To call it wasting time oh, that's a crime

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Me dí media vuelta imaginando que tomaría el metro y me bajaría lo más lejos que me pudiera llevar.
Entonces Shawn volvió a tomarme del brazo y me dijo;
—Espera, no puedo dejar que te vayas si tu vida corre peligro, quédate conmigo al menos esta noche
—Shawn...
—De verdad si te dejo ir eso me mataría, no podría dejar de pensar si estás bien— dijo verdaderamente sincero, eso me conmovió y le dije— pero haré que te metas en problemas— me sentí estúpida por haberle dicho la verdad, pude haberle mentido y me hubiera dejado ir fácilmente
—Tranquila, no me meteré en problemas—me dijo sincero
Me quedé un segundo a considerar mis opciones
a) Vagar en el metro hasta llegar los más lejos posible y después conseguir un trabajo en el que me pagarán una miseria
b) irme con Shawn y pensar que hacer durante la noche
c) regresar a mi casa y arriesgarme a que me encuentren.

Shawn al ver que lo estaba pensando demasiado, me dijo
—¿Sabes que aunque decidas irte, no te dejaré hacerlo verdad?— y lo dijo mientras miraba a su guardia de seguridad— estarás más segura aquí que cualquier otro lugar, te lo prometo
—Es solo que nose cómo podré pagártelo—le dije apenada
—Con solo venir al concierto fue suficiente—
Suspiré y le dije aún no muy convencida;
—Está bien, de verdad gracias Shawn
El solo me sonrió y me tomo de la mano y me dijo:—sígueme.
De nuevo el zoológico se hizo presente en todo mi cuerpo mientras me llevaba por pasillos y más pasillos había un montón de gente en cada uno ocupándose de distintas cosas, pero ninguno reparó en mi, entonces llegamos a un cuarto con un sillón que se veía muy cómodo y ahí estaban todas las guitarras de Shawn y además había un piano
—Espérame un segundo—me dijo y salió de la habitación
No pude resistirme y lleve mis manos al maravilloso instrumento y comenzé a tocar claro de luna de Debussy.

Cuando me di la vuelta, Shawn estaba parado mirándome desde la puerta
—Lo siento no quería interrumpir, pero eres estupenda con el piano
Le sonreí y le dije:
— Gracias, la música me relaja muchísimo
—A mi también—dijo mientras iba a sentarse a mi lado
—¿Donde aprendiste?— me miró atentamente y traté de controlar mis nervios, pero no lo logré
—Oh bueno en realidad, es una historia un poco extraña; cuando era pequeña a lado de mi casa había una casa abandonada y a mi me gustaba ir a jugar ahí, un día decidí bajar al sótano a explorar y me encontré con un bellísimo piano, aunque estaba sucio y olía raro ahí abajo pero no me importaba así que comenzé a ir todas las tardes a tocar durante talvez un año entero pero un día cometí el error de decirle a mi madre y ella lo vendió a un profesor de música— Shawn me escuchaba atento mientras le contaba la extraña historia de cómo aprendí a tocar el piano— después, cuando entré a octavo grado y me inscribí a la clase de música, encontré el viejo piano en el que aprendí a tocar, y mi profesor era el hombre al que mi madre se lo vendió, también a el le conté la historia y me dijo que si componía una pieza que lo hiciera ganar el concurso de orquesta, me regalaría el piano—
—Dejáme adivinar, ganaste el primer lugar— me dijo sonriendo
—El piano ahora está en mi casa, aunque nosé si alguna vez podré regresar a tocarlo— en ese momento nos interrumpió el manager de Shawn
— Tenemos que irnos, mañana volamos hacia Copenhague a las 10— y sin una palabra más se fué
Miré a Shawn y le dije;
— ¿Estás seguro que no te meterás en problemas?
Soltó una risita y me guió hasta su autobús, cuando llegamos al hotel me quedé embobada, era muy lujoso y había hasta un jacuzzi en la terraza.
—¿Te gusta?— me preguntó mientras veíamos la cuidad desde el balcón
—¿Siempre tienes vistas tan asombrosas?— le dije maravillada
—No, no siempre—me dijo mientras me miraba fijamente.
Soltó una risilla, aunque no supe porqué.
—¿Como es qué aún no sé tu nombre? — me dijo sorprendido
—Natalie Ross
—Natalie...
Le sonreí mientras me miraba, era extraño porque de alguna forma su mirada me hacía sentir tranquila.
Entonces llamaron al teléfono de Shawn y tubo que salir
—Me tengo que ir, descansa—me dijo rápidamente antes de salir
—Tu también—le contesté en un susurro, fuí a darme una ducha antes de dormir, en casa rara vez teníamos agua caliente así que para mi se sintió como el paraíso, además el shampoo y el jabón tenían un olor magnífico, cuando salí me encontré con una sudadera de Shawn que seguramente me llegaría hasta las rodillas, le sonreí a la nada mientras me la ponía, olía a brisa marina con lavanda, era un olor fresco y tranquilizador.
Caí rendida, además de que la cama era lo más cómodo en lo que había dormido en toda mi vida estaba muy cansada, más psicológicamente que físicamente, por todos las inesperadas cosas que habían pasado en el día, pensaba tomar mis ahorros e irme lejos de ahí, me uniría a otro grupo de ballet y haría presentaciones en todo el mundo, bueno al menos esas eran mis aspiraciones.

Esa noche soñé que estaba dentro de un coche que apenas funcionaba, entonces me volcaba por un barranco y caía en un profundo río, el carro comenzaba a llenarse de agua, las puertas no abrían y no era lo suficientemente fuerte para romper las ventanas, el agua ya me llegaba al cuello y subía rápidamente, golpeaba con desesperación el vidrio de las ventanas, pero este simplemente no cedía, el agua ya me tapaba completamente, no podía respirar, mis pulmones se llenaron de agua y comenzaron a arderme, se me nubló la visión patee con todas mis fuerzas la puerta del carro, pero solo me lastimé el pie, entonces cuando me había dado por vencida, la puerta se abrió  y alguien me jaló a la superficie, respiré de nuevo, pero no pude ver su rostro.
Me desperté sobresaltada, eran las  5 AM, miré hacia mi alrededor y no pude reconocer nada hasta que recordé que me encontraba en un hotel, traté de volver a dormir pero no lo logré así que me levante y me lave el cabello porque aunque la habitación era fría, yo estaba bañada en sudor y temblando, así que salí al balcón y ver las estrellas me tranquilizó.
Dos horas más tarde escuché que llamaban a la puerta así que  tomé una manta y fui a abrir, el chico del que estaba enamorada desde que tenía 12 años me esperaba con una sonrisa, afuera de la puerta y lo único que mis labios fueron capaces de pronunciar fue:
—Oh, buenos días, Shawn, pasa
—Buenos días, te queda bien, dijo mirando la enorme sudadera que traía puesta, me quedaba apenas unos centímetros sobre las rodillas, me avergonze mucho y me tapé más con la manta esperando que la tenue luz de la habitación no dejará ver lo roja que estaba, ambos nos sentamos en las sillas que estaban frente ala puerta y el al ver que la cama estaba tendida y mi pequeña bolsa con mis cosas en la mesa me preguntó
—¿Ya te ibas?
— Si, iba a pasar a darte las gracias por todo y despedirme, de verdad no sabes cuánto te agradezco todo lo que hiciste por mí.— le dije, sincera, porque básicamente me había salvado la vida
—Aún no me agradezcas, tengo algo que proponerte— me dijo mientras una gran sonrisa se extendía por su rostro, haciendo que me diera un gran vuelco el corazón
—¿Una propuesta?— fue, todo lo que mis labios pudieron articular
—¿ Te gustaría unirte a mi gira y ayudarme a tocar el piano en todos los conciertos?—¿Qué? ¿Qué acababa de suceder? ¿Pianista, en su gira? Era una locura, yo no estaba a la altura de algo como eso
—Shawn, es muy lindo de tu parte ofrecerme algo como eso pero pierdes tu tiempo, estoy muy lejos de ser tan talentosa como tú y los demás que trabajan en tus conciertos
—¿Qué? ¿Hablas enserio? Llamarle perder el tiempo es verdaderamente un crimen, tu de verdad haces magia con tus manos cuando tocas el piano— sus palabras me hicieron sonreír, pero no podía aceptar algo como eso porque me negaba a tener que decepcionarlo
—Shawn, no puedo de verdad, lo siento— le dije apenada
—¿Entonces que harás? No puedes andar por ahí sin protección, pueden encontrarte y hacerte daño— dijo algo desesperado, obviamente no esperaba que le dijera que no, porque ¿Quién podría decirle que no a Shawn Mendes? Solamente alguien como yo que no quería decepcionarlo
— Me las arreglaré, ya he sobrevivido 16 años, puedo hacerlo, conseguiré un empleo y seguiré con mi vida, te prometo que estaré bien— me entristecía que hubiera verdadera desilusión en su rostro, pero no podía aceptar algo como eso, además me había esforzado mucho en el ballet y mi esfuerzo recién comenzaba a dar frutos, ya que varias agencias de baile me habían ofrecido que me uniera a ellos pero yo las había rechazado porque no podía dejar sola a mi madre
— De acuerdo, quedan cuatro meses de gira, únete a nosotros en ese tiempo, después de eso si quieres puedes renunciar.
Parecía un trato razonable y cuatro meses me servirían para ganar algo de dinero e irme luego del país, también pensé en mi madre, talvez en esos meses mejorará y después podría llevármela a vivir a otro lugar
—¿Necesitaré autorización de mis padres? — me ofreció la más bella de las sonrisas cuando me contestó
—Por supuesto que no
Desde ese momento supe que mi vida jamás volvería a ser la misma

¿A donde van los corazones rotos?/Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora