Los demonios de Will Herondale

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Curioso

Como todo niño de doce años, aproveche la oportunidad de la ausencia de mis padres para curiosiar en el estudio-biblioteca de mi padre. Padre me lo habia prohibido a mis hermanas y a mi el ingreso si él no estaba presente, pero no había nadie allí para enterarse de mi desobediencia. Mi hermana mayor Ella estaba pintando lienzos en el salon, y Cecily en la sala de música muy ensimismada en una pieza de violín.

Siempre veia a papá concentrado en libros muy extraños de tatuajes y guerreros, y queria saber de que se trataban. Entonses me puse a revisar cajones de los aparadores y escritorios.

Encontre uno muy viejo con tapa de terciopelo verde y lo abri, lo que encontre allí solo fueron dibujos de tatuajes con nombres raros, que al parecer no eran tatuajes sino runas.

Eran difíciles de entender, asique lo deje en su lugar y tomé otro, este era Historia de dos Ciudades de Charles Dickens; papa amaba ese libro, incluso me habia leido la historia completa una vez; la cual, de hecho, me habia encantado tanto como a él.

En el momento en que habri el libro, muchos papeles se desparramaron en el piso, y casi instantáneamente me abalanse sobre ellos en el piso.

Resulto ser que no eran papeles, sino cartas. Todas con un extraño simbolo de cuatro C que nunca habia visto antes, y al parecer no eran actuales, ni de cerca. Algunas tenian incluso decadas de antiguedad, y como me parecieron muy viejas, las reacomode en su lugar del libro y lo deje en su lugar.

Aqui al parecer no habia nada interesante con lo que jugar o leer, incluso investigar.

Asique me fui a sentar en el escritorio de papá.

Estaba aburrido y decidi irme cuando una pequeña desviación en el tallado pulido del escritorio llamo mi atencion.

Había visto suficientes peliculas de investigación para saberlo, era una trampilla, y no pude creer que habia sido tan ciego como para no notarlo antes.

Todo lo que quedaba era buscar la forma de abrirla, asique recorde como lo hacian los detectives y empecé a ejercer presión sobre la trampilla empujando con mi hombro y la fuera de mi cuerpo, pero nada ocurrio.

Intenté correrla, abrirla, empujarla o incluso busque algun boton o mecanismo pero no encontré nada. No cedio hasta que metí mi mano por debajo del cajón- trampilla hasta que encontre una palanquita demaciado pequeña para llamar la atención o verse anormal. Cuando tire de ella la puerta del cajón-trampilla calló y lo que encontré fue una caja tallada. No me habia esperado eso en absoluto.

Pyxis

Tomé la caja en mis manos y la observé con curiosidad, esta tenía extraños tallados como los que habia visto en el libro de su padre, runas.

Cuando intenté abrirla, para mi sorpresa, cedió.

Y casi al instanté me arrepenti de mi maldita curiosidad.

Un humo negro se extendio fuera de la caja frente a mi, tomando una aterradora forma montruosa, era de un color azul, como la noche, con unos avivados ojos rojos que parecian crepitar como la llamas del fuego, horrendamente resplandecientes de sed de sangre y muerte. Terminando con una terrible cola con puas destellantes.

En ése momento Ella irrumpió en la habitación, con una especie de cuchillo luminoso que te hacia recordar al hielo, su brillo casi irreal.

El monstruo se movio hacia adelante, sobre mí, y caí hacia atras en la alfombra. Ella se interpuso entre la cosa fea y mi cuerpo flacido por el miedo.

<<Te destierro.>> Le chillo al horrendo coso azul frente a ella, blandiendo una espada. Pero el solo se rio de ella y la azoto con su cola, hechandola hacia los pies de un aparador de libros, inconciente. Y se dirigió hacia mi.

Cuando habrio su boca para hablar vi sus largas filas de colmillos y mas terror se infundo sobre mí.

<< Quería al estúpido de tu padre, joven Herondale, pero vista su aucencia, debería alcanzar contigo.>> <<Te maldigo, William Herondale, cada persona que te ame; morira. Su amor por ti las matara. Deberas irté, sino lo haces, empezare matando a ella.>> Sus dedos como garra señalando a Ella. La conmocion y el miedo me dejaron paralizado, y el monstruo solo se deavanecio en las sombras.

Ella fue la que se recupero primero de toda la conmocion y fue directo a consolarme y tranquilizarme.

<<Tranquilo Will, eso que viste era un demonio, y la caja era una pyxis. Tranquilo, papá no debe saber nada de esto, despues de todo np eres el único qye tiene curiosidad en los negocios de papá. Será nuestro secreto, ¿si?. Vallamos a alistarté para dormir y no hablemoa nada de lo pasado.>>

<<De acuerdo, gracias Ella.>> Eso fue lo único que pudé decirle, la conmoción seguia allí, en el aire.

Nos dirigimos a mi habitacion en silencio. Ella me ayudo a meterme en mi ropa de noche, aunque aunque ambos sabíamos que fuera innecesario. Su gesto me reconfortó, siempre lo hacía. Ver a Ella siempre me pacificá, incluso ahora, en este momento tan extraño, una mirada de Ella basto para serenarme.

Con un beso en la frente se retiró de mi habitación para dejarme dormir.

Rode por la cama sin poder dormir, pensando en lo que paso esa misma noche. Hasta que el sueño llegó.

La maldicion

Desperté con el sonido de los sollozos de mi madre en la planta de arriba y, todavía medio dormido, me puse mis ropas de día y sali al pasillo.

Tomé las escaleras apresurado, de dos escalones a la vez y guiandome por los sollozos de mi mamá.

Resulto ser la habitacion de Ella; para cuando llegué a su habitacion empuje la puerta, y lo que encontre dentro me dejo atonado.

Estaban mis padres en el suelo de la habitacion de mi hermana, al lado de la su cama, tomando la mano de una Ella fallecida. Su rostro en blanco, sus ojos cerrados. Oh, y su piel, su piel era de un tono negruzco, como si se hubiera prodrido desde adentró.

Mi padre sonsteniendo a  mamá, mientra lagrimas aflojaban su rostro aflijido, la mano flacida de Ella todavía entre las de ella. Papá dirigió una mirada de sufrimiento en mi direccion.

<<Falleció, hijo mío. Ella esta muerta.>> El dolor impreso en la cara de papá, tan tenso y claramente intentando no llorar.

Toda la noche anterior vino hacia mi mente, la pyxis, el demonio y la maldicion....

Y heche a correr hacía mi habitación, solo para tomar la dagá que me regaló mi papá con el tallado significativo de la familia Herondale.

Debis uir, como me habia dicho el demonio que debia hacer. Y el único lugar el que ir era el Instituto. Yo me había negado a admitir esa parte de mi, mi linaje de Cazador, pero era el unico lugar al que ir y alejarme de mi familia para siempré.

**

Cuando llegue al instituto una joven llamada Charlotte Branwell me habrio las puertas, y al momento en que cruce el vestíbulo, me dije a mi mismo que ya no seria esa persona que ama y es amado. Seria William Herondale, frío, antipático, aceptico y arrogante. No dejaría que nadie me amara. Ahora que habia visto la maldición actuar, ya no iba a permitir que nadié muriera por mi causa.

                                                 Fin.

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