Capítulo 10: Entre la espada y la pared

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Simultáneamente, en un lugar lejano...

- ¡Sal ratita! ¡Quiero verte la colita!

- No tengo muchas ganas de que tu nueva mascota me alcance, como comprenderás.- dijo la chica tomando aire escondida detrás de una columna.

- ¡Zehahahaha! Es verdad, tiene ganas de destrozaros a todos los de vuestra especie. Pero mira, hoy me siento generosa y he decidido que tú serás la primera. ¡Dime dónde está!- gritó furiosamente.

- Lo siento pero ahora mismo ni yo l- no pudo terminar la frase, pues el monstruo con sed de sangre no le daba respiro alguno para que recuperara el maná necesario para irse lo suficientemente lejos como para perderlos de vista.- ¡Vamos, hombre! Ah... Ah...- mientras tomaba aire- ¡Despierta!- seguidamente miró al cielo preocupada.

- No... lo siento asquerosa cerda del pelo verde, pero tus amigos no pueden encontrarte mientras yo esté contigo. ¡Zehahahahaha!- dijo mientras de entre sus manos salía una energía negra que cubría el aire de oscuridad- Si me dices dónde está, te prometo que mi amigo Etherious acabará contigo de un solo golpe para que no sufras.- sonreía con sus dientes amarillos y medio partidos.

La figura era enorme, con la piel negra y con marcas todavía más negras dibujadas en su propia piel. Su ojo derecho era entre rojo y amarillo, mientras que el izquierdo era azul por completo. Lo peor de su rostro era su sonrisa diabólica y fría, con su mirada penetrante que haría vacilar a cualquiera que lo mirase fijamente.

Entre la niebla oscura, la mujer del pelo verde se teletransportaba en rangos cercanos a duras penas, pues el monstruo con la cara roja la perseguía destrozando todo lo que encontraba por delante sin siquiera pestañear. Era cuestión de tiempo que Borkuth se quedara sin sus reservas de maná y Etherious la destrozara.

- ¿De verdad te importa más él que tu miserable vida? ¿Tan importante es que prefieres intentar escaparte de mí y de mi esclavo? Te lo dejo claro ya, zorra: No hay esperanza para ti- decía con una sonrisa psicópata en la cara- Estás entre la espada y la pared, la probabilidad de que escapes de aquí no llega al 1%. ¡Zehahahahaha!

- ¿Tan alta es la probabilidad? Ah... Ah... Jujujujuju, y yo que pensaba que me lo pondrías más difícil.

- Deja de mofarte, ¡¿QUIERES?!- extendió sus brazos y todo alrededor se volvió en oscuridad.

Borkuth no podía ni ver lo que pisaba, ni lo que había a dos metros delante de ella. Lo único que podía ver era la sonrisa de los seres que tenía delante, incluyendo la cara roja del monstruo que se acercaba a una velocidad increíble hacia ella.

No pudo evitarlo. Un puñetazo casi tan grande como ella le impactó de lleno, haciéndole perder la respiración e impactando con los escombros que tenía detrás. Lo cierto es que la esperanza se había vuelto en desesperación. Ella sola no tenía opciones; por supuesto, opciones para ganar ni las había en un principio, pero ahora tampoco las había de escapar de ese tétrico sitio con vida.

- ¿Ya está? ¿Y toda esa confianza, zorra? ¡Zehahahaha! ¡Joder, Etherious, sí que aprendes rápido!-mientras le daba patadas con sus delgadas piernas al monstruo que tenía al lado.- ¡Si aún me vas a sonrojar y todo de la obra de arte que he perfeccionado!

El monstruo ni se inmutaba. Sólo cumplía órdenes, y sus órdenes eran las de acabar con todos ellos, empezando por "La Cuarta". Su fría mirada no la apartaba de su próxima presa.

- Jujujuju -reía mientras tosía sangre.

- Vamos, no hagas que Etherious te remate con otro puñetazo. Tráeme al viejo, tengo cosas importantes que hablar con él.- se acercaba hacia Borkuth, que seguía recomponiéndose del golpe que acababa de sufrir.

- El viejo no tiene tiempo que perder con una fracasada como tú, Abdiel.- le miró sonriendo.

Abdiel le dio una, dos, tres, cuatro patadas con rabia. Borkuth sabía cómo hacerle sacar de sus casillas.

- ¿No vas a ceder en nada, no?- le lanzó un escupitajo en la cara de Borkuth.- Muy bien, tú lo has querido, estúpida zorra de tres cuartos. Demuéstrame si tus milagros van a hacer que sobrevivas a esto.- sonrió diabólicamente.

La bruja empezó a mover las manos mientras Borkuth perdía el poco maná que le quedaba. Etherious pisó con su enorme pie todo el cuerpo de la chica, que gritaba de dolor mientras intentaba quitarse al monstruo de encima. Entre gritos, abrió los ojos como pudo, y lo que vio fue la cara del monstruo a pocos centímetros de la suya, sonriendo y mirándole directamente en los ojos. Sentía la profunda respiración salir de la nariz de un Demonio que no tenía piedad ni sentimientos hacia ella; de ese ser que, después de haber estado tanto tiempo juntos, sólo pensaba en destrozarle hasta el último de sus huesos.

- Kebrathurnax, soy yo... ¡Vamos, reacciona!- gritaba en un momento de desesperación.

La respuesta que obtuvo por parte de su depredador fue esta:

- La escoria debe ser exterminada.

La grave voz del ser retumbaba por toda la estancia. Ni un ápice de ironía recorría por la cara de éste. Nunca antes unas palabras fueron tan sinceras como aquellas. Es por eso que Borkuth se dio cuenta de que ahora, la probabilidad de salir con vida de allí era un 0%.

Etherious agarró la cabeza de la chica con una mano. Ésta, con sangre por el cuerpo y lágrimas en los ojos, no podía dejar de sentir la frustración y la impotencia de no ser rival para él y, además, de haber perdido para siempre a un gran amigo.

El impacto de Borkuth se pudo escuchar desde lo lejos, así como seguidamente, la risa macabra del demonio Abdiel, "la señora de la esclavitud".

Tragedia y DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora