El ataque de su boca me toma por sorpresa e instintivamente me aparto; y no es que no quiera que me bese sino que creo que aún no hemos terminado de hablar.
—Bésame, Isabella —dice pegando nuevamente sus labios a los míos—. Deja descansar esa cabecita, no pienses tanto y dedícate a disfrutar.
—Lorenzo yo...
—Shhh no digas nada más y relájate. ¿No quieres más flores en tu oficina? Entonces no las tendrás. Te lo prometo, pero ahora bésame.
Respiro hondo, y tomo su rostro entre mis manos, nos miramos un instante antes de separar los labios y tomar su labio inferior entre los míos.
Le oigo gemir de placer, sus manos suben para posarse en mi nuca y desliza su lengua por mis labios.
Es una sensación increíble, es increíble lo que él puede hacer con su lengua.Mis manos se posan en sus bíceps y me deleito acariciando sus músculos que sobresalen de su camiseta.
Me toma de la cintura y con un rápido movimiento me sienta a horcajadas sobre él.
Rodeo su cuello con mis manos y envuelvo con mi lengua la suya, chupándosela con suavidad. Oírlo gemir de placer me excita a mi también y sin darme cuenta estoy frotándome sobre su regazo, sintiendo su erección a través de la fina tela de mi pantalón de vestir.—Mmm... — gime sobre mis labios—, ¿lo ves? Sólo tienes que dejarte llevar, Isabella.
Eleva sus caderas mientras me abraza con fuerza haciéndome sentir todo su deseo.
Profundizo el beso y mis manos inquietas se deslizan bajo su camiseta para acariciar su pecho.—Muero por estar dentro de ti, Isabella — dice con la respiración entrecortada y sus hábiles dedos comienzan a desabrochar los pequeños botones de mi blusa.
Sus palabras me encienden. Tiene la capacidad de hacer que todo lo que sale por su boca me parezca sexy.
—Y yo muero de ganas de que lo estés—susurro tirando de su camiseta hacia arriba para quitársela por los brazos.
—Me encanta saber eso... — murmura bajando las copas de mi corpiño para liberar mis pechos.
Jadeo al sentir su cálido aliento sobre uno de mis pezones mientras el otro recibe toda la atención de sus dedos, apretándolo con delicadeza. Cierro mis ojos dejándome llevar por el placer que estoy recibiendo. La lengua de Lorenzo va intercalando su atención de un pezón a otro chupando y succionando cada uno de ellos.
No sé en qué momento ha ocurrido, pero cuando vuelvo a abrir los ojos me encuentro recostada sobre el sofá y Lorenzo está quitándome el pantalón.
Sus manos se deslizan lentamente hacia arriba acariciando mis piernas y su boca va dejando un reguero de besos tras ellas.
Contengo la respiración cuando sus manos acarician el interior de mis muslos y su lengua se desliza peligrosamente hacia mi sexo.No puedo evitar largar un gemido cuando a través del encaje de mi pequeña tanga noto su lengua presionar contra mi sexo.
—Me encanta como siempre estás lista para mí... —susurra haciendo a un lado el encaje para deslizar sus dedos entre mis pliegues.
Sus dedos hacen magia en mi cuerpo pero deseo más, mucho más.
Su boca vuelve a hacerse de la mía mientras continúa brindándome placer.
Me retuerzo bajo su cuerpo y junto mis piernas aprisionado su mano entre ellas.—Te necesito ahora... — mi voz sale entre jadeos.
Lorenzo abandona mi boca y se aparta unos centímetros para observar mi rostro, me doy cuenta que sus pupilas están dilatadas por la excitación del momento y unas pequeñas gotas de sudor brillan en su frente.
Me pierdo en su hermosa sonrisa mientras intento regular mi respiración.—Aún no, preciosa —susurra en mi oído antes de incorporarse y quitarse el pantalón para luego tomarme de las piernas y separar mis muslos. Su rostro se pierde entre ellos, su boca entreabierta se pasea por el interior de mis muslos mientras dos de sus dedos se pierden en mi interior provocándome un grito de placer.
Me está volviendo loca, su lengua ahora ha encontrado mi clítoris y lo que hace con ella me hace jadear descontroladamente.
Si esto no es el paraíso no sé lo que será; Lorenzo es un Dios del sexo de eso no tengo dudas.
Con su lengua y sus dedos con su cadencioso vaivén me están llevando directo al cielo.Estoy a su merced, sus dedos invaden mi interior, su lengua se desliza sobre mi húmedo sexo y con su mano libre aprisiona mis pechos estrujándolos y pellizcando mis pezones.
—Ahhhh —Un grito sale de lo profundo de mi garganta y todo mi cuerpo se tensa. Lorenzo aumenta la velocidad de sus dedos que ahora entran con más profundidad en mi interior y sus labios succionan mi centro de placer regalándome un intenso orgasmo.
—Así es... acaba para mí, preciosa —susurra sobre mi sexo mientras mi cuerpo todavía se retuerce de placer.
Lentamente comienzo a relajarme, Lorenzo retira sus dedos de mi interior, eleva su rostro para mirarme y acto seguido se lleva los dedos a su boca y los chupa con deleite.
La boca se me seca ante semejante imagen.—Eres deliciosa, Isabella—dice con voz ronca antes de reptar sobre mi cuerpo y dejarse caer a mi lado.
El espacio en el sofá es reducido así que manipulando mi cuerpo con facilidad me acomoda sobre su cuerpo.
—¿Estás bien? —murmura y luego besa mi frente.
Asiento con una sonrisa.
—Es usted un tramposo, señor Castelli. No crea que porque me regaló un orgasmo de película, me he olvidado de que no hemos terminado nuestra conversación.
—Y usted es muy obstinada, señorita Rienzo —replica acariciando mi cabello y luego arqueando las cejas agrega:
—¿Así que consideras que te he provocado un orgasmo de película? —El tono de superioridad de su voz me hace reír.
—Es usted un tramposo y un engreído, señor Castelli.
Larga una carcajada ante lo que he dicho.
—Sí, puede que sea todo eso; pero le resulto irresistible, señorita Rienzo.
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Deliciosa Adicción
Любовные романыCuando la periodista Isabella Rienzo descubre la traición de su prometido a días de su boda, promete no volverse a enamorar. Todo se complica cuando una mañana despierta en la cama del terriblemente sexy y arrogante Lorenzo Castelli, quien desplegar...