El Piojo, la pulga y el gusanito

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Algunas veces pienso en volver el tiempo atrás. Invento una máquina voladora y me ahogo en los


años traviesos de mi niñez. Descanso unos minutos y soy ese pequeño que corría por el patio de su casa


materna.


Conservo algunas amistades de mi antiguo barrio.


Otras veces imagino una gran escalera que me transporta al infinito. Escribo tantas letras que llego a


hundirme en una falsa realidad que me ayuda a superar los disgustos que surgen mientras marchamos


por el pastizal de la vida.


Mi cuerpo tiene marcas de esa hierba que llamamos historia. Sellos eternos en la piel o en el corazón.


Sellos que han hecho de mí un ermitaño del ayer.


¿Dónde van esas palabras?


Tintas que recorren líneas fantasmas y que desaparecen entre nubes inquietantes.


Arden las letras que arrojo al papel quebrado.


Frases que no tienen ningún sentido que recorren días, meses, años...


El tiempo se va y no regresa. Solo regresan los recuerdos. Solo las vivencias que en un instante se


forman pasado gris o aquellas que nos llenan de alegrías.


¿Dónde van esas palabras?


Las palabras no van a ningún sitio, quedan impresas en la memoria; ocultas en la sangre. Dentro de


nuestro corazón.


Los dedos capturan los latidos de tu pecho y los estampan en cuadernos lejanos, en pergaminos


soñadores.


Tus ojos no alcanzan a seguirlos movimientos de esa mano furiosa, voladora.


Tus piernas acalambradas esperan.


Tu sorprendida boca, bosteza ilusiones.


Sonidos.


Movimientos suaves.


Letras.


Tantas letras que te sorprendes de haberlas escrito tú.


Vocales musicales que te llenan de calor o brisas celestes que te arrastran a ensueños turbios.


Fuegos extraños.


Pestañas risueñas.


¿Dónde van todas las palabras que desentierran lápices oscuros?


A ningún sitio.


Vienen.


Desde lo más profundo de tu interior.


Nacen contigo.


Las escribes para que sean eternas.


Mucha gente me pregunta por que me dedico a escribir.


Sencillamente por que tengo mucho para contar, es mi respuesta inmediata. Pero principalmente para que mi familia pueda tener para siempre mis pensamientos.


La vida y el tiempo nos va separando de muchas cosas que amamos.


Abrazos.


Besos.


Caricias.


Palabras.


Disfrutemos cada instante mientras podamos.


Solo momentos de afecto nos llevaremos al sepulcro.


Digan todos los te quiero que puedan.


Nunca es tarde para decirlos.


Nunca es tarde para escucharlos.


Escuchemos el sonido de los latidos del corazón mientras podamos hacerlo.


Serenemos nuestro cuerpo mientras podamos hacerlo.


Cantemos mientras podamos hacerlo.


Soñemos mientras podamos hacerlo.


Vivamos ahora que podemos hacerlo.


Hace tiempo que intento llenar estas carillas blancas y encontrar las palabras exactas para la


introducción de mi libro.


No se si pude percibirlos vocablos adecuados.


Solo puedo decir que espero que los lectores de estos, mis humildes cuentos se sumerjan en ese


mundo de fantasía y felicidad que posee mi corazón.


Cuiden de los suyos y vivan al máximo cada día. La vida es más veloz de lo que uno cree.

La Luna Llena

Esta historia comienza en el espacio.


Mucha gente no lo cree, pero la luna es una señora muy glotona. Se la pasa comiendo asteroides y


piedritas del espacio. No para de engordar.
Sus ojos son como dos cráteres y no tiene pelo.


Desde la tierra los astrónomos están muy confundidos. Creen que gira alrededor de la tierra. Puras


mentiras.


Es una luna hambrienta.


Los marcianos tiran rayos ultraverdes para que la Luna no crezca más de lo indicado.


Los meteoritos llaman a sus amigos para romper las montañas de la luna, que en realidad son gases


de tanta agua que le roba a las nubes.


El Cuarto Creciente es la fase más peligrosa de la luna. Es el momento exacto en el que la Luna come


su postre. Los satélites artificiales.


Es por eso que muchas veces se nos corta el programa que estamos viendo desde la Tierra.


Y lo peor de todo...


La Luna llena.


Cuando la Luna no puede comer más, no le queda otra que llamar a los marcianos y desintegrar


parte de su panza.


Es entonces que en algunos lugares de la Tierra cae agua nieve.


Así que ya lo saben...


Si ven alguna vez a la Luna desde la tierra y creen que los está siguiendo, guarden sus golosinas.
Después no me digan que no se los avisé.

Conseguí el resto de este libro en...

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Ó en

http://www.dunken.org/WEB2014/index.php?opt=2&id_titulo=15705

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2017 ⏰

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