62. Renunciando al sexo.

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—Sky Rosselvert, ¿estás celosa?— enarcó una ceja y yo blanquee los ojos.

—vete a la mierda— no me gustaba que él dijera eso, me sentía expuesta.

Después un silencio incómodo nos enredó a ambos. No quería estar así pero en serio odio ese adjetivo, no soy celosa y nunca lo he sido simplemente quería saber con quien parecía tontear por mensaje. Ahora me siento culpable, no debí preguntar quién era, no era de mi incumbencia.

—perdón— dijimos al unísono.

Me dejó hablar a mí primero.

—no quise entrometerme en algo que no es mi asunto, sólo pregunté por curiosidad— confesé —reaccione así porque no me gusta que me digan celosa, no me gusta esa palabra— arrugue la nariz.

Adrián sonrió de lado demostrando que todo estaba bien.

No me imagino a Adrián molesto conmigo por algo, es decir, no logro imaginarmelo mandándome a la mierda, es mejor que eso y espero que jamás tenga motivos para…

—eres mi novia…— dijo en susurro porque aún no le hemos dicho nadie de nuestra relación —es normal que sientas celos moderados y nunca digas que yo no soy asunto tuyo— frunció el ceño en broma.

Olvidas algo, un detalle insignificante

No lo olvido, nunca podría, sólo pienso que es cosa del pasado. Aún me remuerde la conciencia no haberle contado a Adrián que Bridgit lo engañó pero… no tengo las agallas suficientes para decírselo. Se me partiría el alma si algún día se lo digo y él lo toma mal, eso querría decir que aún le importa. Prefiero dejar esto en el pasado.

—no necesitas que te cele para saber que te quiero— confesé y dejé un pequeño y corto beso en sus labios.

Después Alexa llegó y se sentó entre nosotros sólo por joder. Se movió como renacuajo en charco para que nos corrieramos de asiento y al fin, separarnos.

—ya estoy aquí, ya pueden dejar de derramar miel— fue lo primero que dijo.

—deja de mover el culo así me estás encajando el codo— riñó Adrián a mi mejor amiga.

—perdone usted su majestad— dramatizó y cubrió su boca con ambas manos —no sabía que los príncipes fueran tan delicaditos dió un mirada altanera.

—oh, sí que lo sabes puesto que andas muy pegadita de Carter— contraatacó y se ganó un golpe de ambas.

Nadie se mete con mi mejor amiga.

Alexa me sacó arrastrando del lugar y me llevó a la cafetería, necesitaba hablar conmigo, conozco su mirada curiosa. Entonces me preparé para lo que sea que fuera a preguntar o confesar, cualquiera de las dos me asusta. Buscamos cualquier mesa y tomamos asiento. Cuando estamos acomodadas ella se me queda viendo, esperando a que yo sea la primera en decir algo.

—¿qué?— ¿se supone que le lea la mente?

—no te hagas imbécil, cuentame todo lo que ha sucedido entre ustedes— puta madre, ¿cómo se dió cuenta tan pronto?.

Bueno, tarde o temprano sufriría su interrogatorio.

—ya somos novios— confesé mordiéndome el labio con culpa por no habérselo dicho antes.

—¡¿qué!?— exclamó con los ojos como platos —¿y porqué mierdas no me lo habías dicho?— reprendió cabreada golpeándome el hombro con su puño.

Una princesa imperfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora