Desde luego que Adrien tuvo sueños, pero gracias a los dioses no se traba de ninguna profecía oculta o alguna pesadilla del futuro. Soñó con su vida antes de llegar al Campamento Júpiter, cuando Caroline aún estaba con ellos y todo era un poco más fácil. Se vio a si mismo de pequeño, jugando en el jardín de su gran mansión en París y a Caroline vigilándolo desde una banca bajo un gran árbol. Luego la escena cambio, se encontraba en una estación de policía norteamericana sentado al lado de su padre, un policía les decía algo y negaba con la cabeza. Y antes de que otro sueño llegara, Adrien se despertó de golpe.
Adrien se sentó en su apretujado saco de dormir, era el primero en despertar en toda la cabaña –algo un poco incómodo ya que era prácticamente un invitado– así que procuro no hacer tanto ruido mientras se acostaba nuevamente, no quería ser el responsable de despertar a la cabaña más ruidosa del campamento. Quedarse quieto en un lugar sería difícil para la mayoría de los semidioses, pero a diferencia de los demás, Adrien no tenía THDA ni dislexia; por un lado, era una ventaja, pero a veces hasta eso lo hacía sentirse un poco excluido incluso entre los demás semidioses.
Se quedó callado viendo el viejo techo de la cabaña por al menos media hora, hasta que por fin los demás campistas comenzaron a despertarse y la cabaña se puso en movimiento poco a poco. La jefa de la cabaña, Mylène, intentaba dar instrucciones a los campistas griegos, pero casi ninguno le ponía atención – "Ya estarían condenados a limpiar las calles de Nueva Roma si estuviéramos allá" pensó Adrien–. Al menos media hora más tarde ya se dirigían al comedor y, para sorpresa de Adrien, fueron los últimos de llegar.
Adrien siguió a los campistas de Hermes hasta su mesa para ocupar el mismo lugar de la noche anterior con la esperanza de poder disculparse con la chica que había hecho caer la noche anterior, pero ella lo ignoro y se sentó lo más lejos posible de él. Tomó su desayuno en silencio después de haber echado un poco de su comida a la fogata. Paseo la vista por la mesa, que incluso siendo un poco más grande que las otras mesas los campistas apenas y tenían hueco en ella, algunos incluso estaban sentados en sillas desiguales de lona como las que la gente usa al ir de camping.
Después del desayuno, el día de Adrien transcurrió de una manera curiosamente rápida. Dado que su campamento había ido de visita, los campistas griegos tenían el día libre de actividades para poder pasarlo con los semidioses romanos haciendo cosas de ocio. Pero Adrien no tenía con quien pasarlo, su único (y mejor) amigo, Nino, se había quedado en el Campamento Júpiter como castigo por no presentarse a tiempo a la formación de su fila justo cuando la legión se reunía – castigo que Adrien pensaba que su amigo se podría haber ahorrado si no hubiera sido la quinta vez en el mes–.
En fin, Adrien se pasó gran parte de su día rondado solo por el campamento, echo un vistazo por la arena y vio a unos chicos entrenando con el arco. Se acero un poco para ver como los chicos disparaban flechas con una puntería casi perfecta, uno de ellos incluso le pregunto si quería intentarlo. Unos minutos más tarde Adrien se encontraba apuntando a la diana, justo cuando soltó la flecha se escuchó un agudo chillido.
–¡Oh dioses del Olimpo! Lo siento, no quería interrumpir su práctica– soltó la chica, la flecha estaba a escasos centímetros de su cara. Adrien reparo en que era la chica con la que se había tropezado la noche anterior.
–Dioses, Marinette ¿estás bien? – uno de los chicos de Apolo se acercó a socorrerla, se le veía pálida, nada extraño dado que una flecha casi le atravesaba el cráneo.
–Sí, estoy bien. No fue... no fue nada.
–¿Estás segura? Perdona, debí tener cuidado. No era mi intención. – dijo Adrien. La chica, Marinette, lo miro con recelo, como si de verdad creyese que Adrien había tomado de blanco su cara.
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Cataclismo en el Olimpo (MLB y PJ) EN EDICIÓN
FanficMarinette Dupain-Cheng es una semidiosa griega que llega por primera vez al Campamento Mestizo, huyendo de los monstruos que la persiguen en el mundo mortal a ella y a su padre. Por otro lado, Adrien Agreste es un semidiós romano que aún no es rec...