Noticias bajo la luna

507 23 3
                                    

19 de abril, 11:55 pm

Era imposible para Brandon conciliar el sueño, a pesar de que estaba cansado. Empezó a recordar algunos momentos de la escuela, cuando todavía no se dirigía la palabra con Itzel. Eran memorias agridulces que lo hacían dudar de su nivel de inteligencia para hacer el tipo de cosas que hizo durante ese tiempo. Podía reírse de su pasado, pero tenía que aceptar el hecho de que estaba muy mal de la cabeza por pensar que estaba haciendo lo correcto. También estaba el tema con Sabina, aunque ya había quedado claro con su respuesta,

Quizá salir a caminar le ayudaría a disipar sus pensamientos, así que se cambió de ropa para dar un corto recorrido por un parque que quedaba a unas cuadras de su edificio. No había muchas personas caminando por la calle, o al menos, no por donde él estaba yendo; así que se alegró un poco de esa circunstancia. Lo menos que necesitaba en ese momento era oír el ruido de otras personas.

Mientras caminaba hasta el interior del parque, revisó la hora en su celular. Sam ya debía haberse despertado para hacer lo que una chica de trece años haría a esas horas. A diferencia de él, su hermana siempre despertaba temprano para aprovechar el tiempo al máximo; aunque sus planes siempre resultaban ser un poco inusuales y posiblemente ilegales. No se sorprendería si alguna vez su madre le comenta que es la cabecilla de un grupo clandestino de apuestas en la escuela. De solo pensarlo se rió, así que le envió un mensaje para saber qué está pasando por la mente de esa niña.

En eso, se escucharon pasos acercándose. Brandon alzó la mirada de su celular casi por reflejo y vio un rostro conocido del cual no dudaría en saludar; sin embargo, esa persona no parecía querer encontrarse con él. Solo bastó con que sus miradas se cruzaran para que diera una vuelta de regreso. Quizá debía darle su espacio, pero no podía ignorar lo que había oído el día anterior. No cuando Mark le contó que el malnacido que había lastimado a su hermana había sido liberado de un momento para otro. De solo recordarlo le hervía la sangre, pero no podía imaginar como la pelirroja estaba lidiando con esa noticia.

Solo bastó con verla de nuevo para saber que no estaba muy bien. La volvió a encontrar sentada en una de las bancas que quedaban al frente de una de las lagunas dentro del parque. Parecía que había tenido problemas para dormir por las profundas ojeras debajo de sus ojos, pero aún así tenía la mirada fija en el reflejo de la luna sobre el agua.

—Pensé que había quedado en claro que quería estar sola —dijo Itzel en voz baja sin dirigirle la mirada. Esperaba alguna reacción poco amigable de su parte para marcar distancia, pero solo se movió para continuar bebiendo de su jugo.

—Es que...te ves...¿Cómo decirlo? Como un troll. —Sus palabras tuvieron el efecto que quería, porque Itzel no tardó en girar hacia él para fulminarlo con la mirada. Él solo le devolvió el gesto con una sonrisa y se acercó para sentarse a su lado—. ¿Desde cuándo no duermes bien?

—¿Tres días? No le digas a Mark que me viste por aquí, piensa que estoy encerrada en mi habitación...mientras Jane intenta hacer un brebaje para que pueda dormir.

—¿Pero estás realmente bien? ¿Estás teniendo malos sueños? —Itzel mantuvo su mirada. Sus ojos realmente se veían cansados y atormentados, y aún así se esforzó para hacer una pequeña sonrisa antes de soltar un corto suspiro.

—Por supuesto que lo sabes —dijo—. Mark no puede cerrar su boca.

Volvió a beber de su jugo y luego le entregó la botella para que ella pudiera ponerse de pie. No daba la impresión de que iba a salir huyendo, así que observó cómo se acercaba al césped con la intención de acostarse. Notó que sus pasos no eran del todo estables, así que destapó la botella para comprobar que se trataba de vino y no de jugo de uva.

—¿Realmente no quieres hablar sobre eso? —continuó él—. No creo que el alcohol te sirva de mucho para alejar...

—Déjalo ahí, Brandon. No salí con la intención de hablarle a la primera persona que me cruzara en el camino, aún si se tratara del propio papa o algún vagabundo con excelentes consejos de la vida.

