IV

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Me levanto con más pereza de lo que acostumbro, la alarma resuena por toda la habitación obligándome a levantarme y apagarla. Camino desnuda por el pasillo de la casa hasta llegar al baño principal, donde encuentro mi cuerpo reflejado en el espejo.

"Hoy es el gran día"

Tomo una ducha corta y me visto con el uniforme de la academia, amarro la corbata tranquilamente hasta que el sonido del timbre resuena por toda la casa, miro la hora y caigo en cuenta de que ya es tarde. El timbre vuelve a sonar y con rapidez agarro mi mochila, abro la puerta de la casa encontrándome con la radiante sonrisa de Izuku, le doy un cálido abrazo siendo correspondida, cierro todas las puertas con seguro y camino a un lado de él. Todo el camino fue silencioso, pero no un silencio incomodo, uno agradable que con solo una mirada se dejaban ver nuestros nervios del primer día de clases.

"Creo que quedamos en la misma clase"

Observo mi papel y luego el suyo, una sonrisa se forma en mis labios al leer las mismas letras en ambos papeles. Asiento con mi cabeza y volvemos a caminar hasta llegar a la sala que nos corresponde. Alzo mi vista mirando sus facciones serias y un suspiro sale de mis labios de manera inconsciente.

"Izuku... ¿Por qué tan silencioso?"

Me mira un poco sorprendido y luego sonríe, revuelve mi cabello y niega con la cabeza. Inflo mis mejillas al no obtener una respuesta concreta pero ya nos encontramos frente a nuestra nueva clase. Miro la puerta un tanto sorprendida ya que es demasiado... alta.

"Entra tu primero"

"¿Eh? ¿Por qué yo?"

Lo miro fastidiada y abro la puerta empujándolo al interior, escucho las voces del tipo rápido y de Bakugo, al parecer ya anda haciendo de las suyas. Ruedo mis ojos fastidiada tomando asiento al frente de un chico que tiene una cicatriz en su rostro y el pelo rojo con blando... que raro.

La mayoría de la clase rodea al peliverde por su esfuerzo en el examen de ingreso, alabándolo y hasta criticándolo un poco por su acto demasiado impulsivo logrando poner un tanto nervioso al chico. Mientras todos hablaban logre identificar a la chica que Izuku había ayudado, creo que su nombre era Ochako...

Se acerca al peliverde y toma sus manos comenzando a agradecerle reiteradas veces causando un leve rubor en sus mejillas, algo en mi interior me dice que esa chica me quitara a mi amigo... algo quiere que lo aleje de él, pero mi otra parte me dice que debo dejarlo conocer a más chicas, yo solo soy su amiga de infancia

Algo desilusionada me acuesto en mi mesa, mirando fijamente al chico de cabellos raros. Sus facciones son bellas, casi esculpidas por un ángel o un artista. Nuestras miradas se conectan unos segundos y un leve rubor se forma en mis mejillas, pero aun así no desvió mi mirada de esos ojos.

"¿Qué tanto miras?"

"El color de tus cabello y ojos, son particularmente hermosos..."

Me mira levemente confundido pero decido voltearme al escuchar un fuerte carraspeo, un hombre completamente de negro y vendas en sus ojos deja un libro en la mesa del profesor, se ve un poco vago pero no soy quien para criticar vestimentas.

"Pónganse los uniformes y vayan al campo"

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Todos nos encontramos reunidos en el campo con caras de confusión, nadie sabía lo que teníamos que hacer y el hombre lo único que hacía era mirar en su teléfono. Agarro algo disgustada la tela de mi uniforme al sentir lo grande que me queda, como no es novedad se han equivocado en las medidas de mi uniforme de entrenamiento.

Me gustas-BNHA #BNHAwards18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora