Estaba llorando. De un segundo a otro, las lágrimas resbalaban por el rostro de Byun Baekhyun, imposibles de contener bajo ambos puños de las mangas de su sudadera.
Lágrimas de tristeza, de debilidad. De fracaso, de engaño. Lágrimas silenciosas y frías, como el puñal que acababan de clavarle por la espalda.
Pocas horas, habían pasado desde su ruptura, pero no se había permitido llorar, se había mantenido fuerte, al lado de la reconfortante presencia de su mejor amigo. Esa incondicional, esa que en ningún momento agradeció, porque así daba por hecho que tenía que ser.
En su lugar al borde del sofá, Park Chanyeol observaba la escena. Solo era, otra vez, un simple espectador. Uno que ni siquiera había pretendido comprar boletos para la función. Un espectador obvio, obligatorio, encargado de operar por fuera del escenario principal, nunca bajo las luces del protagonismo.
Pero ya estaba acostumbrado a ello.
Estaba a acostumbrado a verlo llorar, a tener que abrazarlo, consolarlo, a siempre estar ahí para él, y nunca obtener un solo agradecimiento a cambio.Era lo normal, se dijo. Después de todo, para eso estaban hechos los amigos.
Era lo clásico. Baekhyun llamaba llorando, y Chanyeol cual perrito faldero acababa en la puerta de su casa: consuelo a domicilio.
No era la primera vez, y estaba seguro de que tampoco sería la última.—Channie.
El aludido se permitió sorprenderse. Era la primera vez en todo el día que el joven parecía notar siquiera su presencia en la sala.
—¿Necesitas algo, Baek? —se sentía un empleado, uno que no obtenía paga alguna, a pesar de lo emocionalmente difícil que era su trabajo.
—Ven.
Tal como Baekhyun pidió, Chanyeol se giró sobre el sillón, encontrándose a su mejor amigo tal vez más cerca de lo que tenía planeado.
Debería haber retrocedido, debería haber reaccionado, pero se le había sido privada hasta la simple función de respirar.
—Bésame.
Hubiese abierto los ojos hasta el dolor, pero ni siquiera su mente era capaz de procesar lo que sus oídos estaban escuchando.
—Bésame, dije. ¿Acaso no escuchas?
Si tenía que sincerarse, hubiese respondido que no, que su corazón estaba demasiado acelerado, latiendo demasiado rápido en su garganta, retumbándole en los oídos, y probablemente también de forma más suave en el eco de la habitación. Que su mente era un enjambre de pensamientos, ideas, sentires, el cual no podía ser acallado ni con la más errónea de las escenas.
Pero lo único que sus labios pudieron articular fue un bajo y atónito:
—¿Qué?
Bajo, pero no lo suficiente como para que no llegase a oídos del mayor.
—Sentiré culpa si te beso, bésame tú.
Culpa. No supo cómo no fue esa gota capaz de colmar el vaso de su ya nula estabilidad emocional.
—Baekhyun. ¿Te estás escuchando?
—Eres tú el único que no me escucha —el más bajo estiró su cuello hacia arriba, por fin harto de la espera, en busca del suave contacto de sus labios.
No fue aquella la definición exacta que había pensado como primer beso con el chico que hace años le gustaba.
No sintió mariposas, no sintió ni un solo ápice de dulzura en sus labios, en la forma demandante en la que mordisqueaba los propios. No había cariño, había demanda. No había sentimientos, había dolor, había deseo, puramente físico.
Casi se asqueó. ¿Un beso sabía así? A lágrimas, a dolor, a tristeza, a soledad. Se supone que un beso era la cura para todo mal, pero Baekhyun, más que sanar, parecía abrir cada vez una brecha más grande entre él y su final feliz. Parecía estar, a propósito, alejándose cada vez más, dejando a Chanyeol atrás, con la carga de lo que todo aquello realmente significaba para él.
Pero eran jóvenes, eran adolescentes, y ambos estaban hechos de la misma mierda.
Por esta razón, Chanyeol se giró, en el mismo instante que envió a joder todo. Envió a joder su vida, sus sentimientos, su amistad, su situación. Todo pareció esfumarse por el mismo camino.
—Sabes... —Entre jadeos, el moreno se apartó, dedicándole una mirada rápida a su amigo, ya casi recostado bajo el pecho de este.— Que luego de esto, todo seguirá siendo exactamente igual que antes.
—Lo sé, Baek.
Lo sabía mejor que nadie.
—Sabes que solo será por hoy.
—Sí, lo sé, Baek.Satisfecho, el nombrado, volvió a enredar sus brazos al cuello del menor, atrayéndole nuevamente hacia sí, y robando una nueva ronda de mordiscos a sus ya hinchados belfos.
Las prendas fueron cayendo, una a una, lentamente. Siendo despojadas de sus dueños en plena desesperación, de ansias de placer. Parecían dos completos desconocidos, en un arranque de calentón en la habitación de un hotel.
No había nada. Ya no había sentimientos. Ni siquiera en sus manos, en sus caricias, en su mirada, había rastro alguno de lo que cualquiera pudiera sentir en la presencia del otro: no había amor, no había cariño, amistad, odio. No había sentimientos: había vacío. Un hueco enorme oscuro, con la única definición de vacío. Vacío y naciente placer.
Aquel vaso que Chanyeol se sintió rebalsar, seguía ahí, pero se había bebido todo su contenido, y lo había empaquetado en un lugar bien profundo dentro de su estómago, causante de un pequeño y psicológico dolor en aquel sector, constante recordatorio de que, aquello, estaba mal.
Unas últimas palabras. Un asentimiento. Y no se dijo nada más por un largo, muy largo rato:
—Sabes que estamos a punto de follar. No de "hacer el amor".Y el alto tuvo que apretar con fuerza sus párpados, tragándose las lágrimas que forzaban por salir a la luz, por dejarlo como el único ridículo que sí era consciente de la verdadera situación.
—Créeme, Baek, también lo sé.
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Vacío. » chanbaek.
Fanfiction-Sabes que estamos a punto de follar. No de "hacer el amor". Y el alto tuvo que apretar con fuerza sus párpados, tragándose las lágrimas que forzaban por salir a la luz, por dejarlo como el único ridículo que sí era consciente de la verdadera si...