IV

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Capítulo 4: Desconocidos.


—¡Choi!— Llamó el policía. —Ya puedes salir.— La llave dio dos vueltas y la celda se abrió.

—Por fin se dieron cuenta que soy inocente.— Seung Hyun se levantó de la supuesta cama, -porque en realidad era una tabla- y sacudió su ropa en un intentó de alisarla. —A los verdaderos delincuentes los dejan en libertad, como al niño...

—Que te robó el celular, y ahora te extorsiona.— Terminó la oración el comisario. —Te oí contar esa historia durante toda la tarde, así que ya cierra el pico o te meteré otra vez, y en esta ocasión no me importa si viene tu abogado, el fiscal o tu madre.

—Espere, ¿Abogado? Pero yo no tengo...

Dio un paso fuera de la celda, y al observar por el pasillo encontró a quien lo esperaba al final, su corazón se le frenó por una milésima de segundo. La castaña mirada del licenciado Kang Dae Sung estaba sobre él.

—Mira Choi, si quieres volver a la celda, no tengo problema en meterte, pero te advierto que no es muy agradable esa cama por las noches.

—No... Está bien, me voy, ¿Dónde están mis cosas?

El oficial lo guió hasta la sala, donde al llegar lo obligaran a dejar sus pertenencias personales, como su celular y objetos que puedan ser dañinos. Seung Hyun cruzó la puerta de la delegación minutos después, sintiéndose libre otra vez.

Sin avanzar ni un escalón aún, esperó encontrar a Dae Sung. Quien venía tras él segundos después de resolver todos los trámites para su liberación.

—¿Qué sucedió con el indefenso Seung Hyun, al que todo le salía bien? No sólo das mal rendimiento en tu empleo, ¿Ahora también atacas señoritas en lugares públicos?— Lo sorprendió, hablando por detrás de él. —¿Dónde tenías la cabeza?

Ese era su dilema, no tenía la menor idea de donde tenía la cabeza cuando atacó a la chica en la librería. En ese momento, en ese preciso momento, solo pensaba en el ladrón de IPhones, y en su estúpida y encantadora sonrisa.

—Yo no te pedí nada, me hubieses dejado ahí. Dónde quedó tu, "No hay nada de ti que sea de mi interés."— Imitó su voz entre burlas, para luego ignorarlo al bajar por las escaleras hasta la avenida. No, no iba a agredecerle. Conservaría la poca dignidad que le quedaba.

—Ji Soo me lo pidió.— Respondió Dae Sung, siguiendo sus pasos con calma. —Seung Hyun...― Él se detuvo, pero sin atreverse a mirarlo de frente. Sabía exactamente lo que estaba por decir. Y no queria oirlo, pero lo hizo. —Realmente, no hay nada en ti que me interese.— Continuó el licenciado. —Eres un inútil, un idiota bueno para nada, ¿Realmente crees qué le importas a alguien? Pobre de Ji Soo, no se como es que aún...

Como si fuese un niño, Seung Hyun cubrió sus oídos. Ya no quería escucharlo, lo estaba hiriendo. En varias ocasiones había oído lo mal que hablaban cuando se trataba de él, y no le importaba, pero cuando era Dae Sung quien lo hacía, las palabras iban con mayor impacto, eran dagas que le destrozaban internamente.

Frenó el primer taxi que apareció en su vista y se subió, informando al conductor a donde quería ir. Sin darse cuenta volteó a verlo, el licenciado ya no estaba, solo quedó gravada su risa burlona en la cabeza de Seung Hyun, sus frías palabras, y su mirada de lástima. Y por primera vez, después de tanto tiempo, Choi Seung Hyun se arrepintió de haberse enamorado de Dae Sung. Por primera vez, lo estaba odiando. Por primera vez ya no le afectaba tanto verlo cada vez mas lejos de su alcance.

Revisó su cartera, notando que solo le alcanzaba para pagar un viaje, pero eso no tenía menor importancia. No quería ir a casa, el silencio le recordaría lo solo que estaba. Llegó al lugar indicado, pagó al conductor y bajó del coche algo mareado.

Corazón En Reparación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora