Julie.
El sol se escondía delante nuestro, nos encontrábamos en nuestro lugar en el mundo, así le decíamos a una zona alta del parque principal de nuestra ciudad, que nos regalaba una preciosa vista del cielo con sus mejores amaneceres, atardeceres y de noches repletas de estrellas.
Jason estaba muy concentrado en mezclar los colores indicados para poder comenzar su pintura dentro de unos minutos. ¿Su idea? Plasmar el atardecer, como lo hace ocasionalmente. Se veía tan bonito, sus rulos castaños caían sobre rostro, pero eso no era una molestia para mi, le daba ese plus a su belleza. A esa que tanto me gustaba y admiraba.
Yo ya estaba en plena creación, mi hoja la ocupaba un retrato hecho a lápiz, de una chica muy bonita que vi en Tumblr. Tenía la foto en mi móvil para poder inspirarme en la paleta de colores que usaría para pintarla con acuarelas.
Yo, Julie, era la chica de los retratos a desconocidos y Jason el chico de los paisajes maravillosos, de esos que te quitan la respiración cuando los ves y se asemejan a una fotografía de un profesional.
— Cariño, ¿Me pasas el pomo de pintura amarillo? — Dijo sonriéndome de costado mientras apartaba el cabello de la cara con su mano izquierda.
Se lo pase con una sonrisa bobalicona en mis labios, y no pude dejar de admirar sus ojos, su mirada chispeante.
— Gracias, ¿Te he dicho que te ves preciosa con la luz del atardecer? Si fuera tan bueno como tú en los retratos, serías mi musa. Si ninguna duda.
Me quede helada, como siempre. A veces me costaba entender que hice en este mundo para merecerlo.
— Gracias, tú también te ves bonito Jason. — Sonreí picara. — ¿Te he dicho lo mucho que me gustan tus rulos?
Esbozó una pequeña risa y era música para mis oídos. Siempre que uno de los dos empezaba con "¿Te he dicho...?" el otro le replicaba con otra pregunta y así, hasta cansarnos. Era nuestra rutina de cumplidos.
Me encantaba compartir estos momentos de creación con él, y no puedo esperar a lo que nos depara el futuro, la Universidad de Arte. Iríamos juntos dentro de unos meses, ambos fuimos aceptados hace un tiempo y pensábamos rentar algún departamento o simplemente vivir en alguna habitación del campus, ya veremos. Solo con el hecho de saber que seguiríamos juntos ya me bastaba. Y sé que a él también.
Jason comienza a trazar rápidamente el paisaje que se plasma ante sus ojos, yo quedo totalmente anonadada con la rapidez que lo hace. Aunque no es la primera vez que lo veo pintar de esta manera tan pasional, me impresiono como el primer día. Es mágico. Todo en él lo es.
— Oh Jason, es precioso. — Digo y puedo ver como una amplia sonrisa se dibuja en su rostro.
— Sabes, lo estoy pintando para ti. Quiero que quede perfecto, si eso es posible.
— Pues ya lo es. Es maravilloso y porque lo estas pintando tú tiene más significado para mí, lo sabes.
Levanta su mirada, y sus ojos se encuentran con los míos, y brillan. Me sonríe con tanta dulzura que no tardo en corresponderle con una sonrisa aun más amplia.
— Ven aquí — Dijo mientras abría sus abrazos invitándome a unirme a él en un abrazo.
Deje mi exquisita. Sus manos pincel a un lado y no tarde en unir nuestros cuerpos en un abrazo, su olor a colonia invadió mis sentidos, era acariciaban mi espalda de una manera tan dulce que tuve que cerrar los ojos para poder retener tal maravilla en mi memoria. Por alguna razón mi mente me pedía a gritos que me aferre a él, a cada parte de él, hasta de la más mínima.
— Te quiero demasiado Julie. — Susurró contra mi cuello.
Y sentir su aliento tan cerca me acelero el corazón. Busqué su mirada, sus ojos color verde, que se veían más claros con la última luz del sol sobre ellos, y le sonreí.
— Te quiero Jason, muchísimo. No lo olvides.
— Nunca. — Tomo mi rostro, acaricio mis mejillas y se acerco cada vez más.
Nuestros labios encajaban perfectamente juntos. Mientras nos besábamos de la manera más maravillosa que se pueda describir, me invadió una sensación de deja vu, tan fuerte que me dio un dolor de estomagó y un miedo inusual. Miedo a perderlo.
Al separarnos sonreía aun con los ojos cerrados, pero al abrirlos me entro una desesperación al ver que Jason se esfumaba con la brisa que comenzaba a recorrer en el aire. El cielo ya no estaba teñido por los colores cálidos del atardecer, estaba oscuro y no había estrellas, solo nubes grises.
Intenté aferrarme a él, pero no pude, ya no estaba allí. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Estaré loca? ¿Esto no será más que un sueño?
Me comenzó a faltar el aire cuando todo se volvía cada vez más oscuro, cerré los ojos y comencé a gritar.
Sentí una presión en el pecho cuando fui impulsada por mi propio cuerpo hacía adelante, me daba miedo abrir los ojos, pero al oír una voz conocida tuve que hacerlo.
— ¿Te encuentras bien? — Preguntó la voz soñolienta de mi compañera de cuarto.
Mierda, esa tarde con Jason era un recuerdo y lo soñé. Se sintió tan real. Intente sonreír para trasmitirle que todo estaba bien, cada vez costaba un poco más.
— Si, tranquila. Solo fue una pesadilla.
Me arrepentí de decir pesadilla, Jason nunca sería una pesadilla para mí. Es más, amaba cuando hacia sus pequeñas apariciones en mis sueños. Deseaba tanto verlo por las noches, que casi siempre me dormía con esa ilusión.
Todavía no podía confesarle a mi compañera de cuarto de residencia sobre mi pasado. Así que era mejor fingir.
— Si necesitas algo, estoy para escucharte. ¿Lo sabes no? — Dijo con una amplia sonrisa.
Odiaba esas palabras, las había escuchado tantas veces, pero ella no tenía la culpa así que intente darle una sonrisa tranquilizadora como respuesta.
— Que descanses Julie.
— Igualmente Alice. — Respondí casi en un susurro.
Me volví a acomodar en mi cama, abracé mi almohada, como de costumbre, para no sentirme tan sola y cerré los ojos intentando conciliar el sueño.
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Te daría la luna {H.S}
Teen FictionJulie está en el primer año de la universidad de Artes de una manera distinta a la que ella siempre imaginó. Su novio de la secundaria, Jason, quien la iba a acompañar en esta nueva etapa, ha fallecido tras tener un terrible accidente automovilístic...