—Al menos, explícame qué ocurre. Quiero entender que te está afectando de esa manera...mejor dicho, ¿por qué?

—¿Por qué? Sabes perfectamente la razón.

—No me refería a eso. Por supuesto que sé todo lo que soportaste al lado de ese idiota, incluso yo estaría molesto luego de oír esa noticia...pero... solo bastá con verte para saber que tienes miedo de algo. Itzel, él ya no puede hacerte nada, ni siquiera debe saber dónde estás ¿Por qué dejas que te siga lastimando?

No hubo respuesta. O estaba pensando en las palabras que diría o solo iba a esperar a que él cambiara el tema, pero no iba a hacerlo bajo ningún motivo. Esperó por unos minutos para que ella hablara por cuenta propia y entonces, le dijo que cometió un error la última vez que fue a Dublín. Un error del que nadie sabía, hasta ese momento, porque había sido una completa locura de la que estaba muy arrepentida.

Por como lo dijo, daba la impresión que era todo culpa de ella, en vez de esa escoria. Quería estar equivocado, no le encontraba la lógica y tampoco quería pensar en todas esas posibilidades de lo que pudo haber hecho. Menos, cuando la vio tan nerviosa de hablar de ese tema. Por un segundo, dudó en seguir con la conversación; sin embargo, Itzel halló un poco de valor y soltó aquel recuerdo agrio que estaba perturbando su tranquilidad. No derramó ninguna lágrima, pero sonrió tristemente al decir que en un mal momento decidió visitar a ese hombre.

—¿Por qué harías algo como eso?

—Porque sabía que todos estarían en contra de esa locura. —Ella mantuvo esa misma sonrisa—. Pero yo quería respuestas, quería saber la razón del porque me trató de esa forma.

—¿A pesar de que podrías terminar herida con lo que fueras a oír?

—Era la única manera de saberlo. Y pagué el precio de la peor manera, no estaba preparada... Dijo muchas cosas horribles de mí y de mi familia biológica, pero lo que quedó grabado en mi memoria fue —su voz falló por un momento, así que le quitó la botella de sus manos para beber un poco más—. Al final me dijo que nunca me iban a separar de él. Una vez que saliera libre iría por mí sin importar dónde estuviera. Y la primera persona a la que él pudiera acudir por respuestas es mi madre.

—Dudo que tu madre le cuente algo después de lo que hizo.

—No descartaría las posibilidades. Tengo miedo de que cumpla con su palabra.

Estaba completamente indignado con lo que acababa de oír, pero qué podía esperar de esa clase de escoria. No le había parecido suficiente con la violencia física y psicológica, ni con la sentencia que recibió para seguir atormentando a la pelirroja.

—Sé que es ridículo que crea en sus palabras, pero es un maldito obsesivo que sería capaz de lastimar a las personas que quiero —continuó ella con una voz temblorosa. Brandon sujetó de sus manos a lo que ella apoyó su cabeza sobre su hombro, conteniendo las lágrimas.

—Ese miserable no va tocar ningún cabello tuyo...ni va cruzarse en tu camino —le dijo, mientras la rodeaba con sus brazos—. Recuerda que ya no puede hacerte daño, no permitas que te afecte. —Se alejó un poco de ella para mirarla y obtuvo una pequeña sonrisa de seguridad—. Eres más fuerte de lo que piensas, no creo que sea el único que te lo haya dicho.

—No, pero...tal vez era de quién necesitaba oírlo. Gracias.

Cuando Itzel volvió a apoyar su cabeza sobre su hombro, Brandon, casi por inercia, replicó lo mismo para mirar la luna. Sin embargo, su brazo se movió por sí solo para rodearla con el pretexto de que había empezado a correr más aire. Itzel no dijo nada, parecía muy cómoda, lo suficiente para quedarse dormida. Brandon quedó mirando su rostro durmiente, agradeciendo que había luna llena para iluminar cada una de sus facciones. La tenía tan cerca, pero a la vez había un muro entre ellos.

La dejaría descansar por unos minutos antes de acompañarla a tomar un taxi. Ya volverían a verse pronto, así que por el momento grabó en su memoria esa corta escena. Aunque lo que más deseaba era mantener su calidez todavía con él.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora