Capítulo único

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El Enfermero Lee

Un fuerte portazo le hizo despertar, haciéndolo lloriquear para sus adentros. La fiebre lo estaba cocinando por dentro lentamente, como aquellas verduras apestosas que a ShinWoo le encantaba darle con arroz cuando se ponía malo. Volvió a lloriquear. Un poco de esa coliflor rebosada le haría tanto bien ahora mismo. Extrañaría actuar y cantar con sus hyungs toda la semana que duraba su reposo médico. Si, extrañaría a Baro y sus chistes soeces, los mimos maternales de ShinWoo, los juegos de mesa con Sandeul y la compañía silenciosa de JinYoung, ¡Hasta sus regaños extrañaría! Pero no podía ser fatalista; le dejaron comida y la soledad del apartamento para vegetar tranquilamente en cama. De no haber sido idol seguramente GongChan sería un orgulloso hikkikomori: mansito y hecho ovillo friéndose los ojos a videojuegos y anime. Mh... Quizás un poco de eso no vendría para nada mal. Total, no habría nadie que le regañase por ello. Él era un dongsaeng obediente, pero jugar videojuegos era su sinónimo de descanso.

Calzó sus pantuflas de dinosaurio y caminó casi que a rastras hacia la sala de estar en busca de la laptop que seguramente andaba tirada por algún sofá. Le dolía la cabeza y se sentía como piñata aporreada por fisiculturistas y pacientes en tratamiento para el control de la ira. Es decir, se dejó caer al sofá de malestar. Dudó de que pudiera siquiera mover un dedo para coger el mouse inalámbrico. Mejor anime, una actividad más tranquila. Una buena serie de acción entre mantas y algún dulce robado de la alacena. Se enderezó y puso de pie para regresar a la cama y hurgar entre los canales si de milagro habría alguno japonés que sintonizara alguna serie animada, pero el sonido insistente de la puerta le hizo desviar camino.

Frunció el ceño y fue hasta el pasillo, conjeturando que habría de ser el manager para regañarlo por cuarta vez por haberse enfermado en medio de tantas actividades. Abrió la puerta y sus ojos se clavaron sorprendidos hacia la adorable cofia de enfermera con su cliché cruz roja en medio sobre una cabeza.

—Hola, vine a visitarte—. Dijo una voz mecánica, notablemente cohibido ante la mirada extrañada de GongChan.

—¿Choco? —. Preguntó el pelinegro, necesitando una confirmación verbal a la visión que estaba frente a su puerta. HongBin esbozó una sonrisa autosuficiente hasta que se percató de las pintas de su mayor; en pijama, sin una de las pantuflas y los cabellos revueltos a todas direcciones.

—¡Santo cielos! ¿Qué haces de pie? —. Reclamó fijándose en su rostro ojeroso y blanco como papel de arroz. —¡Ve a la cama, zopenco!

— Te estaba abriendo la puerta...—. Murmuró enarcando la ceja. Turnaba la mirada a las bolsas que cargaba en sus manos y su cofia de enfermero sobre su cabeza.

—Oh...Cierto—. Murmuró pensativo, todavía juzgándole con los ojos. —Bueno, ¡Ahora ya no más, que el enfermero Lee te va a cuidar! —. Exclamó orgulloso. GongChan crispó por lo alto del grito, haciéndole doler más la cabeza. Se frotó la frente acalorada y carcajeó después.

—¿Enfermero Lee? —. Preguntó entre risitas recargándose de la perilla de la puerta para poder reír fuertemente sin tambalear.

—¡No te burles! —. Reprendió golpeando su pecho con una de las bolsas. —¡Ensaye esa línea con Leo hyung durante todo el camino!

—¿Leo hyung? —. Carcajeó escandaloso sobándose la zona golpeada entre jadeos por la falta de aire. —Pobre hombre, lo que le obligas hacer.

— ¿No me vas a dejar pasar? —. Preguntó de mala gana recordándole que estaba aún en el gélido pasillo. —Mira que con esta brisa luego me resfrío yo, ¡Tarado!

El Enfermero Lee (GongBin/HongChan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora