Te ayudaré a olvidar

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Para que me trajiste aquí Ares, si tienen que regañarme tiene que ser todo el consejo - cuestioné

Yo no dije que fuera a ser el consejo - dijo inocente - además tienes que curarte esa herida, sé que te ha afectado más de lo que dijiste

Como si eso fuera una señal el dolor de la herida volvió más fuerte, no entendía a qué se refería esa maldición, pero joder dolía, casi me caigo al piso por el dolor de mi brazo pero Ares me sostuvo, me cargó hasta el sofá, me depositó ahí y me pasó un vaso de néctar.

Debiste tomar algo de néctar o comer ambrosía - me regañó

Pero yo me curo con el agua - me defendí

Hablamos de maldiciones - recalcó - tienes que curarte por dentro también reforzando tu sangre divina, no solo curarte de manera superficial

No es ... - intenté replicar pero me besó

Decías algo - dijo separándose un poco

Que me asfixias - respondí

Empezó a reírse separándose un poco más - no vuelvas a ponerte en ese peligro por favor - pidió

No puedo prometerlo - dije un poco apenada

Lo sé - susurró - qué quieres comer esta vez - preguntó un poco más animado

Pide cualquier cosa - le dije

Esta vez voy a cocinar Graciela, y deja de poner esa cara de espanto - advirtió

Tú solo sabes cocinar comida de guerra, todo enlatado y sin sabor - dije haciendo cara de asco

Es nutritiva - por un segundo habló como Deméter, preferí no señalar aquello

No lo es, es insípida, te ayudo a cocinar - ofrecí

De eso nada - replicó

Dije que lo haré y punto - corté la conversación y lo acompañé a la cocina

Era la primera vez que usábamos la cocina, normalmente cuando me traía para acá pedíamos delivery, nos poníamos a ver alguna película o hablábamos de alguna guerra o hecho histórico, o capaz algún juego que yo siempre salía ganando y luego volvía a mi casa; en ese tiempo éramos solo los dos, él con su apariencia de adolescente de 17 años, sin los demás dioses, sin su eterna novia, solo aquí me olvidaba que no debía ser, solo aquí conocí otra parte del Dios de la Guerra y me producía aún mayor miedo porque estaba enamorada de él, no se lo había dicho aún porque no quiero sufrir sabiendo que siempre me va a engañar con ella a pesar de que el juraba que no la veía más a solas, algo me hacía desconfiar.

Terminamos entre juegos de preparar los ravioles con salsa roja que fue lo más sencillo que pensamos y nos sentamos a comer, una vez más entre juegos terminamos, él embarrado de salsa y yo sin ninguna gota.

Bostecé - tienes sueño - señaló él

Un poco - admití - me desperté temprano hoy, luego ya no dormí y - bostecé de nuevo

Duerme un poco - medio ordenó medio pidió - y a la próxima toma desayuno sí

¿Cómo sabes que no tomé desayuno? - pregunté desorientada

Porque te conozco - dijo como si fuera lo más lógico - además de que no hubieras aceptado el comer a las 12:30 si no fuera porque tenías hambre

Mrd - mascullé - es que salía tarde por eso ya no tomé nada, en mi casa se van a preocupar de que no llegue del colegio

Te voy a despertar a las 2 te parece - prometió - te da tiempo de ir por el hijo de mi Tío H e ir a tu colegio

Está bien - dije yendo al enorme cuarto, la vista de la enorme cama fue suficiente para caer a los dominios de mi padre Hypnos, caí a la cama y de  inmediato me dormí.

La reencarnación de Xena ¿Hija de los dioses?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora