Una Cueva Alucinante

36 2 3
                                    

Estado de Cuchuhuacanca. Orillas del rio Chachanca.

A unos pocos minutos de que saliera el sol, una luz destellante se ve en la cima de la montaña más alta que deja sin aliento a los habitantes de un pequeño pueblo.

Un joven llamado Zot se encuentra sentado en la cima de la montaña. Escucha un ruido y voltea hacia su retaguardia. Cuando se da la vuelta por completo, se encuentra con una cueva bastante rara llena de tesoros: paredes llenas de diamantes; oro; perlas; en fin, todo lo precioso que te puedas imaginar. El joven emocionado de ver todo eso se acerca a la cueva, pero segundos más tarde, antes de llegar por completo ésta desaparece frente a sus ojos.

-¿Pero qué ha sucedido?- responde el joven asustado. Entusiasmado de que vuelva a aparecer se quedó sentado con la mirada fija en la pared donde se suponía estaba la cueva.

La madre de Zot: la señora Apirg Oidem, se encontraba fuera de su casa regando su hermoso jardín. No había mucho que hacer en ese pueblo. Las casas eran de paja y palos, todo rústico. La población era muy baja, 234 personas como máximo.

Mientras la señora regaba sus plantas, se puso a pensar sobre su esposo fallecido, viendo con una mirada perdida hacia la montaña donde lo había perdido. -Te extraño mucho mi amor- dijo Apirg cuando en ello vio el destello. Quedó preocupada por su hijo.

El mejor amigo de Zot: Ricardo, estaba escondido tras unas hierbas arriba de la montaña. Lo seguía porque días anteriores su amigo se comportaba de una manera extraña, viajando hacia la montaña cada vez más frecuentemente.

Pasaron 2...3...5 horas y no sucedía nada. Zot aún seguía con la mirada fija ante la pared y segundos más tarde la cueva volvió a aparecer. El joven sorprendido se levantó del tronco donde estaba sentado y empezó a caminar hacía ella. Cuando el jovencito entró en la cueva, Ricardo le gritó y le dijo que saliera rápidamente, pero fue demasiado tarde porque cuando Zot volteó y vio a su amigo angustiado, la cueva desapareció de nuevo.

El amigo se quedó el resto del día con la esperanza de que la cueva reapareciera, pero este no fue el caso. Entristecido, Ricardo se fue a casa de Zot y le contó todo a su mamá pero ella no recibió muy bien el mensaje.

Transcurrieron dos días y Zot no aparecía. Su madre finalmente se preocupó por su hijo y empezó a divulgarlo por todo el pueblo. Todos se pusieron a buscarlo pero no lo encontraron.

Ricardo fue a casa de Apirg Oidem y le propuso acompañarla al lugar donde vio por última vez a su amigo. Respondió que sí. Cuando tomaron el bote para ir a Montula -nombre que le daban los lugareños a la montaña por estar llena de tarántulas- se volvió a ver un destello.

23 minutos después, la madre de Zot y su mejor amigo llegaron a la cima de Montula. Ricardo le explicó a la madre que en la pared que se encontraba frente a ellos era donde estaba la cueva. Algo raro sucede: una cara grabada en la pared que extrañamente se parece a la de Zot, apareció de la nada con un mensaje que decía:

"No se preocupen, me encuentro bien, después de tanto tiempo soy feliz. Regresaré"

La madre empezó a llorar de felicidad y de preocupación por no saber dónde estaba su hijo.

15 días después del mensaje, Ricardo fue a Montula a recordar a su amigo y ver qué había sucedido. Tenía esperanza de que volviera a aparecer la cueva junto con su amigo. En efecto, así fue. Cuando llegó a la cima, Zot lo esperaba con la mano extendida para llevárselo. Él no quiso. Zot y la cueva desaparecieron de nuevo en cuanto le respondió que no.

Mientras que Ricardo llegaba a la orilla del pueblo, la madre de Zot se encontró a su marido y a su hijo sentados en el comedor. Los abrazó y los besó. Se sentían reales. Platicó como si no hubiesen desaparecido o, en el caso del esposo: muerto. La mujer emocionada dejó a su esposo y a su hijo sentados tomando un té de limón mientras iba corriendo por Ricardo. Cuando ambos llegaron a casa, no había nadie y Ricardo creía que la madre se volvió loca.

El amigo y la madre no volvieron a Montula durante un tiempo. En ese trascurso de tiempo, reapareció la cueva y Zot con la vista perdida se sentó a la orilla de la montaña y miró la puesta de sol. 

Quedó totalmente paralizado y dejó de respirar.

Dos años y medio después...

El amigo de Zot volvió a ir a Montula después de tanto tiempo. Ricardo llegó a la cima de la montaña cuando empezó a sentir algo extraño. Un aire frío y diferente a lo que se sentía antes. Vio el esqueleto de una persona sentada mirando hacía el horizonte. Ricardo empezó a llorar y leyó una nota que se encontraba en un sobre de plástico frente al cadaver.

"Volví amigo"



Los secreto serán revelados...

Próximamente:
Los secretos de l
a cueva: el misterio de Zot

Una Cueva AlucinanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora