Como no recordar al abuelo Andrés Gerónimo cuando amaneciendo el alba despacito sin que mi abuela se diera cuenta, a mi cama se acercaba y al oído me decía, ¿quieres acompañarme a pescar?, y sin más ni más salíamos a escondidas de la casa y cruzando la placita de la guaira, de la mano del abuelo caminábamos en silencio por el malecón de la playa, hasta al muelle llegar, donde con un cinturón a su cintura me aseguraba, en la orilla del muelle vimos juntos como aparecía el alba, cuando se mesclaban los azules y rojos del cielo con las serenas aguas azules del mar, pude ver en el cielo como desaprecian las estrella y la luna en el horizonte se ocultaba, mientras con paciencia esperaba mi abuelo que un pez picara su caña de pescar.
Evoco mi amor por el mar, reviven en mi aquellos momentos, cuando al abuelo solía decirles a las garzas o pelicanos que con destreza se llevaban los peces para su alimento. "Fuera, ladrones, ese pez era mío, fuera, fuera nosotros llegamos primero, ¿verdad mi niña, no te has dormido?" preguntaba, sonriendo, y yo le respondía: calla abuelo vas a espantar tú también a los pececitos. "es un juego mi niña, el mar tiene peces para todos y más" entonces no entendía lo que decía, pero si mi abuelo lo decía era así, y al caer el pez en su caña, solía decir¸ a viva voz y con mucho aliento, "Ningún pescador de caña ni molinero de viento necesitan a un escribano para hacer un testamento."
Mientras el abuelo pescaba, me enseñaba a cantar, pues en la emisora Vargas me llevaban a concursar, así tres veces a la semana solíamos salir a pescar y entre pesca y pesca, aprendía a memorizar canciones de aquellos tiempos o también algún recitar, entretanto veía el alba en el horizonte asomar, recuerdo que le decía abuelito levanta la caña de pescar, que se enreda mi pelo en tu palo de pescar. Así Cante; caminito, Batelera, sombras, pajarillo y hasta el Alma Llanera. Aprendí con mi abuelo a bailar flamenco, porque decía mi abuelo "un buen pasodoble si se canta se baila, pues sin movimiento no dice nada" recite la Hilandera, Angelitos Negros, La Estancia del Horcón y de mi abuelo, Al mar con Devoción y Las olas de mi alma.. Cuantas vivencias en tan corto tiempo dejó mi abuelo en mí, pero de toda mi vida, sin temor a equivocarme fue la más auténtica y feliz. Con él aprendí, a soñar despierta, a concursar sin competir, pues siempre me decía: "has lo mejor que puedas, porque todos esos niños también son muy buenos por eso están aquí, solo demuestra al público que te escucha que el miedo te tiene miedo a ti".
Suelo soñar con mi abuelo, él era español y se casó con una margariteña, con sus ojos de un azul hermoso, como el mar y el cielo en esas mañanas claras donde en el horizonte se confunden entre el cielo y el agua. También trabajaba la madera con mucha destreza y amor, pues decía este árbol tenía un gran corazón, de aquí voy a sacar lo mejor de lo mejor. La voz de mi abuelo era para mí un cantar, mientras ponía las carnadas, tarareaba una copla o decía un refrán. Las decimas de mi abuelo nadie las podrá igualar. De él no tengo una sola foto, pero de mi mente nunca se borrará su rostro. Nunca le dije a mi abuelo que pescar no me gustaba, que me pinchaba el anzuelo, y el muelle me daba miedo, pero por estar a su lado, escuchar su voz solo para mí, le recuerdo diciéndome "Ya está amaneciendo, busca en horizonte y al mar cuando seas grande cuéntale tus secretos" era parte de un poema que escribió para mí, por eso no lo olvido y le recordare hasta morir. Cuanto agradezco y amo a mi abuelo, en la eternidad del cielo es un ángel que vigila mi sendero. Dios cuanto amo a mi abuelo.
Luisa González
Ña Coco
2016
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Los cuentos de la abuela
PoetryEstos son cuentos y poemas cortos de las vivencias de la abuela Ña coco, los nietos son el regalo maravilloso que Dios nos regala para que al envejecer tengamos las mismas ganas de seguir viviendo, como cuando trajimos nuestros hijos al mundo. Espe...