최루시엘

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—¿Sabes que es una obra maestra?—preguntó Saeran esa noche, con los brazos cruzados sobre el estómago y la vista clavada en el interminable cielo estrellado sobre ellos.

—Nosotros lo somos—había contestado Saeyoung, sin saber realmente qué era una obra maestra. Estaba seguro de haber escuchado el término en algún lado, algún día se aseguraría de preguntarle a Rika qué era una obra maestra y si podía hacerlos una.

  Las estrellas se reflejaban en los ojos de su hermano cuando levantó la vista de su pesado libro para observar a su gemelo, a quien se le veían las marcas de soga en las muñecas por debajo de su playera crema. 

—Mamá dice que somos pe... pi... ¿cuál es esa palabra que usa? ¿Piende...?

—Piezas, Saeran, mamá dice que somos piezas—interrumpió Saeyoung, cortando a su hermano a media grosería. Jamás se perdonaría si Saeran empezara a decir ese tipo de cosas. 

—Ah, eso, piezas. ¿Por qué nos dice así?

—Porque ella no ve las galaxias de tus ojos—había contestado el chico, volviendo a enfocarse en su libro, achicando los ojos para intentar leer con la luz de la luna.

—¿Las galaxias de mis ojos son obras maestras también, Sae?—preguntó Saeran, despegando la vista del cielo e intentando sacar la figura de su hermano contra la oscuridad absorbente de la noche. 

  Entre todo el azabache pudo divisar una mota de cabello rojo agitarse contra al rosado de las hojas del árbol de cerezo debajo del cual se escondían, echados en el pasto con los pies frente al tronco y las cabezas a duras penas un poco más allá de las ramas. 

—Todo tú eres una obra maestra, nae salang, no creas lo que los demás te dicen: es porque ellos no pueden ver las galaxias de tus ojos de la manera que yo puedo.

—¿Siempre vas a ver galaxias en mis ojos, Sae? ¿Aún si yo no puedo?

—Las galaxias de tus ojos son más bonitas cuando tú no puedes verlas. 

—¿Me dirás que están ahí cuando yo no pueda verlas?

—Lo gritaré a los cuatro vientos si es lo que quieres.

—Quiero que te quedes, no me gustan los gritos.

—Me quedaré en silencio, entonces. Simplemente a tu lado, ¿eso está bien?

—Prométeme no irte.

—Lo prometo.

—Entonces está perfecto.


  Fue dos días después cuando tuvo la oportunidad de ver a Rika, quien traía el pelo amarrado en una trenza y cargaba un par de libros que parecían importantes. A su lado estaba V, con la sonrisa de siempre y el flequillo azul peinado hacia un lado.

—¿Qué es una obra maestra?—preguntó a modo de saludo—. ¿Qué es, V? ¿Qué es una obra maestra? Le dije a Saeran que nosotros éramos una, ¿somos una obra maestra?

—Las fotografías de Jihyun son obras maestras—respondió Rika, pasándole los libros al niño—, y el cielo es una obra maestra, también. La noche estrellada es una de las obras maestras de Vincent Van Gogh, y Saeran es una obra maestra.

—¿Soy yo una obra maestra?—preguntó el pelirrojo, hojeando los libros distraídamente—. ¿Pueden hacerme una obra maestra?

—Tú tienes que hacerte tu propia obra maestra—había respondido el peliazul, sonriendo ligeramente. 

ŞąɛყơųŋɠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora