La tranquilidad del bosque se rompió con una encantadora risa infantil, seguida del gruñido de un lobo, más bien una loba blanca, que movía su cabeza, como si estuviera buscando a alguien… o más bien a alguien, la risa se vuelve a escuchar, la loba mira la cima de un árbol topando con una tierna niña de seis años, sus ondulado pelo castaño cae desordenado por su adorable rostro infantil, enmarcando sus llamativos ojos verdes de mirada inocente y divertida.
-Ya me encontraste Linka- exclama Fernanda saltando del árbol y golpeando el pelo de la loba.
-¡Fernanda! ¡ven a comer!- se escucha la vos de la madre desde la lejanía- la pequeña al escuchar trepa a la espalda de la loba.
-¡Vamos Linka, corre! -cuando la loba se hecha a correr la niña suelta una feliz carcajada.
Al llegar a la pequeña casa, Fernanda se baja de Linka y corre al interior, evita deliberadamente el comedor y va directo a la cocina, donde su madre le deja la comida, sin dedicar una sola mirada a su hija. Su rostro siempre cubierto, incluso Fernanda, que es su hija no ,conoce su cara. Su madre era una mujer fría, callada y muy enigmática.
Antes que la pequeña Fer se alcance a dar cuenta, su madre ya no se encontraba en el lugar, se apresuró a comer, ya que después de esto llega su parte favorita del día, jugar con sus amigos del bosque.
-¡Mami! Ya termine, ¿puedo salir a jugar? -Fer tenía la esperanza de que su madre estuviera distraída y dijera que si.
-Antes debes tu plato y todo lo que usaste -escucha la monótona y aburrida vos de su madre.
Suspirando con resignación, la niña ordena todo y corre al bosque.
Es aquí donde pasa horas y horas jugando con sus amigos, se juntan todos los días. A veces llegan niños nuevos, pero nunca se van.
-Ya es de noche, debo volver a casa -dice con resignación Fer.
-Nosotros también tenemos que irnos -dice Melissa, su mejor amiga, refiriéndose a ella y a su mellizo Mateo.
-Yo también me voy – agrega Isa, con tan solo tres años es la menor del grupo .
-Nosotros nos quedamos -responden los otros cinco niños.
A si fue como Fernanda camina durante veinte minutos sola por el bosque, pero como ya esta aburrida y lleva la mitad del camino recorrido decide llamar a su loba.
-¡Linka! ¡Ven! Por favor, ya me siento sola y no es agradable, ¡Ven bonita!
Linka aparece, lleva un bulto en el hocico. Fer se monta en su lomo y siguen su camino a la casa, el bosque esta muy silencioso, no se ve a ningún animal, es tal la calma que la pequeña se queda dormida en el pelaje de su amiga, vencida por el sueño.
Al despertar ya esta en casa de su madre.
Su madre… suspira al recordar cómo su madre le repite siempre que no debe estar allí, pera parece que aún no se a percatado de su presencia.
-Donde estará… donde… donde.. hola, aquí está, hasta que apareces.
La pequeña decide abrir sus ojos, odia esa vista, le provoca escalofríos, no lo comprende, solo son las muñecas de su madre, a ella nunca le había gustado los muñecos, y mucho menos los fabricados por su madre, se veían tan reales, incluso algunos parecen niños , es mas se parecen a sus amigos, uno es idéntico a Isa y lleva un medallón con el grabado de Isadora.
Decidió levantarse, camino lentamente a la mesa, sin atreverse a ir más rápido, su madre esta de espaldas a ella mientras construye otra de sus muñecas, era niña, se ve tan real, hasta la sangre de su pequeña herida en la cabeza aparenta ser muy real. La luz que usa su madre para realizar su trabajo, deja a la vista muchos periódicos, con rostros y letreros de desaparecidos, incluso están las fotos de sus amigos.
De repente su madre se da vuelta, mirándola fijamente.
-¿Ves está muñeca? – la niña asintió -pues mañana será la nueva niña del bosque ¡una nueva amiguita! ¿Qué te parece Fer?
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Micro-cuentos Y Cuentos
EspiritualBueno estos son micro cuentos o cuentos que suelo escribir al azar cuando me aburro, el título de cada uno es la pralabra o palabras en las que me inspire para escribirlos.