Capitulo 1 Adam

157 4 0
                                    

13/01/2020

Adam Collins 23 años Noche 0

La pizzería cerraba a las doce en punto, al menos eso decía el cartel, oficialmente era así. Sin embargo siempre había alguien: (un grupo de fiesteros hambrientos, una fiesta de cumpleaños con el horario bastante perdido o una persona triste y sola desesperada por complementar su botella de wisky con una pizza cuatro quesos a las doce de la noche) que llamaban un cuarto de hora antes del cierre obligando a los repartidores trabajar tiempo extra.

Adam ya estaba recogiendo sus cosas de la taquilla cuando el teléfono sonó a las 11:40 y la dependienta de pelo cobrizo lo descolgó con desgana. La escuchó hablar alegremente con el cliente al otro lado de la linea, adoptaba un timbre de voz dulce y amable que le volvía loco. Daba igual cuantas capas de base se echase bajo los ojos para cubrir las ojeras o cuantas sonrisas brillantes y alegres le regalase a los clientes. Adam sabia lo cansada que estaba Sara.
Cuando colgó el teléfono, ella le dirigió una mirada de disculpa, como si fuese su culpa que un capullo hubiese llamado a esas horas.
-¿Donde es?- Preguntó Adam con un deje cansado en la voz mientras dejaba sus cosas de nuevo en la taquilla y a continuación se apoyaba pesadamente sobre el mostrador.
-No muy lejos- Respondió Sara agitando el Post-it con la dirección cerca de su nariz antes de dárselo.-Lo siento, es la tercera vez que te pasa esta semana.
-No importa- Adam cogió el papelito sin mirar la dirección y suspiró.- Aunque deberías plantearte no responder a las llamadas a partir de ciertas horas.
Sara sonrió pero no dijo nada, era encantadora hiciese lo que hiciese.
Adam se quedó mirando como moldeaba la masa fría y por un momento se sintió preso del encantamiendo de la muchacha pelirroja. Observo como sus sinuosas curvas bailaban al compás de una musica inexistente, como los rizos se acunaban por el contoneo... por un momento creyó escuchar incluso un suave tarareo.
Sara conocía a Adam desde hacia apenas un par de meses, cuando comenzó a trabajar allí. Pero el la conocía desde hacia mucho mas tiempo. Iban a la misma universidad, incluso compartían algunas clases, pero claro, eso ella no lo sabia. Sara era increíble: Guapa, inteligente, divertida, fiel y creativa. Todo el mundo la quería y ella quería a todo el mundo.
Adam se dio cuenta de que la estaba mirando y se apoyo en el mostrador dándole la espalda. También había muchos chicos y chicas que la miraban. Con aquellas caderas, ese busto perfecto y esa mirada profunda cualquiera diría que era modelo en vez de dependienta en el telepizza. Ella era demasiado modesta como para admitir lo perfecta que era.
Por eso Adam odiaba que la obligasen a ponerse esas camisas ajustadas con pronunciado escote y esas faldas apretadas que apenas la dejaban andar.
Sara metió la pizza en el horno y se lavo las manos.

-Mira el lado positivo de esto.-Le dijo ella acercándose al mostrador y llamando la atención de Adam.-Al menos ahora tengo a alguien que me haga compañía mientras recojo las mesas.

Sara era demasiado educada como para dejar que un silencio incómodo se apoderase del ambiente, y él agradeció el gesto con una sonrisa muda.

-Te ayudo, no te preocupes.- Dijo al tiempo que empezaba a subir la primera silla sobre la mesa. Con el silencio de la noche cualquier ruido parecía un terremoto.

-Eres un amor. Siento otra vez lo de que te tengas que quedar aquí. Espero que no tengas ningún examen mañana, lo mejor para los exámenes es ir descansado.-Sara cogió la escoba y comenzó a barrer bajo las mesas sobre las que él había colocado las sillas

-Es verdad- Adam soltó una risa nerviosa y estúpida y quiso golpearse la cabeza contra el muro al oírse a si mismo. No era muy bueno sacando conversación, ni siguiéndola... No era bueno hablando en general, él normalmente se limitaba a escuchar y eso a veces creaba situaciones incomodas cuando se veía obligado a hablar con algún desconocido. Por eso se sintió enormemente aliviado y agradecido cuando Sara volvió a hablar.

-Yo tengo un examen mañana de evolución de la comunicación social. Madre mía, es increíblemente difícil. No se como me las he apañado para seguir adelante este curso.

-Lo se... vamos a la misma clase.-Musitó Adam para el cuello de su camisa mientras sabía la última silla.

-¿Que?

Justo en ese momento sonó el pitido del horno avisando de que la pizza estaba por fin hecha. Sara dejó la escoba apoyada en la pared y a Adam con un nudo en el estómago al final de la sala y se fue a sacar la pizza. Durante un momento el se quedó mirando a la nada agradeciendo que las luces del local fuesen baratas y cutres y ella no pudiese ver lo rojo que estaba. "Estúpido, estúpido, estúpido" Se acercó al mostrador y tomó la caja humeante que le tendía Sara.

-Bon Voyage.-Le sonrió, y a él se le escapó de nuevo aquella risita estúpida.

-Vuelvo en un momento- Se despidió saliendo por la puerta, y se coloco el casco.
Nada mas salir a la calle una bofetada de aire gélido lo dejo sin aliento y se abrazó a si mismo como un acto reflejo. Era trece de enero del año 2020 y las luces de navidad aun adornaban las calles de Whitefish, Montana. Miró la dirección escrita en el post-it y llegó a la conclusión de que era mejor no coger la moto, estaba bastante cerca y llevarla seria demasiado aparatoso e innecesario.

Mientras caminaba por la calle nevada y repleta de luces, Adam sintió como le ardía la cara. A veces deseaba no ser el, deseaba poder agarrarse de la nariz y arrancarse la cara frente al espejo para descubrir que detrás de aquella máscara había un chico atractivo. A veces miraba su reflejo y odiaba su nariz grande y sus ojos pequeños de un color tan soso como el de su pelo. A veces le gustaba imaginar que era un tipo carismático, y que aunque no fuese guapo, atraía a las personas con sus dotes sociales. Pero la verdad era que él no era ni de lejos así. Ni siquiera sabia como definirse a si mismo: No era de esos tipos inteligentes que sacan buenas notas, ni un prodigio de la música o la pintura, no era deportista o bibliógrafo y tampoco le atraía el mundo de los comics o los videojuegos. Era como una cascara bacía y blanca en la que solo ponía su nombre en letra cursiva y negra.

Cuando Adam se creía ya encerrado en sus propios pensamientos, alguien lo empujó por detrás con tal violencia que cayó al suelo y la pizza con él. Por fortuna, esta no se salió de la caja y pudo recogerla rápidamente. Cuando se dio la vuelta, Adam solo pudo alcanzar a ver dos figuras trajeadas correr hacia un discreto coche azul marino y desaparecer por la carretera. Se estaba reponiendo de la sorpresa cuando vio salir del mismo callejón a una muchacha de cabellos azul eléctrico teñidos con manchas rojas. Manchas rojas que resbalaban por su cara, su costado, sus piernas... No le dio tiempo a reaccionar, ella apenas le miró antes de echar a correr calle abajo persiguiendo al coche azul marino.

Con las manos temblorosas y aun sin llegarse a creer del todo lo que acababa de ver, Adán agarró el teléfono y marcó. Después de dos pitidos descolgaron el teléfono.

-Hola, ¿Policía? Ha ocurrido algo que creo que debo reportar...

Quien mató a KailaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora