Al fin consigo sentarme. Después de tres horas de desesperada búsqueda, me encuentro incapaz de comprender con exactitud qué es lo que paso desde el momento en el que recibí la llamada. El golpe de adrenalina bajó y puedo sentir claramente la sustancia escarlata que cubre gran parte de mi ropa, lo que hace que se me pegue al cuerpo.
El hombre que me mostro la placa hace un momento, esta vestido con un traje gris ostentoso, e intenta mantener una conversación con migo desde el miserable momento en el que me arrojaron a la camilla. Pero no consigo escuchar algo que salga de sus labios, o pronunciar palabra alguna; debido a que tengo los oídos tapados, y un nudo en la garganta.
- ... puede hacer eso por mí?- sus palabras prácticamente me colpean en la cara cuando logro concentrarme. Y debe de haberlo notado, porque me habla con una tranquilidad encontrada al aspirar cuando dice - señora, entiendo que esto es muy difícil para usted, pero ahora que sabemos que su salud se encuentra perfectamente, es necesario que me acompañe a un lugar más... privado.
Unos minutos más tarde, me encuentro recostada en un sofá de cuero negro con el detective justo frente a mí.
- Está bien. Vamos a hacer un proceso de recuperación de la memoria. Al estar tan asustada, ha suprimido parte de sus recuerdos del día de hoy. Y es necesario aclarar algunos detalles que puede haber pasado por alto en ese momento. - hace una pausa inconscientemente, como si quisiera recuperar fuerzas perdidas. Pero su mirada sigue siendo de comprensión, así que intento sonreír, para demostrarle que estoy dispuesta a ayudar en lo posible para encontrar a mi hijo - ahora... cierre los ojos. Y concéntrese en todos y cada uno de los detalles que pueda recordar. ¿qué sintió, olió, escuchó o vio desde el momento en el que atendió su teléfono móvil?
Respiro hondo y me veo a mi misma. Estoy sentada en el escritorio, luego de una mañana terrible. Extrañada por recibir una llamada de un numero privado para variar.
- ¿Hola?
Un susurro, como si alguien hubiera dejado el teléfono y estuviera hablando para sí mismo.
- ¿Perdón? ¿Con quién hablo?
- No lo volverás a ver.
No estoy muy segura si puede describirse como una voz tétrica. Pero si seca. Sin sentimiento alguno. Puedo sentir el sonido del viento al otro lado de la línea, sin edificios que lo paren y también, el de un... ruido metálico. Un tractor. Como si el hombre misterioso estuviera en algún campo.
- ¿Mamá? - Sollozos
Mi corazón da un vuelco al reconocer esa voz. E intento desesperadamente recuperar la llamada, cuando escucho claramente, cómo alguien cuelga el auricular. Impidiéndome saber algo más acerca de mí bebe.
Allí fue cuando me comuniqué con el 911. Me dijeron que irían a mi casa a hacerme unas preguntas. Pero llegaron tarde, yo ya había tomado las llaves del auto y me dirigía rumbo a la casa de mi hermano.
- Él vive en un campo cerca de allí y supuse que podría ayudarme- Sollocé al detective
- Todo esta bien. Ahora, estaba con su hermano. ¿Qué fue lo que él le dijo?
- No sé qué decir - Tom es realmente una buena persona, siempre dispuesto a ayudar a los demás, pero es demasiado inocente, nunca espera que algo malo pase, y cuando sucede, no lo cree posible - no se me ocurre quién podría tenerlo. Siéntate. ¿estas completamente segura que era él? ¿Qué era John?
Está jugando con migo. Tiene que estarlo. Le comunico con la mirada todas y cada una de las palabrotas que se me ocurren en este momento. ¿Cómo podría una madre no reconocer la voz de su hijo?
- Bueno, y ¿qué dicen en la escuela?
- Que se presentó solo a la mitad de las clases, nadie sabe dónde fue. - mi cabeza era una máquina. - Tiene que haber sido durante el receso. Que fue a las... 12:45. Lo que le dio al hombre exactamente 47 minutos para secuestrar a mi hijo, llevarlo a algún lugar en el campo y telefonearme. Por lo que no puede estar muy lejos de aquí. ¿no es así?
- Así es. Pero si de algo puedes asegurarte es que no fue ninguno de mis 3 vecinos. Los conozco hace 10 años, y si bien sé que no lo harían. No podrían aunque quisieran. El menor de ellos tiene bien cumplidos los 71. Sin embargo, hay como 20 casas y granjas subiendo la colina a la derecha. Si estas segura que John está en un campo, está en uno de esos.
Suficiente para mí. Por lo que paso la siguiente hora y media recorriendo casa por casa. Hasta encontrar una algo alejada, y que también posea un tractor. Es sorprendente la cantidad de personas que usan esas viejas maquinarias hoy en día. No tengo suerte en ninguna: señoras mayores solas, adolescentes divirtiéndose un rato, y hasta granjeros cansados de la soltería. Cuando ya no tengo fuerzas para más. Bajo la guardia y le termino relatando la historia a una viejecita muy amigable. Quien, para mi suerte, conoce la existencia de una pequeña granja abandonada hace años, en donde podría buscar.
Vuelvo a mi, solo por unos instantes, pero puedo notar el sudor en mis manos y en mi cuello. La suave voz del detective me hipnotiza hasta que me encuentro otra vez conduciendo. El paisaje es anormalmente parecido. Pareciera que voy por un túnel de imágenes sin fin; hasta que por suerte, diviso algo similar a una granja destrozada en la distancia.
Prácticamente salto del auto al notar que nadie sale cuando hago sonar la corneta, y corro hacia el depósito en la parte de atrás del terreno.
Empujo la puerta silenciosamente y me deslizo dentro de la habitación; en ella, puedo distinguir el inconfundible olor del mar, una vieja lancha, algunas sogas enredadas, tablas de surf y en la pintura de la pared, la marca de que había un ancla colgada allí hasta hace poco. Pero en el frenesí del momento, lo ignoro completamente
De repente, siento en mis pies algo diferente. Y cuando me inclino para mirar, caigo por el horror en medio de un charco de sangre.
Abro los ojos. Respiro con anormalidad. Siento las lagrimas en mis mejillas. No me había dado cuenta que estaba llorando desde que empecé a hablar. Busco consuelo en los detectives y en la mujer vestida de bata blanca, que con una mirada compasiva, me animan a seguir. Respiro muy profundo y me introduzco, de nuevo, en mis recuerdos.
El sonido de mi celular, me distrae de toda clase de horribles pensamientos y noto que, al agarrarlo, lo tiño de rojo vivo.
- ¿Dónde lo tienes? - intento decir. Aunque no suena con la potencia esperada, es lo mas parecido al enojo que puedo expresar ahora mismo.
Silencio.
Gaviotas.
Fin de la llamada. Siento la superficie dura y húmeda del piso al desmayarme.
Vuelvo a estar recostada sobre el sofá negro. Y esta vez me dirijo al detective cuando digo:
- Es lo único que puedo decirle - Al ver las miradas de todos mis oyentes, me enfurezco - ¿Por qué no están buscando a mi bebe? ¡No ganan nada intentando tranquilizarme!
- De hecho señoraha sido de mucha ayuda y, si me permite, ahora necesito hacer una llamada. - se acerca un poco a la puerta, aunque no se retira del todo. Consigo escuchar algunas palabas, pero son suficientes para calmarme.
- "¿Lewis?; llame urgente a Occonnor. Dígale que investigue... barcos de la zona... y mande patrullas inmediatamente a toda la costa. El niño está allí".