Sentía el aire golpear su cara, estaba fresco, lo mas fresco que puede estar el aire en una ciudad. Le gustaba hacer largos viajes en auto y sacar la cabeza por la ventana del auto; observar la ciudad. En ese momento le gustaba pensar que por alguna razón no iba llegar a su casa; tenía que hacer tarea, después dormiría y comenzaría de nuevo toda la monotonía. Le gustaba mas la idea de seguir en el auto, sintiendo el aire en su rostro.
Le gustaba acompañar a su madre a casa de su padre los viernes por la noche, porque el vivía a las afueras de la ciudad. En las afueras estaba repleto de fraccionamientos, la mayoría sólo con una que otra casa habitada. Pensaba que eso era un tremendo desperdicio de espacio. A las afueras el aire se sentía limpio y fresco, olía a la selva que rodeaba la ya muy grande ciudad. El ruido del claxon de un auto la saco de sus ensoñaciones y unas luces iluminaron su rostro, haciendo que Ana entrecerrara los ojos.
Después todo paso muy rápido: un auto se estrelló en la parte delantera del Mazda en el que Ana iba, su cara se estrello con el asiento delantero, su nariz comenzó a sangrar. Escuchó el alarido de su madre y su llanto, al igual que a su tía gemir de dolor, trató de moverse hacia delante a pesar de lo mucho que dolía, pero cuando estaba apuntó de ayudar a su madre un auto choco contra la parte trasera del coche, con tal fuerza que el auto se aplasto como un acordeón y aprisiono todo el cuerpo de Ana entre los asientos.
Abrió los ojos despacio y trato de levantarse, no pudo, solo pudo observar su cuerpo, atrapado, que tenia pequeños cortes por todos lados debido a los cristales que se rompieron, y su muñeca que estaba en un ángulo muy extraño. Estaba en shock, solo observaba su muñeca que seguro estaba rota; reaccionó cuando volvió a escuchar el llanto de su madre y la voz de su hermano que estaba del lado contrario del asiento, que pedía ayuda. No podía moverse y trato de hablar, pero no podía, empezó a convulsionar y en ese momento perdió completamente el control de su cuerpo, estaba consiente, pero no controlaba lo que hacia su cuerpo. Pudo divisar a su tia tratando de ayudarla pero no la alcanzaba y su hermano con desesperación trató de sujetarla pero no podía hacer mucho, también estaba atrapado entre los asientos.
Le dolía, le dolía como nunca antes le había dolido algo, las lágrimas corrían en rraudales por sus mejillas, empezo a convulsionar mas fuerte, el movimiento hizo que se mordiera la lengua una y otra vez, la sangre empezó a llenar su boca, era tanta que empezó a ahogarse con su propia sangre y empezó a desbordar por su boca. Ya no lo soportaba, quería que se fuera, el dolor era abrumador, no podía mas con el, era tanto que simplemente no resistió y mientras las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas se desmayo.
Su hermano, al lado de ella, dio vuelta a su cabeza con mucho esfuerzo para que no se ahogara con su propia sangre, y funcionó.
Su madre, medio consiente, a lo lejos pudo escuchar a una ambulancia, y las voces de las personas que trataban de ayudar. Poco a poco se fueron desvaneciendo los sonidos, y fue perdiendo el conocimiento hasta que su cuerpo llego a un estado de, por así decirlo, tranquilidad.Para este punto no se sabía quién estaba en peor condición, con todos los pasajeros inconscientes los bomberos solo pudieron elegir a quien sacar primero por las heridas que tenían.
En ese momento había alguien grabe, que no podría despertar y su vida ya no dependería completamente de esta persona mas adelante, cuando los bomberos logren cortar el auto para poder sacar a todos con vida pero inconscientes.
Y cuando la encuentren y la atiendan los paramédicos para después ser transportada de emergencia al hospital, ella ya estará en coma.Cuando por fin abrió los ojos, cuando vio el destello de luz incandescente sobre ella sentía que llevaba una eternidad sin moverse, su cuerpo todo adormecido y sus pensamientos que se presentaban en desorden y sin ningún sentido, se sentía tan desorientada.
"Pobre chica" pensaran algunos, "la vida es tan injusta" comentó alguien más. Ana recordaba, aunque con esfuerzo, todo el accidente y recordaba lo que había pensado, por eso deseo no recordar, deseo no haber despertado, deseo no escuchar nada de lo que el doctor y su familia le decían. Su madre, su madre no despertaría, no volvería a verla sonreír, no volvería a pelear con ella, tampoco la vería a los ojos una vez más, porque estaban perpetuamente cerrados. Qué triste que solo cuando ya no se tiene a alguien se valora todo lo que es y a hecho, que pena por Ana que no amo a su madre lo suficiente cuando la tuvo con ella, que no hacía más que quejarse, que no la supo apreciar.
Pobre, pobre Ana, creyó que nunca le pasaría algo así, que siempre tendría a su madre, aún más triste saber que la última vez que le había dicho que la quería había sido hace tanto tiempo, que llevaba siglos sin abrazarla y siempre pensando "ella sabe que la quiero", ¿pero de qué manera alguien sabrá que la quieres si no se lo mencionas, si no lo demuéstras? Queda claro cómo la vida puede cambiar tan rápido en un instante y todas las consecuencias que ese instante puede tener, más vale que ese instante no te tomé por sorpresa, porque más vale prevenir que lamentar.
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Pequeñas Grandes Historias
RandomDiversas historias, diversos personajes, demasiados problemas, un libro.