El nombre de Rei había salido sin permiso de entre sus labios cuando buscaba a alguien. En ese momento no recordó los problemas que con ella tenía, solo le importó salir del apuro. Quizá era cierto lo que había dicho ella en un momento de furia, era más fácil buscar a cualquier chica que estuviese interesada en él, sin embargo, tampoco era la mejor opción... Emmbry era orgulloso y no dejaría a cualquiera ver su lado más débil, su familia, sus necesidades en ese momento; con Rei era distinto porque podría andar sin poses ni caretas.Era tarde ya. Él estaba en la cama, ella aún no se quitaba la ropa de gala y se encontraba parada frente a la ventana de la habitación.- Mañana ese mismo paisaje estará ahí... ¿o es que piensas salir de rumba?
-Lo sé, pero no pude traer un pijama de contrabando, solo tengo tangas y babydolls.
Emmbry se levantó y tras rebuscar en su maleta le pasó una camiseta- ¿Te basta esto?
-Sí, no necesito tanto para poder taparme - miró a todos lados perdida, a pesar de que no era un lugar enorme.
-Dormirás ahí- señaló la cama- conmigo. No te morderé.
-¿En serio? Muchas gracias. Ya estaba preocupada, Emmbry- le miró de reojo y entró al baño. Como un milagro ante los ojos de Emmbry, no duró media hora en salir; recordó a Scarlett, hubiese pasado la noche con sus rutinas de belleza. Su recuerdo lo acechaba y él no era de piedra, en ocasiones sentía la urgente necesidad de envolverse de nuevo entre esas piernas largas, pero ya no podía caer más bajo. Le dio paso a Rei para que se acostara del lado izquierdo, pero inmediatamente se cambió.- ¿Pasa algo?
-No, me gusta más este lado.- mintió. Por un momento se sintieron incómodos, ninguno tenía sueño como para olvidar al otro y dormirse.
-¿Quieres jugar algo?
-No - dijo tajante.
Después de unos minutos, volvió a hablar - Esto es muy incómodo. Me estas quitando el sueño y no de buena manera.
-Rei, no estoy tan cerca de ti. La cama es grande, puedes rodar un poco. Ella volteó a verlo.
-Parece que siempre serás un idiota. Mejor juguemos algo- repitió.
-Bien. ¿Qué propones?
-Verdad o reto.
-No, por favor. Sabes que ha sido un día ajetreado y estoy cómodo. ¿No trajiste ningún juego de mesa?
-No... ¿preguntas y respuestas?
-¿Se supone que eso es un juego? Es igual a una conversación común.
Rió - ¿Qué ha sido lo más perverso que has hecho?
-Bueno, creo que fue meter a unos polluelos en la lavadora porque se habían ensuciado en el lodo y luego tenderlos al sol.
-Esos son rasgos de psicopatía, lo sabes, ¿verdad? Ya entiendo tu sadismo.
-¿Qué ha sido lo más loco que has hecho?
Rei no pensó mucho y contestó- Esto.
-¿Eso ha sido lo único?- ella asintió- ¡Dios, qué aburrido! Pensé que tendrías algún secreto oscuro.- hizo silencio, pero la incredulidad hacía hueco en su mente.-Rei, es en serio, ¿no has tenido algún amorío prohibido ni escape a media noche, alguna travesura?
Sonrió. Tenía mucho que contar, pero de desamores. Había nacido enamorada y era muy probable que no fuera del amor, sino, del sufrir. En eso era experta.
Rei tenía una larga lista de rechazos, se encontraba en una etapa de su vida en la que creía que había una gran posibilidad de quedarse sola o de encontrar a alguien a los cuarenta y tantos, sin embargo a esas alturas del juego, aún creía en que había alguien para ella. El amor había sido así con ellos, indiferente.
-¿Cuáles son tus sueños?-preguntó ella.
-¿En serio quieres que te diga algo tan obvio?-calló, pero cedió a su mirada- Bueno, nada muy original: una carrera de éxito.
