Rey Blanco me ha pedido que te retrate en un cuadro decente vienes a moverte como si te estuvieras aguantando las malditas ganas de orinar, ¿acaso crees que tengo tiempo de sobra para esto?, ¿acaso de verdad quieres orinar y no me lo quieres decir?
Aprovechando que su pulcra ropa ya estaba sucia y ahora tenía el pase perfecto para seguir pringándose, Yixing se abalanzó sobre Jongdae de manera juguetona y brusca. Ambos rodaron por el piso coloreado de óleos gozando de su minuto de confianza para volver a ser niños.
Tratándose de boberías, Chen no se hacía de rogar, por eso es que siguió a Yixing en su juego y ambos se revolcaron en el suelo por unos breves segundos terminando de ensuciar la ropa del todo. No obstante, la diversión duró poco pues enseguida ambos guerreros fueron separados por dos gigantescos soldados que los agarraron de la ropa sucia y los pusieron de pie en menos de un respiro.
—¡Qué significa esto! —exclamó Jongdae indignado, agregando otro colmo a su colección de colmos cuando los soldados lo agarraron por las axilas a él, un líder de Alfa, como si fuera un chiquillo de seis años.
Los soldados, gigantes a pesar de su corta edad, volvieron a tomar su posición a cada lado de la puerta, justo atrás del indignado guerrero.
—Vuelvan aquí —exigió. —No, esperen...
Chen se acercó a su compañero quien por fin había logrado mantener una postura fija después de haber ocasionado semejante desorden. Sin embargo, no hizo empeño alguno por encontrar la razón de tan repentina quietud, sino más bien lo apuntó con su dedo dispuesto a decirle unas cuantas verdades.
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ÁNGEL NEGRO [EXO FANFIC AU]
FanfictionFinalizada. Nueve jóvenes que estaban destinados a ser invencibles guerreros fueron divididos por la traición. Un ente desconocido, apodado el ángel negro, está llevando el caos a los pueblos. Es entonces cuando comienza la búsqueda de los guerr...