La Venganza Del Biolito 3

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-Oh, Wormy! ¡No sabía que estabas tan malherido!

-No estoy seguro bzzz de poder bzzz continuar –respondió chisporroteando el hibrido de biolito.

-¡vamos! ¡Tú puedes con esto y más!

Pero estaba claro que Wormak necesitaba algo más que palabras de ánimo para recuperarse. Su habla, entrecortada por descargas eléctricas, era cada vez más ininteligible. Si pudieran encontrar algún lugar donde reparasen biolitos... Pero en el único lugar que se le ocurría, el castillo de biolito, no iban a recibirlos con los brazos abiertos precisamente...

-¡Oye! –Lanzo Romili al centinela-. ¿Te importaría dejarnos un momento a solas?

El centinela asintió y sin mediar palabra se quitó la cabeza, se la puso debajo del brazo y les dio la espalda.

-¿Qué...bzzz...piensas hacer? –pregunto Wormak.

-Mi cuerpo está infectado con el virus de biolito-respondió Romili-. Te lo transmitiré y te pondrás bueno.

-Supongo que dispones de datos...bzzz... científicos para respaldar esa teoría.

-¿Datos? Ninguno. Pero intuición si... Incluso si solo hubiera una oportunidad entre cien de salvarte, tengo que intentarlo Wormy.

Romili se ruborizo ligeramente:

-Pero basta de palabras –dijo, cerrando los ojos de Wormak con su mano buena. Unos instantes después, Wormak sintió una extraña sensación en los labios.

-...

-Con eso bastara –dijo Romili tras un silencio que pareció durar varios minutos-. ¿Y bien? ¿Ha funcionado?

-Aun no lo sé. Ni siquiera sé si un virus de biolito creado para afectar a la gente de carne y hueso como tú me hará efecto a mí.

-¡Estoy segura de que si! –contesto Romili, con tono indignado-. Una chica bellísima acaba de ofrecerte su primer beso y tú me vienes con esas. ¿Acaso no te das cuenta de lo importante que es un primer beso?

-Me temo que no...

Romili le dio la espalda, cruzo los brazos y frunció el ceño. Y entonces vio a dos hombres, no, dos biolitos y se puso en pie de un salto.

-¡Ustedes!

-¡Castor...Pólux! –exclamo Wormak.

El hibrido de biolito se puso en pie dificultosamente.

-¡Hola, hermanito! No te levantes por nosotros –dijo Castor.

-Eso, tu tranquilo –añadió Pólux-. Tu relajate y nosotros nos encargaremos de todo.

-Soy yo a quien buscan –respondió Wormak con calma-. Esta niña no tiene nada que ver con nosotros; simplemente la estoy... bzzz... usando para escapar del castillo. Dejen que se marche.

-Me temo que no va a poder ser, hermanito –le contradijo Castor-. Me temo que los dos van a venir con nosotros.

-Eso –añadió Pólux-. La buscamos a ella- Tu solo eres la cereza del pastel.

-¿Qué?

Wormak no entendía que interés podían tener Castor y Pólux en la doncella elfa. Ambos gemelos sonreían con la misma sonrisa taimada, disfrutando de la turbación de su hermano.

-¿Aun no lo has entendido, hermano?

-Esa niña lleva el necrometro en su interior.

-¿Qué Romili lleva el Necrometro dentro? –Wormak no daba crédito a sus oídos.

cuando dios cierra los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora