capítulo 23

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Dedicado a @claribel2980, mil gracias por tu apoyo muñeca.

Teníamos aproximadamente una hora que habíamos salido del hospital, aún no daba crédito a las palabras de Bruno. Dijo que era "su novia", lástima que eso sólo fuera para alejar al pobre Daniel; aún siento pena al recordar su cara de perro mojado cuando Bruno me tomó en brazos dándome un gran beso mientras me llevaba hacía la salida, no me dejo siquiera despedirme.

Durante todo el camino no había musitado ni una sola palabra, intenté hacer conversación pero sus respuesta se reducían a monosílabos que me hicieron desechar la idea.

Me fijé el camino por el cual ibamos, no era hacía la cabaña puesto que ya estábamos en la ciudad pensé que me llevaría a mi casa pero no.

— ¿ A dónde vamos?.- me atreví a preguntar, en realidad muy en mi interior sabía la respuesta.

Bruno volvió a ignorarme y sí, se sentía jodidamente frustrante. Su actitud además de inmadura era asfixiante.

—¡ Por un carjo siquiera podrías voltear a mirarme!— le grité, había excedido mi paciencia.

— ¿Contenta?— preguntó observándome por unos segundos.

— Si estás así por lo de Daniel—.  Escuché una pequeña risa de su parte— el punto es qué... Estás exagerando, él sólo era amable y yo le respondí de la misma...

— ¿Amable?— Masculló interrumpiendo mis palabra—.  No eras amable. Estabas... Estabas de lo más feliz coqueteado con él, disculpa por interrumpir tu amabilidad hacia él— dijo arrastrando las últimas palabras con sorna.

—¿ Te estás escuchando?— estaba a punto de perder la paciencia— ¡por Dios Bruno, como se te ocurre que voy a coquetear con él tú estando a metros de distancia de mi!.

— Osea que si no hubiera estado ahí..

—  ¿ Qué?, no, yo no soy de ese tipo de mujer— musite ofendida.

—¡ Si mal no recuerdo tuviste sexo conmigo en un baño el mismo día que nos conocimos, tengo razones de sobra para pensar que eres una zorra!.

Bien, eso fue un golpe bajo.

—  Yo...

Medité mis palabras, lo peor era saber que el tenía razón, desdé el primer instante que lo vi mi cuerpo reaccionó por si solo; tomando las decisiones equivocadas, dejando que la pasión del momento ganara, creo que ya sé lo que siente que te claven un cuchillo en el corazón.

— Llevame a mi casa— susurré conteniendo las lágrimas.

— Fara... Yo...

—¡No!, no digas más nada, ya me quedo claro quien soy para ti—  reprimi las malditas lágrimas pero estás fueron más astutas y afloraron en mi rostro.

Escondí mi cara en la ventanilla, reprimir las inmensas ganas de llorar no fue tarea fácil pero lo logré. Minutos después el auto de detuvo, levanté mi rostro al sentir que Bruno había salido de la camioneta, segundos después abrió la puerta del copiloto para que yo saliera.

— Te dije que me llevaras a mi casa— masculle de brazos cruzados.

Éste no me respondió, de forma poco sutil me tomó en brazos. Traté de evitarlo, hasta le pegué pero no se inmutó, lo que me hizo pensar que debía tomar clases de boxeo para aprender a pegar.

Escondí mi rostro en su cuello, al menos así no tendría que verle a los ojos. no podría imaginar la cara de mi jefe, bueno, mi ex jefe. Si me viera llegar a su casa en brazos de Bruno, aunque tendría una excusa,mi tobillo.

Estúpida, pero podría funcionar. O ¿no?

Obviamente el señor Alessandro era demasiado suspicaz como para creer eso, por suerte eran casi las tres de la madrugada y dudaba mucho que él estuviera despierto a esa hora.

Subió las escaleras conmigo en sus brazos, sentí abrir una puerta o el ruido indicaba eso. Bruno me depósito encima de una enorme cama, en un movimiento rápido y algo torpe tomé una de las almohadas que ahí se encontraban y tapé mi rostro con ella.

cara, lo siento— susurro con voz tirste.

No pude evitar que mi corazón se encogiera al escucharlo hablar así y eso sólo logro que me sintiera peor.

— Vete— susurré aún con la almohada en mi rostro.

Escuché sus pasos dirigirse hacia la puerta, segundos después está se cerró. Levanté levemente mi rostro para verificar que se hubiera marchado, divisé todo y él no estaba.
Volví a colocarme la almohada sobré mi rostro pero esta vez no contuve las lágrimas.

Mis lágrimas descendían con tanta fluidez, lo peor era saber que él tenía razón. Yo me había convertido en una zorra en el momento que deje que el me tocara sin siquiera conocer quién era; el problema es que  no sabía controlarme frente a ese hombre, me había humillado, olvidado de mis principios, hasta del futuro prodigio que siempre había visualizado para mí, mi vida desde que apareció Bruno Prieto en ella se convirtió en una jodida mierda.









Hey mis amores!!!!. Estoy súper feliz, ya sé que lo digo muy seguido, pero gracias. Mil gracias.

De verdad no pensé que Fara y Bruno llegarían a casi 200 visitas en tan poco tiempo😆😆😆😆, gracias los amo!!!!❤❤❤❤❤👍👍.

Aaahh si alguno quiere dedicatoria sólo tiene que decirlo en los comentarios y con gusto lo haré.

Os quiere @mirotejada, muchos besos😘😘😘😘😘😘😘 desde #RepublicaDominicana.

AMORES QUE MATAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora