Poesía de señores

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Recibo la experiencia,
envejezco en el jardín,
arraigado a la mala vida,
señorial mala influencia.

Muestras de afecto
en la cocina,
experiencia en tragos,
arrugas y picardia,
hermoseando
anécdotas superfluas.
Amor maquinal en el sofá,
consejos desgastados,
diálogos repetitivos;
ni la sala los quiere escuchar.
Evidente e indoloro
nuestro desgaste.

Aprecio tu silueta
que se conserva candente.
Sin ti,
soy un perdido amargado.
Pero mantengo la moral
y los buenos modales.
Un patriótico honrado;
un anticuado vanagloriado.

Ya a un paso
de conocer a la Sra. Muerte,
haciendo poesía de señores
con el corazón sobre la mesa.
Escarbo
para hallar el valor
y llego a la conclusión
que desde que te amé
empecé a perder mi juventud.
Evado las fiestas mundanas
y no tolero la carne suelta;
pues tras tantos inviernos
ya sólo quiero encontrar
el amor genuino de las cartas.

Lo nuestro
vestía de gala;
hoy luce andrajoso.
Se cierra la época dorada
y empieza la gris,
se borran historias de amor
y prevalecen las de guerra.
Hay pactos que no se cumplirán
por simple desinterés,
ya mañana será muy tarde
en mi acelerado perecer.

Migrando al reino de los invisibles | Poemario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora