Era época navideña, yo estaba como era costumbre ya; con mi banda de rock.
Yo era el vocalista que tanto deseaban las chicas y algunos que otros chicos, pero lo último realmente me asqueaba, cuando los jóvenes de mi mismo sexo se acercaban con intensiones de besarme o abrazarme les mandaba lejos, aquello no daba mala impresión, después de todo "los rockeros son rudos"
Como ya dije, en navidad hay bastante nieve por todos lados y yo soy un chico friolento, los miembros me molestan al ser de estatura menor aunque algunos de ellos son más pequeños que yo, en edad. Ellos le echan la culpa a mi contextura, pero que va, simplemente soy fácil de enfermar.
Aún así, no me he presentado, soy Matt, tengo treinta y dos años de edad y aunque no me lo crean, aún no ha comenzado mi historia.
Todo pasó el cinco de diciembre del 2010, escogí al bajista de la banda, James, para ir a dar un paseo y quizá traer un poco de café o chocolate caliente, comenzamos a hablar como era habitual de los senos grandes de algunas fans en nuestro concierto, estuvimos en aquél tema al menos una hora hasta que salió a la luz el "fan-service". James me preguntó si alguna vez le besaría por hacer feliz a nuestras fans, me le quedé mirando en silencio unos minutos, sus ojos de color miel seguían incrustados sobre mis orbes grises, su altura mayor a la mía y ese delgado cuerpo sin duda era apetecible por las chicas, pero... ¿Para mi?.
-Claro que no.- Respondí a él y a mi al mismo tiempo, nuevamente mirando el asfalto dando algunos pasos, por mi mente pasaron un montón de dudas, por ejemplo; ¿James sí sería capaz de besarme? ¿Él era gay?, joder, que asco. - Si mi respuesta hubiese sido afirmativa posiblemente hubiese sido joda, si eres marica encontraríamos a otro bajista. -Le anuncié con total seriedad pero lo siguiente que escaparon de los cerezos adversos lograron colocar mi piel de gallina, fue en un susurro casi pero me quedó en la cabeza por el resto del camino; "Tan decidido en no ser homosexual, tan juzgador sin siquiera haber probado." Debía cuidarme de éste chico y era seguro, lo más sano era echarlo de la banda pero simples palabras no serían una razón, me arriesgué, necesitaba actos para que el resto me creyera.
-Tienes razón, entonces hazme probar, si no me gusta, tú pagarás el café o la mierda que tomemos. -En cuestión de segundos James cogió su muñeca jalándome a su propia anatomía, las ansias de golpearle comenzaban a florecer en mi, sin embargo, necesitaba aquella prueba. Mantuve la compostura notando como inclinaba con lentitud su torso en mi dirección acercando sus labios a los míos, más y más, ésto era jodidamente peligroso, pero conociendo al chico podría quedar a un segundo y luego alejarse dando vuelta los papeles.
Nuevamente me sorprendí, ahora mi cuerpo estaba paralizado, los labios del bajista estaban sobre los míos moviéndose casi en una caricia, rozando sus carnosidades similar a la dulzura de una fémina, sus parpados estaban sellados posiblemente para no ver mi reacción a su rostro, mierda, él tenía rubor en sus mejillas en aquél momento, pero de qué coño se trataba todo ésto. Me aparté con brusquedad rompiendo el contacto y grité realmente enojado.
-¡Dios mío pero qué mierda es todo ésto, eres repugnante James! - Me di media vuelta olvidando la apuesta, sólo quería llegar a casa y quizá llorar de ira, había roto mi propio esquema y por la furia sería más fácil de decir al resto que vivimos hace cinco años con un "come-vergas ".
Pasaron los días, faltaba de hecho algunas horas para que fuese navidad, estaba en mi laptop con una nota en blanco en el que debería estar escribiendo una nueva letra para el grupo, sin embargo no podía hacerlo. Desde la situación con James que no cruzábamos palabras, no llegué a acusarle, simplemente me arrojé a la cama a golpear la pared y el colchón, quizá los chicos imaginaron que la cafetería estaba cerrada y es que sí me llaman diva, sus razones tienen.
Acomodé mi cabello tras mi oreja sintiendo la voz del baterista anunciar que irían por algo para beber en celebración, grité "okay", sin más ni menos al notar que ése no era un día de inspiración abrí la puerta de mi habitación encontrándome de golpe con James, él me observó unos segundos quitando sus orbes de mi, me molestó bastante el que ya nada fuese igual, y ¡por supuesto! culpa mía no era, así que le increpé.
- ¿Hasta cuándo estarás así? Realmente lo marica se te huele en el cuerpo, eres peor que una chica "dañada". - Guardó silencio caminando en dirección a la cocina, realmente el que no me dijese nada me comenzaba a incomodar, me enfurecía. Quité el zapato derecho que traía, más bien, la pantufla, arrojando la misma a la espalda del chico la cual logró llamar su atención. - ¡Te estoy hablando! -Exclamé de nuevo pero ahora la voz de la única compañía del piso era baja, casi depresiva, pero pude escuchar.
-Cuando estés enamorado de hace cuatro años de una persona y esa persona te grite que eres repugnante, creo que entenderás mi posición, me iré de la banda, Matt. - Me quedé de piedra, volví mis manos en puños al notar que esa "persona" a la que se refería era yo, me acerqué al chico el doble de pasos a los que él retrocedía, posiblemente por miedo a ser golpeado, pero no era ello lo que haría. -Perdón. - Dije en voz clara, sabía que la había jodido y que posiblemente volarle la cara era lo más normal del mundo por la declaración oída, sin embargo debo confesar; no fue tan malo.
-
Casi ya era año nuevo, James se quedó en la banda y conversamos mejor las cosas, creo que podría ir bien, vendría un año nuevo y para ello debería comenzar una nueva vida, una nueva mente, él era mi amigo fuese o no homosexual, se convertía en mi mejor amigo, espera; ¿Mejor amigo?
Éste es el fin de la historia, de cómo he pasado mi trauma de saber que James era gay, ahora debo ir a pasear con mis hijos, algún día les contaré la historia de como les adopté y todos los papeleos que tuve que hacer, también vendrá la historia de cuando la banda se tomó un tiempo y de mi casamiento en el 2011.
¡Se me hace tarde y James no deja de suplicar que suelte la laptop!, es hora de ir entonces, gracias por leer.
- Matt Rowling; esposo de James Aldrich.