Frank abrió los ojos y maldijo al sol. Con un movimiento tosco, despertó a su mejor amigo y con voz pastosa le indicó que era hora de despertar.
—vamos, Gee, tenemos capacitación—le recordó con frustración. El pelinegro respondió con un gruñido cansado y una mirada somnolienta.
—¿Ya es hora? Parece que acabamos de recostarnos —masculló con pesadez y se sentó lentamente en el colchón. —vamos a ducharnos, F, si llegamos tarde de nuevo, Leto nos mata seguro.
Frank no fue capaz de negar eso y rápidamente los dos se arrastraron a las duchas, volvieron a su cabaña compartida y se vistieron con su fastidio usual. El campamento ignoraba gustos personales y a pesar del amor profundo de Gerard y Frank al color negro, era obligatorio el uniforme de color naranja neón que odiaban con todo su ser. El odio y rechazo a este color aumentaba a diario, cuando el Director de escena, Jared Leto, y básicamente su dueño, se burlaba y se pavoneaba con su ropa oscura de diseñador.
Corriendo a una de las aulas principales, lograron entrar antes que el profesor Leto y respiraron con alivio evidente. La clase estaba tan brillante y alegre como de costumbre, provocando arcadas en el par de punks allí. Gerard señaló la ventana más alejada con la cabeza, invitando a Frank, quién respiró con alivio. Se sentaron frente a frente, esperando por el profesor.
—¿Por qué crees que tarde tanto? Usualmente llega antes que todos —cuestionó el más pequeño con su curiosidad característica, a lo que hizo al otro encoger de hombros.
—no tengo idea, Frank. —respondió simplemente— puede ser por cualquier razón, o sólo se quedó dormido.
Antes de terminar de hablar la puerta se abrió y cerró con fuerza, dejando la sala en silencio inmediato. Con su cabello a la nuca y las ropas oscuras evocaba a un Severus Snape moderno y muchísimo más atractivo, y con mejor actitud, por supuesto.
Miró la clase con seriedad, y abrió sus labios con una sonrisa deslumbrante.
—Besos. —empezó su discurso— los besos en la actuación han sido elementales, desde las obras más cutres hasta las películas más importantes de la historia de la humanidad. Pero, ¿cómo se hace? ¿Cuál es la técnica oculta que los hace parecer tan reales? —preguntó al aire y continuó con una sonrisa maliciosa— no hay truco, no hay técnica. Para hacer de un beso realista, hay que besar realmente. Pero para lograrlo, se necesita química. Llevan aquí una semana, deben tener apego con alguien, ¿no? Tomen a su más cercano amigo, coloquense en parejas y elijan un contexto necesario de un beso, yo iré a revisarlos uno por uno. Rápido, ahora —urgió con emoción—
Gerard y Frank se miraron con pánico, y vergüenza por los recuerdos de su primer encuentro. Frank carraspeó con nerviosismo.
—muerte. Alguno podría estar muriendo, pero no en el último momento, y nos despedimos para siempre con un beso —ofreció Gerard entusiasmado con la idea.
Frank asintió después de pensarlo unos segundos y empezaron su acto, viendo cómo se acercaba Jared.
—Gerard, te amo con todas las células de mi cuerpo, por eso no puedo quedarme a presenciar cómo tu luz desaparece, como tu carcajada se quiebra, como tus labios —pasó los dedos suavemente y con delicadeza sobre los labios del otro— se agrietan y no son capaces de besarme otra vez. Soy un ser egoísta, y es una de las razones por las que me desprecio, por eso debo dejarte ahora que puedo, y no cuando me sea tan imposible dejarte ir, que deba atravesar el Estigio minutos más tarde en tu búsqueda.
Gerard parpadeó con lágrimas, y respondió tembloroso pareciendo gravemente enfermo y débil. —No me dejes, Frank, te lo ruego. Lo prometiste, ¿recuerdas? En las buenas y en las malas, lo prometiste frente a todos en nuestra boda... Me lo prometiste bajo la luna, más tarde esa noche. Frank, si no estás tú, ¿quién me queda? —suplica con lagrimas surcando sus mejillas pálidas— moriré dos veces si me dejas hoy, amor mío.
Frank pareció llorar y negar varias veces con su cabeza. —Lo siento tanto, Gee. Debo hacerlo. —insistió con tristeza antes de acercarse lentamente al rostro contrario para dejar un beso profundo y apretado antes de separarse súbitamente— me voy ahora, Gerard.
Y la clase explotó en aplausos.
El profesor leto parecía conmovido y exclamó —¡increíble! Después de clases, a mi oficina, por favor.
Se dio la vuelta a la clase y continuó supervisando a los demás mientras Frank y Gerard se mantenían en silencio, analizando lo que acababa de suceder.
Finalmente, Gerard murmuró. —¿qué crees que quiera Jared?
Frank no tenía ni idea.
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Summer »frerard
Short StoryLlegando a sus 20 años y siendo un amante del arte, Gerard Way decide unirse a un curso de teatro durante las vacaciones de verano. A Frank Iero lo obligaron. Ambos esperan cosas distintas de ese verano, pero cuando en medio de una sesión de ensayo...