-¿Y qué más?- qué quería ella que respondiera a esa pregunta? ¿Pareja, familia, proyectos? No. Él prefería guardarse algunas cosas, ser egoísta le había funcionado por mucho tiempo y después de haber tenido tantos sueños al lado de alguien que los pisoteó, ¿qué podía quedarle?
-Eso es todo- respondió al tiempo que hacía su pregunta-¿Por qué estás aquí esta noche?
Era una buena y su respuesta no era un solo "para ayudarte", porque era mentira, él la había hecho dar un paso que ya pesaba hacía tiempo, dio pan a su hambrienta necesidad de liberarse de unas manos invisibles que le controlaban desde la espalda.- ¿Qué debo decirte sobre algo tan obvio?
-Cierto, ese lugar es de locos-ella no replicó en contra, pero él hizo silencio y se disculpó, esta vez por su madre.
-Está bien, ella solo quiere lo mejor para ti.- Emmbry rió. Su madre no era una fina dama de clase alta, eso fingía ser, nunca contaba a nadie de sus orígenes porque se avergonzaba de no haber nacido en cuna de oro, tuvo suerte de casarse con Lido, quien con el sudor de su frente logró darle todo lo que por su boca salía. Ella siempre había sido su delirio. Indiana nunca había sido buena madre y Emmbry creció con su ausencia y eso, entre otras cosas, le hacía odiarla; ella nunca sabría cuánta falta le hizo un abrazo suave o tan solo una mirada tierna que representara un refugio cuando lo necesitó, cuando su padre era la mano dura que le enseñaba al niño de la casa, como sustituto del juego, a ser un hombre.
-Tu padre también - ella no dijo nada - Eres la niña de sus ojos.
-Lo sé - vaciló antes de continuar- Sé que quiere lo mejor, pero ya era hora de partir de su lado. Él siempre ha estado, ha sido un buen amigo también, sin embargo no entendía, aunque lo negara con mucho fulgor, que yo tenía que equivocarme y él seguir amándome así, con mis errores. He tratado de ser buena mucho tiempo, de no herir a nadie y de cumplir con las expectativas de todos. Yo solo quiero una libertad real en donde no necesite satisfacer a nadie más que a mí.
-Ya estoy dudando de quién le hizo el favor a quién.- Rieron sinceramente por primera vez esa noche larga.
-¿Por qué no querías casarte con Scarlett?- Emmbry le miró fijamente, se acongojó, estuvo a punto de rebotar la pregunta y dejar el supuesto juego, pero sintió la necesidad de decirlo, de zafarse de eso confesándoselo a alguien que quizá era mucho más patético que él en el amor; entonces no vio problema.
-Es vergonzoso- hizo una pausa- Ella solo me usaba como juguete sexual- Rei lo miró divertida y ambos rieron a carcajadas.
-¡Entonces eras jodidamente feliz!
-No, yo de verdad la quería.-la miró con ojos opacos, lejanos- Bueno, ¿y tú; que ha pasado con los hombres en tu vida?
-Lo que dijiste aquella vez era cierto, hasta ahora no he encontrado a alguien que se fije en mí.
-Rei, yo...-se le hizo un nudo en la garganta, él no solía pedir perdón, pero ella lo merecía, ella lo estaba apostando todo al estar ahí en ese momento y él no podía solo pronunciar esa palabra.
-No te preocupes, sé que no era tu intención herirme.- entonces una sonora risa interrumpió.
-¡Qué positiva! En ese momento, claro que quería hacerlo.
-Eres muy gracioso, idiota.- le empujó por el costado.
Ninguno dijo nada por un buen rato y Emmbry lo pensó mucho antes de ser quien empezara a hablar.
-Gracias - pero ella ya se había dormido.
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Menos un Pezón
AléatoireEstaba bebiendo café, pero sentí un vacío del lado izquierdo que me hizo mirar y, ahí, fue cuando descubrí que algo faltaba. Busqué bajo mis sabanas, en la almohada, en la cocina, por toda la sala; pero fue inútil, había dejado mi pezón a su vera ro...