¿Existe la libertad? ~Otabek x Yuri ~

¿Hogar?

Yuri

Al despertarme encontré al amo Otabek en la habitación, estaba hablando con una de las enfermeras, intente no escuchar la conversación no sabia si al amo Otabek le molestaría si escucho accidentalmente algo importante.
-Hisui has despertado, como te sientes?-
-Bien...
-Hoy en la tarde te darán de alta y podrás ir a tu nuevo hogar.-
-Umm-asentí, no quería hablar de mas, no conocía al nuevo amo y no sabia si algún comportamiento mío le molestaría.
Salió de la habitación dejándome solo, no me gustaba, por alguna razón cada vez que salía me sentía inseguro con miedo, estaba yo ahi solo en un lugar donde cualquiera podría hacerme daño la sensación era horrible, en ese momento en verdad deseaba poder ir a la casa de el amo Otabek al menos ahi sabría quienes podrían hacerme daño.
No paso demasiado tiempo antes que el amo Otabek volviera a entrar esta vez con algo entre sus manos.
-Te traje algo de ropa, espero que te guste.-lo dijo con una leve sonrisa
-Gracias, amo
-Ya te dije que no soy tu amo- dijo de manera delicada
-Lo siento-
-No, no te disculpes esta bien tranquilo, solo llámame Otabek.-
-Si usted lo desea-
El amo me dio la ropa y me dirigí al baño, vaya ropa, nunca había visto algo tan increíble en mi vida, era una camisa con estampado de leopardo, unos jeans y unos tenis negros, quien llegaría a pensar que yo usaría eso, me cambie rápidamente, en verdad deseaba poder usar aquello tan extraordinario, al salir del baño Otabek me esperaba sentado en el sillón.
-¿Estas listo?-
-Si-  afirme mientras me acercaba.
Salimos de la habitación y no dirigimos al estacionamiento del edificio.
Donde nos montamos en un vehículo de color negro, durante el camino mantuve mi mirada en mis zapatos, al antiguo amo le molestaba que observara el exterior cuando me sacaba, eran muy pocas veces pero la mayoría solo veía al suelo.
Nos detuvimos frente a una casa bastante linda, algo pequeña comparada con la anterior pero se sentía mas tranquila, el amo se bajo del vehículo y yo lo seguí.
Al entrar a la casa lo primero que note es que esta tenia un olor a madera o lo que parecía, pero no se porque me gusto de inmediato.
-Bien acompáñame te mostrare tu habitación.-sentí un poco de escalofríos recorrer mi cuerpo pues mi ultima habitación era donde llegaban ese montón de personas a abusarme.
A pesar de mis pensamientos al llegar un sentimiento de alegría se poso en mi.
-Esta es tu habitación ¿te gusta?-
-Esta bien que yo tenga una habitación am....Otabek.-
-Claro que esta bien, si deseas cambiar algo solo dime-
-¿Pu..puedo cambiar mi habitación, si quiero?- pregunte algo inquieto ante la respuesta
-Si, lo único que quiero es que te sientas cómodo-dijo con un tono seguro pero amable
-No se moleste por mi yo puedo dormir en el piso si usted lo desea- Me sentí realmente confundido ante las palabras del amo, no era yo algo así como su objeto.
-¿Dormir en el piso?, como vas a decir eso, no, yo quiero que descanses bien si, ahora, no tiene mucha ropa ¿quieres ir a comprar?
-¿Comprar ropa?¿para mi?- en verdad no entendía al nuevo amo, porque me trataba así.
-Claro, o vas a usar eso por siempre.- dijo en tono sarcástico.
-No se preocupe, yo con un saco o con esta misma ropa estoy bien.- Mi cabeza ya no resistía tanta confusion.
-Mira se que Jacob Vinográdov  te trato de formas horribles pero yo no sere así, vamos a comprar lo que tu quieras y de paso te invito a comer.-  me quede con expresión de intriga, a que se refería con cosas horribles, no se suponía que eso era lo normal, aquí, allá donde este seria así.
-Lo siento, pero no entiendo a que se refiere, ¿usted no hará lo que hacia mi antiguo amo?, por que si es por mi yo puedo hacer lo que usted desee.-
-...-en ese momento vi como sus brazos se acercaban a mi cuerpo, cerré mis ojos instintivamente esperando el impacto del golpe o lo que me fuera hacer, pero solo me estaban rodeando y apretando un poco, era algo suave, cálido, me sentía  tranquilo.
-Yo nunca te hare daño,te lo prometo, juro que te ayudare a curar tus miedos, te enseñare el mundo y pronto serás feliz.- me susurro en el oido en un todo delicado y gentil
Mis lagrimas empezaron a salir, como era eso posible, el no me había golpeado ni sentía dolor, entonces porque lloraba, porque me sentía así.